El nacimiento del concepto moderno de Estado

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Jean Bodin y la cuestión de la soberanía

Jean Bodin.

Jean Bodin (1529 - 1596) nos ofrecerá una definición de la soberanía en parte como respuesta a esta desestabilización que son las teorías de los monárquicos por las que tenía miedo.

La presentación del pensamiento de Jean Bodin fue un acontecimiento importante en el pensamiento político y filosófico europeo, veremos los límites de la autoridad política que hacen de Bodin el gran teórico y artesano del concepto de estado y soberanía. Hay en él una idea esencial desarrollada en respuesta a las teorías monárquicas que se puede resumir en tres palabras: para existir, la soberanía debe ser indivisible, absoluta y perpetua. En otras palabras, con Jean Bodin, se afirmó una definición de la soberanía que permite la concentración del poder, en contraposición a las teorías monárquicas. Bodin y la respuesta monárquica a las teorías de los monarcas.

Bodin es quizás el más grande jurista del siglo XVI francés que estudió derecho en Toulouse y sobre todo es autor de dos obras muy importantes, una titulada "La Méthode pour étudier l'Histoire" de 1566 que es un estudio de los regímenes en una perspectiva comparativa que intenta aclarar la noción de soberanía, la otra obra de 1576 es "Les six livres de la République" (Los seis libros de la República). Entre 1566 y 1576, Bodin nos da dos visiones diferentes de la política y la soberanía.

Bodin afirmará la necesaria concentración de poder afirmando que esta concentración es necesaria para el buen funcionamiento del Estado ya sea monárquico, aristocrático o democrático. Defiende la idea de que necesitamos identificar las competencias de cada uno para que el estado funcione correctamente.

La pregunta que le va a perseguir es qué derechos y prerrogativas pertenecen a una sola autoridad, que una sola autoridad posee en forma exclusiva y sin compartir; ¿existen en los Estados y las monarquías, en el funcionamiento del Estado, competencias que pertenecen básicamente a una sola entidad que son patrimonio exclusivo del Estado?

Se trata de un razonamiento obsesivo que se basa, en primer lugar, en la división tradicional del derecho romano del imperio, que divide el imperio entre la soberanía mayor y menor, es decir, los atributos de la soberanía que eran más importantes y los atributos de la soberanía que eran menos importantes.

El imperium merum es la mayor soberanía del que tiene la espada, el poder y las armas, pero se basó en esta división que plantea la pregunta de si los romanos dividieron la soberanía en imperium merum e imperium mixum, ¿hay poderes que deben asociarse sólo a una entidad? Paralelamente a esta pregunta que se hizo a sí mismo, adoptó una perspectiva histórica comparativa que daba gran importancia a las costumbres locales.

Bodin definirá la soberanía, que ya no debe dividirse en soberanía mayor y menor. Para ello se basará en numerosas lecturas del derecho romano, por supuesto, pero sobre todo profundizará en la historia de las naciones y en la historia comparada de los Estados, haciendo hincapié en el papel de las costumbres y señalando que cada Estado tiene sus propios mecanismos jurídicos y visiones diferentes. Toma prestada de Aristóteles la visión griega, de Polibio la visión romana, de ciertos juristas medievales, se sumerge en la historia del derecho pasado para ver si se puede extraer una definición única de la soberanía.

Su primera tentativa se encuentra en su primera obra de 1566 "El método de estudio de la historia", que es un gran estudio comparativo de los regímenes políticos: es necesario comparar todas las leyes de todos los Estados o de los más libres y elegir la mejor muestra; es un verdadero estudio comparativo del derecho público.

Después de su análisis de los diferentes regímenes políticos, llega a descubrir que la soberanía puede ser definida por cinco atributos:

  • designación de magistrados y atribución de poder a cada uno: el soberano puede designar magistrados y atribuir poder a cada uno
  • puede establecer o abolir leyes: el soberano, quienquiera que sea, el cuerpo político o el pueblo, puede establecer y abolir leyes
  • puede declarar la guerra y/o hacer la paz*
  • Es el cuerpo que puede escuchar a los magistrados como último recurso.
  • poder de vida o muerte sobre los individuos

Todo soberano tiene estos cinco atributos, la soberanía se define por estas cinco características ya sea la soberanía de un rey o del pueblo, estos son los atributos de la soberanía moderna.

La primera definición de soberanía que se nos ofrece, que es muy legal, tiene una serie de consecuencias para la definición de los cinco atributos presentados por Bodin. En primer lugar, hay una verdadera aclaración de los poderes públicos, básicamente al presentar y describir estos cinco atributos de lo que constituye la soberanía y el poder soberano, Bodin actúa como aclarador de los poderes de quién.

La primera consecuencia es que los monarcas habían afirmado un cierto número de cosas, Bodin aclara las prerrogativas de los poderes públicos.

La segunda consecuencia es que rechaza la visión de la constitución mixta de Maquiavelo y sus herederos humanistas y admiradores de Roma que se había apoyado: si se opone a una división y dispersión de la soberanía, a la división de poderes, no va a defender una constitución que por definición divide el poder; en otras palabras, el hombre que tiene una fuerte concentración de poder no va a apoyar una idea que distribuye el poder en diferentes entidades.

La tercera consecuencia es que Bodin va a presentar una visión de la soberanía como indivisible: es la afirmación de la idea de que la soberanía es indivisible; al enfrentarse a la confusión que puede causar la división de poderes, va a estar en contra de la división de la soberanía.

La cuarta consecuencia es que el poder supremo no puede ser compartido e incluso es peligroso crear poderes que se controlen mutuamente; es radicalmente hostil a la idea de que el Estado vea sus poderes multiplicados y compartidos de tal manera que se diluyan.

Afirmar que "la soberanía es indivisible", para Bodin, no implica que el rey tenga todos los poderes, "soberanía indivisible" no significa "soberanía ilimitada" en 1566. El rey es ciertamente la fuente de poder, pero su poder es y debe ser limitado, Bodin tiene un papel partidario en el papel político de los parlamentos en la validación de ciertos actos jurídicos.

Cuando escribió "El Método para estudiar la historia", la noción de indivisibilidad que defiende le avergüenza, es como si hubiera propuesto algo con lo que no sabe qué hacer. Uno se da cuenta de que está afirmando los atributos de la soberanía y su indivisibilidad, pero también se da cuenta de que no se siente muy cómodo con esta noción.

Decir que el poder es indivisible no responde a la pregunta de su extensión, en otras palabras, la soberanía no responde a la pregunta de hasta dónde llega el poder y cómo se ejerce. La labor de Bodin deja gradualmente una serie de zonas grises en la cuestión de si hay o no competencias que deben compartirse. En el ejemplo de la pena de muerte, cuando un juez condena a una persona a muerte, ¿no está el juez que tiene el poder por delegación del rey en algún lugar ejerciendo un acto de soberanía?

Puesto que el poder de la vida y la muerte es un atributo de la soberanía, entonces el juez en algún lugar tiene un pedazo de soberanía; decir que el poder es indivisible para Bodin le hace pensar que ha respondido mal a la pregunta de los límites y la definición de la soberanía.

Bodin definió los atributos de la soberanía, pero se dio cuenta de que otras personas que no sean el rey pueden ejercer una parcela de soberanía, decir que el poder es indivisible no responde a su pregunta.

Se necesita una segunda obra para aclarar sus observaciones sobre la indivisibilidad, "Los seis libros de la República", que permitirá a Bodin afinar su punto de vista; la soberanía es indivisible, pero sobre todo absoluta y perpetua. Para Bodin, existe en cada comunidad política, un cuerpo, una entidad, un rey, un individuo, un grupo en el que se concentra todo el poder del Estado; este poder que él llama soberanía es indivisible, absoluto y perpetuo.

Esta idea permitirá a Hobbes decir que quien tiene soberanía no es ni el rey ni el pueblo, sino el Estado. Es la idea de afirmar que hay en cada cuerpo político, un individuo o un grupo de individuos que tiene todo el poder y en el que se concentra todo el poder y la soberanía.

Jean Bodin — Método de estudio de la historia, 1566

En este libro, Bodin explica la soberanía y afirma la indivisibilidad. Es un texto importante porque es un texto fundador de la teoría política.

Bodin da una definición de los términos que utiliza En el párrafo sobre el magistrado estamos en un momento en que la cuestión de qué es un magistrado, Bodin sintió la incertidumbre terminológica que rodea la definición de un magistrado.

Da una definición bastante clásica.

« El término "magistrado" se aplica sólo a la autoridad civil o militar. »

Es en función del arrepentimiento de la autoridad civil o militar que se puede utilizar el título y el nombre del magistrado.

« Por lo tanto, llamaremos magistrado a cualquier hombre que participe en la autoridad pública. »

La persona que ejerce una parcela de autoridad pública se llama magistrado y la cuestión es si un magistrado entre magistrados ejerce esta soberanía, con un "primus inter pares", ¿quién es el titular de esta soberanía?

« ¿Quién reconocería entonces como magistrado a un hombre sin albacea e incapaz de ordenar nada? Esto puede ser coherente con los cargos y honores, pero con la autoridad no es así. Y en este punto Charles Sigonio y N. Grucchi se equivocó al pensar, después de Festus, que se les debía dar, si no autoridad, al menos poder. Pero en este punto, se deben seguir las reglas de los jurisconsultos, no las de los gramáticos: para ellos, las potestas son a veces iguales y a veces superiores al imperio. »

El magistrado que ejerce su poder y autoridad tiene un poder igual o incluso a veces superior al imperio; hay magistrados y desigualdad de poder dentro de los propios magistrados.

Algunos simplemente cumplen órdenes, otros son verdaderos poseedores de la soberanía; es la idea de que hay diferentes categorías de magistrados, algunos tienen el poder de ejecutar lo que es la potestas y otros tienen el imperio.

« (De la soberanía) Llegamos a la definición de autoridad suprema en la que reside el principio de la República, Aristóteles la llamó el poder político supremo o autoridad suprema, los italianos el Señorío, y nosotros la soberanía (suveranitatem) mientras que los latinos usaron el término poder supremo (summa rerum) y autoridad suprema (summum imperium). »

Esta noción, oh tan importante, que es el atributo de un magistrado, ha tenido diferentes nombres en la historia.

« Así que cuando comparo los argumentos de Aristóteles, Polibio, Dionisio y los principales jurisconsultos, y los comparo con la historia de los estados, veo que la soberanía consiste en cinco atributos esenciales: la primera y más importante es nombrar a los más altos magistrados y definir a cada uno su cargo, la segunda es promulgar o derogar leyes, la tercera es declarar la guerra y concluir la paz, la cuarta es juzgar en última instancia sobre todos los magistrados, y la última es tener el derecho de vida y muerte en los lugares donde ni siquiera la ley presta clemencia. »

Esta última competencia le hace dudar, porque si el soberano es el que decide sobre la vida o la muerte de alguien y es el juez el que decide sobre la vida o la muerte de alguien, entonces el juez es el titular de una puerta de soberanía a menos que haga a los jueces titulares de toda la soberanía; hay una inconsistencia en su razonamiento.

Para que sea la prerrogativa de un solo poder, los jueces nunca tienen soberanía, sino que ejercen el poder incluyendo la vida y la muerte sólo por delegación. Bodin hará la distinción.

« El que posee según su estatuto autoridad, jurisdicción o cualquier otro atributo de este tipo puede considerarlo como su verdadera propiedad, y puede delegar en otro, como escribe Ulpian sobre la jurisdicción en su libro sobre "Las costumbres de los ancianos": pero el que posee una delegación no puede pasarla a un tercero más de lo que lo haría para un objeto en préstamo: de lo contrario sería acusado de robo. »

Cuando se es soberano se puede delegar el poder, pero la persona a la que se delega el poder no puede pretender ser el titular de esa soberanía, sólo la ha recibido por delegación, pero nunca es el propietario.

En 1576, Bodin aclarará su respuesta diciendo que la jurisdicción es indivisible, absoluta y perpetua. Bodin llegó a esta conclusión a partir de 1576 por dos razones, una teórica y otra política.

La razón teórica responde a la pregunta de si el rey debe recibir el consentimiento de ciertos cuerpos del estado para ciertos actos legales, en algún lugar, ipso facto, se comparte la soberanía. Bodin quiere aclarar una confusión, teóricamente lo que argumentó en 1566 es sólido, pero no quiere ningún malentendido.

La masacre del día de San Bartolomé por Giorgio Vasari, 1572-1573.

La segunda razón es política, han aparecido dos obras monarcómacos, han publicado trabajos afirmando la posibilidad de resistir al soberano y resistiendo porque en algún lugar el cuerpo político tenía una parte de la soberanía, esta idea aborrece a Bodin.

Los monarcómacos de Bèze, Hotman y Junius Brutus afirmarán que se puede resistir al rey porque el cuerpo político ha delegado su poder, ya que el rey Bodin debe tener el poder, hay que luchar contra los escritos monarcómacos. No hay nada mejor para combatirlos que aclarar la idea de soberanía haciéndola un atributo único, indivisible y perpetuo.

Le massacre de la Saint Barthelemy de 1572 a provoqué des remous et installé un climat d’instabilité politique en France, la pensée de Bodin est une pensée de l’ordre, quelque chose relève de la provocation anarchique chez les monarchomaques, c’est une pensée de l’ordre dans un contexte de désordre. Le contexte social et politique de l’époque, la volonté de lutter contre les écrits monarchomaques et le sentiment de Bodin d’avoir laissé des contradictions dans ses écrits de 1566 va le mener à rédiger son ouvrage de 1576 qui est ‘’Les six livres de la République’’.

La respuesta de Bodin es compleja, razonó paso a paso, si la soberanía es y debe ser indivisible, una y absoluta, entonces ningún acto de resistencia por parte de un sujeto está justificado; es interesante observar que Bodin, un católico convencido, utilizará los argumentos de Lutero y Calvino para desmantelar la teoría de la resistencia.

El primer paso es que no se tolera ningún acto de resistencia porque omni potestas a deo, el segundo paso es que hay casos en los que la resistencia es posible en el caso de un monarca usurpador que no tiene legitimidad, con la excepción de lo que él llama el tirano usurpador la resistencia es vena. El tercer paso es que para evitar cualquier forma de resistencia, es necesario afirmar el absolutismo, el principio de la soberanía absoluta.

En otras palabras, sin recurrir a una justificación teológica de la soberanía absoluta, para basar la soberanía absoluta en argumentos distintos de los teológicos, debe basarse en el argumento de la necesidad. Es necesario para el orden y el funcionamiento del Estado que la soberanía sea indivisible y absoluta.

La última etapa de su razonamiento es que la soberanía para Bodin es un todo, un atributo único del poder público, pero sobre todo el carácter esencial de la soberanía es el poder de promulgar y derogar leyes.

Esta idea es esencial, lo que Bodin nos dice es que la soberanía no sólo es indivisible, absoluta y perpetua, sino sobre todo que lo que hace al soberano entre todos los atributos, el más importante, es el poder de hacer y deshacer la ley; el soberano es el que hace y deshace la ley.

En otras palabras, el soberano es, por lo tanto, el legislador para Bodin, la cuestión no es quién es el legislador: para Bodin, el legislador es el rey. Para que el Estado funcione bien y para que el poder legislativo se ejerza en orden, el régimen monárquico es el más propicio para esta concepción de la soberanía.

Hay que tener cuidado de decir que la monarquía es el mejor de los regímenes porque sólo el rey tiene la soberanía; el rey debe estar enmarcado por frenos que en el derecho público francés se llaman las leyes fundamentales del reino. El Rey de Francia puede legislar y adoptar la ley y promulgar otras leyes, pero no puede violar las leyes fundamentales del reino, en cierto modo el soberano está limitado.

Bodin da el ejemplo de la ley sálica que es la ley fundamental del reino de Francia diciendo que la corona es transmitida por los herederos varones. La otra ley fundamental que el soberano debe respetar son las leyes naturales y las leyes de Dios y más precisamente el soberano debe respetar siempre la ley natural siendo el derecho a la libertad que rechaza la arbitrariedad y el soberano no puede expropiar a un individuo.

Su definición de la soberanía tendrá un inmenso impacto, Bodin definirá la noción de soberanía de una manera totalmente nueva al convertirla en un elemento esencial del concepto de estado.

Sin embargo, escribió, en un momento en que en algunas partes del mundo está surgiendo algo nuevo y misterioso, es una revolución en el orden de la epistemología, el orden del conocimiento; esta revolución es la revolución científica. Maquiavelo había tratado de sentar las bases de la república, los monarcómacos habían traído la idea de que sólo se puede resistir a la autoridad política bajo ciertas condiciones, Bodin propone una definición muy centralizada de la soberanía, pero de alguna manera Hobbes se va a beneficiar de una revolución en el orden del conocimiento.

Para Bodin, la soberanía, es decir, el poder público pertenece a un poder que le pertenece sólo a él, es una soberanía que tiene tres características:

  • perpetuo;
  • absoluto;
  • inaliénable.

Poco antes de 1566 y especialmente en 1576, Bodin llegó a la conclusión de que la soberanía se construye en torno a estos tres criterios. Para que una persona sea llamada "soberana", esto implica que debe ejercer un cierto número de competencias que sólo le pertenecen a él.

Bodin es el primero en definir la soberanía indicando que la persona o institución que la posee tiene competencias que son ejercitables y le pertenecen sólo a él. Hobbes va más allá al decir que la entidad que posee un cierto número de competencias exclusivas es el Estado que posee en su propio nombre un cierto número de competencias exclusivas que Bodin llamó soberanía.

Bodin propuso esta definición bastante amplia de la soberanía, y la convirtió en el atributo de lo que se llama la república o el poder público sin dar el nombre de estado.

Bodin définit de manière entièrement nouvelle la notion de souveraineté en s’appuyant sur ces trois caractéristiques, comment et où ?

Jean Bodin – Los seis libros de la República, 1576

Prefacio a " Los Seis Libros de la República " (1576) de Jean Bodin.

El capítulo VII se titula "De la soberanía". Podemos ver que Bodin es un formidable y temido jurista porque tiene una mente extremadamente sintética, pero sobre todo tiene una mente extremadamente clara.

« La soberanía es el poder absoluto y perpetuo de la república [...] El fundamento principal de toda república, y más aún desde que hemos dicho que la república es un Gobierno de derecho de varias familias, y de lo que es común a ellas, con poder soberano" de con poder soberano. »

Bodin nos dice que lo que se llama una república y que puede tomar muchas formas, desde un gobierno popular, una aristocracia o un poder real, este régimen de la república tiene una característica única que es que tiene un poder soberano. En otras palabras, ya sea un hombre, un grupo de hombres o el cuerpo político entero, la respublica tiene el poder soberano.

A continuación, analiza la noción de perpetuo:

« He dicho que este poder es perpetuo, porque es posible que a uno o más se le otorgue el poder absoluto en ciertos momentos, los cuales, cuando expira, no son más que súbditos; estando en el poder, no pueden llamarse a sí mismos Príncipes Soberanos, ya que sólo son depositarios, y guardianes de este poder, hasta que le plazca al pueblo o al Príncipe revocarlo, el cual siempre permanece incautado de él. »

El poder soberano que es el atributo de la respublica es perpetuo porque nunca se detiene en el tiempo, siempre dura en el tiempo, no hay tal cosa como una república temporalmente soberana; existe la idea de que la república tiene soberanía, cualquiera que sea la forma que esa república tome para siempre. El Estado es soberano permanentemente.

Bodin especifica un caso concreto. Es necesario insistir en este punto porque hay momentos en la historia en los que se ha arrojado un velo sobre la libertad del Estado, son los momentos en los que reina un estado de excepción: hay un momento en la historia en el que el cuerpo político, el Estado, no es enteramente dueño de sus competencias que se han levantado y puesto entre paréntesis durante un cierto período de tiempo.

César (marbre d'après l'antique), jardin des Tuileries.

Este momento bajo Roma fue llamado el tiempo del dictador, hoy en día se habla en el derecho público de un estado de excepción: es la idea de que hay momentos en que la libertad está amenazada como con la Ley Patriota en los Estados Unidos, la ley no se aplica o ya no se aplica de la misma manera. Bodin es consciente de que hay momentos en que la ley se suspende por el bien y la salvaguardia de la república, considera que son momentos en que la soberanía se pone entre paréntesis.

Bodin quiere reafirmar el carácter perpetuo y por lo tanto indefinido en el tiempo de la soberanía.

Roma tenía una disposición en su constitución, en la época de los romanos el Dictador era horroroso: cuando la República Romana estaba amenazada, el Senado Romano podía suspender la aplicación de las leyes de acuerdo con la aplicación constitucional y exigir a un dictador que tuviera plenos poderes para defender la República a toda costa, era una época en la que las leyes estaban suspendidas; el dictador se regía por decreto y la constitución romana así lo preveía. La única condición que tenía este Dictador era que no viniera de Roma para no tomar partido o emanar de una comunidad.

El Senado votaría para suspender las leyes, llamar a alguien de fuera para gobernar por decreto en los casos en que se viera amenazado; este hombre, este grupo de hombres llevados a gobernar Roma por estas medidas excepcionales se llamaba el Dictador.

Es una inversión de la terminología, en Roma, ser Dictador era un gran honor porque había una confianza extraordinaria, obviamente el dictador tenía poderes sólo por un tiempo determinado y el estatus era controlado y renovado por el Senado.

Bodin es perfectamente consciente de que se ha echado un velo sobre la libertad y las leyes, consciente de ello reafirma que la soberanía no puede sufrir la idea de la excepción, siempre está ahí; no se puede suspender el poder público de sus competencias. Como el Dictador no tenía soberanía, no fue suspendido, es perpetuo. En otras palabras, la soberanía es perpetua, e incluso cuando llega el Estado de excepción, no desaparece, el Estado sigue siendo soberano.

« Lo que es el poder absoluto. Ahora pasemos a la otra parte de nuestra definición, y digamos lo que estas palabras significan, PODER ABSOLUTO. Porque el pueblo o los señores de una República pueden dar pura y simplemente poder soberano y perpetuo a alguien para que disponga de los bienes, las personas y todo el Estado a su gusto. »

La soberanía es absoluta porque no se puede delegar; más precisamente, si delegamos el ejercicio del poder a los magistrados no les estamos delegando la soberanía, les estamos dando el poder de ejercer, les estamos dando un cierto número de poderes, pero eso no significa que ellos hereden la soberanía; en otras palabras, ellos ejercen parcelas de soberanía, pero no la poseen porque la soberanía es absoluta y el príncipe no puede deshacerse de ella.

Esto implica que el soberano está siempre por encima de la ley; podemos ver muy bien que, en el fondo, si es absoluta e inalienable, es porque quien posee la soberanía tiene el poder de hacer y deshacer leyes, característica esencial de la soberanía y de hacer y deshacer leyes.

El que tiene la soberanía, su poder entre otros, es el poder de hacer y deshacer la ley; para Rousseau, el que hace y deshace las leyes es el pueblo, por lo tanto el pueblo es soberano.

« Además, la soberanía dada a un Príncipe bajo cargos y condiciones, no es propiamente soberanía, ni poder absoluto, salvo que las condiciones impuestas en la creación del Príncipe, sean de la Ley de Dios o de la naturaleza, como se hace después de la muerte del gran Rey de Tartaria... Ahora bien, los soberanos no deben de ninguna manera estar sujetos a los mandamientos de los demás, y deben poder dar la ley a sus súbditos, y romper o destruir leyes inútiles, para hacer otras nuevas: Lo que no puede hacer el que está sujeto a las leyes, o los que le gobiernan. Por eso la ley dice que el Príncipe está absuelto del poder de las leyes, y esta palabra de la ley lleva también en latín el mandamiento del que tiene la soberanía. »

El titular de la soberanía es el que hace y deshace la ley, pero como en la mente de Bodin es el rey, está por encima de las leyes, no se aplica a sí mismo las leyes que promulga, cambia y modifica.

Bodin hace una distinción entre la ley y el contrato; los monarcómacos dijeron que el rey hacía un contrato con sus súbditos, los gobernantes no pueden hacer nada porque según Junius Brutus, los reyes tienen el poder del pueblo.

El contrato entre gobernante y gobernados no es la cuestión de quién hace la ley, ataca la visión de los monarcómacos que dedujeron el poder del cuerpo político de la idea de contrato, porque Bodin no se puede deducir de la idea de contrato que el cuerpo político tiene todo el poder, sólo el rey hace y deshace la ley, entonces es el soberano.

« Por lo tanto, la ley y el contrato no deben confundirse, ya que la ley depende de quien tiene la soberanía, que puede obligar a todos sus súbditos, y no puede obligarse a sí mismo; y el acuerdo es mutuo entre el Príncipe y los súbditos, lo que obliga a las dos partes recíprocamente. Y una de las partes no puede contravenirla en perjuicio y sin el consentimiento de la otra. »

Para Bodin, se hace un contrato con el rey que hace y rompe la ley, no es porque el príncipe decrete y proponga leyes en nombre de la soberanía que no agraden al cuerpo político que pueden derrocarlo.

Para Bodin, el cuerpo político ha hecho un contrato con el príncipe, pero no le quita el hecho de hacer y quebrantar la ley, no defiende una visión ascendente del poder.

« De qué manera los que han escrito sobre el deber de los Magistrados, y otros libros similares, se han equivocado al argumentar que los estados del pueblo son mayores que el del Príncipe, algo que hace que los verdaderos súbditos se rebelen ante la obediencia que deben a su Príncipe soberano. »

Los monarcómacos han abusado al tratar la ley y el contrato como un todo idéntico.

Si la soberanía es perpetua, absoluta e inalienable, pertenece sólo al Estado, si es perpetua implica que quien tiene el poder, el rey, cuando muere, no se lleva la soberanía con él, sigue estando ahí.

Ese es todo el sentido del argumento de "El rey ha muerto, viva el rey": la muerte del soberano legítimo no implica el fin de la monarquía y de la soberanía, no es porque muera el que ejerce la soberanía que la soberanía muere con él; es un atributo de lo que él llama poder público, por eso es perpetuo, no está ligado a un hombre o al titular del poder, siempre está ahí, se transmite de un titular del poder a otro.

« Porque es cierto que el Rey nunca muere, como se dice, (pero) tan pronto como el in está muerto, el varón más cercano de su estoc se apodera del reino, y en posesión (de él) de antemano. »

Bodin reafirma la distinción entre el príncipe y los magistrados, es decir, cuando el magistrado ejerce el poder, es en esto en lo que la soberanía es absoluta; no posee la soberanía, sino que simplemente ejerce el mando.

« Así pues, puede juzgarse que hay dos clases de mando por parte del poder público: una en la soberanía, que es absoluta, infinita y por encima de las leyes, los magistrados y los particulares; la otra es legítima, sujeta a las leyes y al soberano, que es propia de los magistrados y de los que tienen un poder extraordinario de mando, hasta que son destituidos o su mandato ha expirado. El Príncipe Soberano reconoce, después de Dios, nada más grande que él mismo; el magistrado después de Dios, el Príncipe Soberano su poder. »

Para Bodin, el juez no es soberano porque hay que distinguir entre el que tiene la soberanía y el que la ejerce por mandato: el magistrado, al ejercer su poder, no posee la soberanía, ejerce su mandato en nombre del soberano que le ha delegado la soberanía.

En el capítulo IV "Sobre la comparación de las tres repúblicas legítimas, a saber, el pueblo, la aristocracia y el Estado Real, y que el poder real es el mejor", Bodin afirma que la soberanía que ha definido como absoluta, perpetua e inalienable se ejerce básicamente mejor sólo si es un príncipe. En otras palabras, la soberanía se ejerce de manera más eficaz cuando es el gobierno de uno solo; el régimen que más probablemente respete estos tres poderes es cuando hay un solo soberano.

Esta es la teoría de la monarquía absoluta que hace de la monarquía el poder más útil de la sociedad; he aquí un jurista muy talentoso que defiende la idea de la soberanía absoluta ejercida por el poder real. Muchas monarquías usan la teoría de Bodin para justificar su poder absoluto: después de Bodin, muchos juristas reales defenderán no la teoría de la soberanía absoluta, sino la teoría de la monarquía absoluta. Bodin le dio al absolutismo un fundamento legal claro y preciso al atribuirle al rey una soberanía absoluta, perpetua e inalienable.

Con Bodin termina el tercer pilar necesario para que los filósofos propongan realmente una definición del estado. Bodin siempre hablaba de la República un poco como Maquiavelo, que proponía una reflexión sobre los vicios y virtudes del ciudadano, pero también sobre las condiciones de existencia de la República. Los monarcómacos estaban interesados en otra cuestión, la de si había casos en los que se podía resistir al Príncipe, Bodin había añadido una teoría de la soberanía absoluta, perpetua e inalienable.

Sobre estos tres pilares, un hombre construirá y propondrá la primera definición del Estado como una entidad moral indiferente, es decir, Thomas Hobbes, la Respublica de Thomas Hobbes se convertirá en el Estado.

Le concept moderne d’État : Le Léviathan de Thomas Hobbes (1588 - 1679)

Thomas Hobbes: portrait par John Michael Wright (National Portrait Gallery, Londres).

Hobbes a proposé cette synthèse dans un contexte qui a changé, il ne fait pas la synthèse de Machiavel et de Bodin hors contexte. Hobbes est important parce qu’il révolutionne la philosophie politique ainsi que le droit en donnant une nouvelle signification au terme d’État, mais surtout en voulait proposer pour la première fois dans l’histoire une science du politique.

Machiavel, Luther, Calvin, Bodin n’avait pas pour objectif de proposer une vision du politique fondée sur la science. Hobbes veut fonder une nouvelle science de la morale et du politique.

Ce qui est important est que Hobbes tente de répondre à des questions qui nous concernait encore aujourd’hui, il pose tout d’abord la question de savoir ce qu’est la liberté individuelle, il s’interroge sur ce qu’on appelle les droits individuels, savoir s’il y a des droits indissociablement liés à notre personne et il va affirmer l’existence de ces droits.

Hobbes cherche à comprendre la place de la loi dans la communauté politique, cette entité morale nouvelle qu’il appellera l’État, le Léviathan qui produit la loi, quel rôle donner à la loi ? Doit-elle être l’expression de la volonté générale, l’expression du souverain, doit-elle limiter nos droits individuels ou pas ? Quelle relation entretenons-nous avec la loi ? Qu‘est-ce que la loi, quelles sont les limites et comment l’appliquer ?

Avec Hobbes, une nouvelle définition de l’État se met en place : un État souverain à l’origine des lois qui a un pouvoir absolu sur les individus.

Biographie

Thomas Hobbes, second fils d'un ministre anglican, naît le 5 avril 1588 à Malmesbury en Angleterre. Son père s'étant enfui consécutivement à une querelle avec un ecclésiastique voisin, le jeune Hobbes sera élevé, avec sa sœur et son frère, par son oncle Francis. Il fréquente tout d'abord l'école de l'église de Wesport, puis une école privée, pour terminer enfin ses études à Oxford, qui était, à cette époque, le théâtre de grandes disputes théologiques avec les Puritains (protestants radicaux).

Ses études achevées, Hobbes est engagé comme précepteur du fils aîné de William Cavendish, comte de Devonshire. Il deviendra l'ami et le confident du jeune homme. En 1610, il visite en sa compagnie la France, l'Allemagne et l'Italie. De retour en Angleterre, son élève le prend comme secrétaire. Hobbes se plonge alors dans la littérature classique. Il étudie Démocrite et plus spécialement Thucydide, dont il publiera une traduction en 1629. En 1631, il devient le précepteur du fils aîné de son ancien élève et, en 1634, il l'accompagne sur le continent et séjourne à Paris où il fréquente les cercles philosophiques de la capitale (Marin Mersenne). C'est à cette époque qu'il étudie la géométrie et la physique et qu’il acquiert une vision mécaniciste et matérialiste de la nature, ce qui influence massivement sa philosophie.

En 1637, il rentre en Angleterre, mais les troubles qui agitent le pays compromettent le développement de sa pensée philosophique. En 1640, il doit fuir à cause de ses opinions royalistes. Il se rend à Paris où il deviendra le professeur de mathématiques du futur roi Charles II. Il y sera aussi en relation avec Descartes. C'est en 1642 qu'il fait imprimer le ‘’De Cive’’ et c'est aussi à cette époque qu'il se met à composer le Léviathan qu'il fera paraître au milieu de l'année 1651, après la révolution anglaise (1649). En 1655, il publie le ‘’De Corpore’’ un traité de physique et en 1658 le ‘’De Homine’’, un traité de psychologie. Après la Restauration, en 1660, il reçoit une pension du roi Charles II et jouira dès lors de la protection de ce monarque. Il y aura recours en 1666 lorsque les Communes dénoncent l'athéisme de certains livres offensants comme le Léviathan. Il doit toutefois promettre au Roi de ne plus publier d'ouvrages de caractère politique ou religieux.

À l'âge de 84 ans, il écrit son autobiographie en latin et, à 86 ans, achève une traduction de l’Illiade et de l'Odyssée. En 1675, il quitte définitivement Londres pour passer le reste de sa vie dans le manoir de la famille du comte de Devonshire. Vers la fin de l’année 1679, il est atteint de paralysie et meurt le 4 décembre de la même année.

Hobbes et la définition moderne de l'État

Hobbes est très important parce qu’il propose une nouvelle définition de l’État, mais il propose aussi une science du politique, il évolue dans un contexte historique différente de ses prédécesseurs : c’est la première révolution scientifique.

Hobbes va évoluer et réfléchir sur le pouvoir, le droit , la loi, la liberté et la politique après avoir été marqué par la première révolution scientifique dans l’ordre du savoir ; la deuxième est la révolution newtonienne qui émergera à la fin du XVIIème siècle et début XVIIIème siècle.

Hobbes a une vision mécaniciste et matérialiste du monde des hommes influant sa pensée philosophique, sa pensée politique et sa philosophie du droit.

Portrait du roi en exil Charles II par Philippe de Champaigne (vers 1653).

L’Angleterre a connu des troubles menant à la république de Cromwell, Hobbes doit s’enfuir en 1740 parce qu’il a des opinions monarchiques afin d’échapper à l’esprit de révolution qui règne en Grande-Bretagne. En 1640 il devient le précepteur de Charles II en physique, chimie et mathématique.

En 1642 il publie De Cive et commence à travailler sur le Léviathan qui donne une définition de l’État moderne, cet ouvrage est publié en 1651. Hobbes décède en 1679 non sans avoir écrit un certain nombre d’ouvrages de facture scientifique sur le corps, la matière, le decorporé, il s’intéresse à l’Iliade et l’Oddysee. Sa volonté de fonder une science du politique, sa passion pour la géométrie et la science est liée au contexte intellectuel dans lequel va évoluer le jeune Hobbes qui est le contexte de la première révolution scientifique.

La première révolution scientifique bouleverse de fonds en combles les sciences humaines et le savoir en général puisqu’un certain nombre de vérités reposant sur l’argument d’autorité qui est l’argument biblique et religieux par en fumée.

Cette révolution bouleverse la vision que l’on a du droit et de la politique, l’argument d’autorité n’est plus mobilisé, en d’autres termes, il y a une remise en cause de l’argument d’autorité fondé sur la dimension sacrée des textes.

On ne peut plus utiliser l’argument du sacré pour dire qu’un texte est juste et fait figure d’autorité, les scientifiques ont montré que le religieux peut être remis en cause comme l’ont fait Galilée ou encore Kepler.

La révolution scientifique applique un changement profond dans la structure même du raisonnement sur la structure en politique et sur le raisonnement du droit : il s’agit de construire un modèle politique et juridique fondé sur un raisonnement et une analogie exclusivement scientifique.

Deux modèles sont à la disposition de Hobbes à la fin du XVIème siècle : Hobbes va mettre en œuvre une méthode de raisonnement très particulière.

Le premier modèle est le modèle géométrique, ce modèle que les scientifiques ont réhabilité consiste à présenter une matière sous la forme d’une suite de démonstration partant de postulats. Il s’agit de postuler un certain nombre de faits avérés comme la chute des corps en physique et d’en déduire par un raisonnement hypothético-déductif un raisonnement logique.

Les philosophes vont appliquer le raisonnement de la géométrie à partir d’un théorème en l’appliquant à ce qui va devenir la science politique ou le droit un même raisonnement ; on postule un certain nombre de vérités communément accepté dont on déduit un certain nombre de vérités. Il s’agit de construire un système politique et juridique cohérent et logique qui vise à la certitude.

Le deuxième modèle que Hobbes utilisera moins est le modèle non plus de la géométrie, mais le modèle des mathématiques : le modèle mathématique recours à l’analyse, au classement, non point à des postulats dont on déduit tout, mais plutôt fondés sur l’observation, sur l’analyse, sur le classement, sur les combinaisons mathématiques afin d’arriver au fond à une vérité mathématique démontrée et démontrable.

Ce modèle mathématique va aussi séduire un certain nombre de philosophes qui vont rendre ces idées dans les sciences humaines ; l’idée d’avoir des codes reprenant des codes existants, qui classe les lois existantes en fonction d’un certain nombre de critères, cette idée de codifier, rassembler et classer est une idée que les juristes ont mise en œuvre, mais c’est une idée éminemment inspirée du modèle mathématique.

Hobbes va appliquer le modèle mathématique du classement, l’analyse hypothético-déductive au domaine du politique : il y a une tentative d’identifier l’étude du politique et on le doit à la passion de Hobbes pour les sciences philosophiques et les mathématiques.

Michel de Montaigne.

Le recours à cette méthode est qu’en parallèle à la révolution scientifique, il y a à la fin du XVIème siècle une résurgence de ce qu’on appelait la philosophie septique, c’est-à-dire la philosophie qui pense qu’il n’y a pas une vérité, mais de très nombreuses vérités possibles, il n’y a pas un modèle politique valable, mais des modèles valables comme le pensent Montaigne et Charon ; ils revendiquent le pluralisme des vérités en sciences humaines.

Hobbes a pris peur de ces velléités, Hobbes à voulu proposer un modèle cohérent qui ne peut plus être sujet à toute forme de discussions et notamment de discussions de la part des grands septiques qui défendent l’idée que tous les régimes sont valables. Le recours à la méthode scientifique n’est pas seulement qu’il a une passion pour les sciences, mais c’est parce qu’il voit des philosophes qui remettent en cause l’existence même de la vérité et qui défendent l’idée que toute forme de république est équivalente, qu’il n’y a pas dans l’ordre du savoir une seule vérité démontrable.

Cette volonté de proposer une nouvelle science du politique relève certes d’une influence massive et majeure de la révolution scientifique sur Hobbes, mais aussi de la volonté de combattre les spécifiques qui réémergent.

Comment cette révolution de type philosophique est fondée ? Comment Hobbes construit sa nouvelle philosophie politique et sa philosophie du droit ?

L’état de nature : une vision anthropologique

Hobbes marqué par les sciences exactes, pense que pour construire et définir l’État moderne et pour proposer une nouvelle vision de l’État il faut avant tout réfléchir à l’homme. Hobbes est convaincu que toute philosophie politique et philosophie du droit est donc fondée avant tout sur une anthropologie ; il faut avant tout se poser la question de qu’est-ce que l’Homme ?

Hobbes a une véritable vision anthropologique, il décide de réfléchir à la question de l’Homme avant de réfléchir à la question de l’État ; pour réfléchir à la pensée humaine, il réfléchit à partir de l’état de nature. C’est un outil méthodologique pour penser la nature humaine.

Aucun auteur n’avait avant Hobbes pensé à l’Homme en état de nature lorsque nous ne sommes pas encore constitués en communauté ; qu’est-ce que l’Homme en état de nature ?

Hobbes réintroduit la question de l’Homme à l’état de nature réfléchissant sur quatre postulats :

  • tous les hommes sont naturellement égaux : il n’y a pas de hiérarchie naturelle qui contraindrait l’un à se mettre au service de l’autre. La force et la ruse sont trop faiblesse pour assure un pouvoir durable
  • l’homme est un être de désir illimité : l’homme est animé par le désir qui n’est pas le besoin, mais la tendance à affirmer sa puissance. Par le langage, l’homme accède au désir de l’honneur, de la gloire, etc.
  • l’homme est naturellement insociable : loin d’être naturelle, la sociabilité ‘est possible que si tous les hommes sont « tenus » par un pouvoir fort
  • l’état de guerre de tous contre tous est la condition naturelle de l’homme à l’état de nature : chaque individu est animé par la crainte. La spirale du conflit est sans fin.

Hobbes va fonder toute sa philosophie de l’État sur ces quatre critères, mais Hobbes constate que de rester à l’état de nature n’est pas très gratifiant : l’homme à l’état de nature n’est pas heureux, mais surtout il constate que comme nous sommes craintif, en d’autres termes on vie en permanence même si on est physiquement le plus d’avoir quelqu’un d’encore plus fort que nous, cet état d’insécurité permanent pousse les hommes à se mettre ensemble. Si nous voulons commercer, la raison nous mène à quitter l’état de nature pour se mettre en état de société.

Par la volonté individuelle, l’homme en état de nature, décide et se rend compte de la nécessité de vivre ensemble et de cette nécessité née le Léviathan qui va permettre aux hommes de vivre ensemble au-delà de leurs craintes et au-delà de leur condition originelle éminemment agressive.

À l’état de nature, il y a des lois, ce sont les lois naturelles, les lois que l’on retrouve à l’état de nature sont au nombre de dix-neuf. Une loi est importante parce que Rousseau la reprendra : le principe d’autoconservation – self preservation principle –.

Les lois naturelles sont des lois que l’on trouve avant la constitution de la société, ce sont des lois qui animent une société qui n’existe pas encore. Bodin avait fait d’une loi naturelle une loi essentielle qui est la propriété, pour Hobbes, l’égalité est une loi naturelle, la liberté est une loi naturelle, mais pas la propriété. Pour Hobbes, la propriété qu’elle soit mobilière ou immobilière n’est pas une loi naturelle, c’est une société qui a décidé que le droit de propriété est applicable.

Thomas Hobbes, Le Citoyen ou les Fondements de la Politique, 1642

C’est le texte fondateur de la théorie de l’État moderne, texte par lequel Hobbes explique sa vision de l’homme et sa vision de l’état de nature sur lequel il va fonder l’État.

« Je vous promets, lecteurs, quatre choses capables de vous obliger à quelque attention, et desquelles je vous mettrai quelques traits devant les yeux e cette préface. Je tâcherai donc de vous y faire remarquer la dignité et l’utilité de la matière que je veux traiter, la droite et courte méthode dont je me servirai, la juste cause et la bonne intention qui m’ont fait prendre la plume, et enfin la modération avec laquelle je coucherai par écrit mes pensées. J’expliquerai en ce traité quels sont les devoirs des hommes, premièrement en tant qu’hommes, puis en tant que citoyens, et finalement en tant que chrétiens [...] On dit que Socrate fut le premier des siècles suivants qui aima la science politique, bien qu’elle ne fût pas encore parfaitement connue, et qu’il n’en aperçût que quelques rayons, comme à travers des nuages, dans le gouvernement de la République […] À son exemple Platon, Aristote, Cicéron, et les autres philosophes grecs et latins, et ensuite non seulement tous les philosophes des autres nations, mais toutes les personnes de grand loisir, s’y sont occupées, comme à une étude aisée, à laquelle il ne fallait pas apporter aucune préparation, ni donner aucun travail, et qui était exposée, et par manière de dire, prostitué au sens commun du premier qui la voulait entendre. C’est un puissant argument de la dignité de cette science que ceux qui croient de la posséder, ou qui tiennent un rang dans lequel on suppose qu’ils n’en sont pas dépourvus […] que presque tout le monde se plaît à en voir une fausse image, et se laisse charmer à une mauvaise représentation ; et qu’elle a été cultivée par des excellents esprits plus que toutes les autres parties de la philosophie. […] Comme donc ces inconvénients sont fort considérables, les avantages qui nous reviennent d’une meilleure information de cette science, sont d’une très grande importance, et son utilité en est toute manifeste. »

Hobbes veut proposer une théorie de l’État utile, efficace et honnête ; d’autre part, la science de la politique reste à fonder. Hobbes va proposer une science politique utile fondée sur toute une série de postulats basés sur une vision de l’homme et par extension sur une vision de l’État. Hobbes construit sa philosophie sur une anthropologie de l’homme très particulière qu’il qualifie de “craintif”, de solitaire et d’”isolé", hanté par la nécessité de survie.

Le sentiment de la crainte est le moteur essentiel de nos sociétés humaines à l’état de nature avant que l’état de société naisse impliquant la construction d’un État, d’un Léviathan susceptible et capable de tenir ensemble les hommes indisciplinés et craintifs. La construction hobbesienne vise à défendre l’idée qu’il faut un État fort afin de permettre le vivre ensemble privilégiant la monarchie.

Dans cet extrait, Hobbes explique sa vision de l’Homme, sa méthode influencée des sciences exactes ainsi que son objectif de construire un État, et de proposer une définition de l’État.

De cive.

Il est possible de diviser en quatre parties cette préface De Cive ; dans cette partie, Hobbes montre ce qu’il veut faire, il critique ses prédécesseurs qui ne définissent pas ce qu’est l’État et n’ont pas proposé une science nous permettant de sentir une influence des sciences exactes dans la pensée de Hobbes.

Le terme science revient à plusieurs reprises, ses prédécesseurs n’ont pas compris ce que sont les lois morales, ce qui anime l’homme dans son environnement et n’ont pas proposé une philosophie morale qui tienne la route.

Toute cette première partie de la préface explique ce qu’il cherche à faire et deuxièmement à critiquer ses prédécesseurs au nom d’une incompréhension de la chose publique, de carences de méthode scientifique, en d’autres termes, pour Hobbes, ses prédécesseurs ont failli parce qu’ils n’ont pas appliqué aux sciences humaines un certain nombre de principes fondateurs de l’État moderne.

« Quant à ce qui regarde la méthode, j'ai cru qu'il ne me suffisait pas de bien ranger mes paroles, et de rendre mon discours le plus clair qu'il me serait possible: mais qu'il me fallait commencer par la matière des sociétés civiles, puis traiter de leur forme et de la façon qu'elles se sont engendrées, et venir ensuite à la première origine de la justice. Il me semble en effet qu'on ne saurait mieux connaître une chose, qu'en bien considérant celles qui la composent. Car, de même qu'en une horloge, ou en quelque autre machine automate, dont les ressorts sont un peu difficiles à discerner, on ne peut pas savoir quelle est la fonction de chaque partie, ni quel est l'office de chaque roue, si on ne la démonte, et si l'on ne considère à part la matière, la figure, et le mouvement de chaque pièce; ainsi en la recherche du droit de l'État, et du devoir des sujets, bien qu'il ne faille pas rompre la société civile, il la faut pourtant considérer comme si elle était dissoute, c'est-à-dire, il faut bien entendre quel est le naturel des hommes, qu'est-ce qui les rend propres ou incapables de former des cités, et comment c'est que doivent être disposés ceux qui veulent s'assembler en un corps de république. Suivant donc cette méthode, je mets d'abord pour un premier principe que l'expérience fait connaître à chacun, et que personne ne nie, que les esprits des hommes sont de cette nature, que s'ils ne sont retenus par la crainte de quelque commune puissance, ils se craindront les uns les autres. »

Il faut toujours revenir à l’élément premier de la matière, il entend par que l’élément premier de nos sociétés l’humain est l’Homme, il faut réfléchir à l’Homme avant de réfléchir à l’État, il ne sert à rien de réfléchir à l’État sans réfléchir à l’Homme.

La métaphore de l’horloge permet d’appliquer la méthode résolutive-compositive ; c’est l’idée que Hobbes par analogie pense que le monde est une horloge que l’on peut démonter et que l’on peut remonte à notre guise : la préface est que faire et comment faire, la réponse du Léviathan est voilà ce vers quoi on doit tendre.

« Nous voyons que tous les États, encore qu'ils aient la paix avec leurs voisins, ne laissent pas de tenir des garnisons sur les frontières, de fermer leurs villes de murailles, d'en garder les portes, de faire le guet, et de poser des sentinelles. À quoi bon tout cela, s'ils n'avaient point d'appréhension de leurs voisins ? »

Hobbes décrit le principe de la crainte et de la préservation, d’une certaine manière Hobbes nous peint le monde tel qu’il est et non pas tel qu’il doit être.

Cette phrase est importante pas parce qu’elle dit, mais pour ce que Hobbes fait méthodologiquement parlant, quelque ligne avant l’Homme est fondamentalement craintif. Pour Hobbes les États sont comme les Hommes, le principe de la crainte qui anime les êtres humains animent également les États qui n’arrêtent pas de se protéger, de se méfier, de se soupçonner, voire de faire la guerre préventive.

Ici apparait la vision réaliste des relations internationales par Thomas Hobbes et une analogie qui va être faite pendant trois siècles entre la posture des hommes animés par la crainte et la posture des États également animés par la crainte.

« Si ce n'est donc que l'on veuille dire, que la nature a produit les hommes méchants, parce qu'elle ne leur a pas donné en les mettant au monde les disciplines, ni l'usage de la raison, il faut avouer qu'ils peuvent avoir reçu d'elle le désir, la crainte, la colère, et les autres passions de l'âme sensitive, sans qu'il faille l'accuser d'être cause de leur méchanceté. Ainsi le fondement que j'ai jeté demeurant ferme, je fais voir premièrement que la condition des hommes hors de la société civile (laquelle condition permettez-moi de nommer l'état de nature) n'est autre que celle d'une guerre de tous contre tous ; et que durant cette guerre il y a un droit général de tous sur toutes choses. Ensuite, que tous les hommes désirent, par une nécessité naturelle, de se tirer de cet odieux et misérable état dès qu'ils en reconnaissent la misère. Ce qu'ils ne peuvent point faire, s'ils ne conviennent entre eux de céder de leurs prétentions et de leur droit sur toutes choses. »

Hobbes commence à répondre à une question qui est que cet homme craintif qui pense à se protéger vivant à l’état de nature, qu’est-ce que cet état de nature ? Cela représente le temps zéro ? Comment définir l’état de nature ?

L’Homme à l’état de nature est craintif, mais ce qui rend cet état de nature instable, fragile et inviable est expliqué ici. Pour Hobbes, nous naissons avec la crainte, le désir, passion, etc.

Hobbes répète que la crainte, la passion nous anime, nous sommes des êtres complexes qui tentent de vivre ensemble sans autorité, mais cette vie à l’état de nature n’est pas possible tout simplement parce que nous ne savons jamais si quelqu’un est plus fort que nous ; notre peur des autres nous amène à être raisonnables et de constater que cette instabilité n’est pas vivable. Donc, nous devons sortir de cet état de nature, si les hommes veulent vivre ensemble ils doivent trouver une structure politique et juridique de vivre ensemble et qui cadre et encadre leurs passions humaines que sont la crainte, le désir de puissance, le désir de chacun sur chaque chose.

« Car encore que j'aie tâché de persuader par quelques raisons que j'ai mises dans le dixième chapitre, que la monarchie est plus commode que les autres formes de gouvernement (laquelle seule chose j'avoue que je n'ai pas démontrée en ce livre, mais soutenue avec probabilité, et avancée comme problématique), toutefois je dis assez expressément en divers endroits, qu'il faut donner à toute sorte d'État une égale et souveraine puissance. »

Hobbes propose dans une logique implacable ce qu’il veut faire, comment le faire et pourquoi, maintenant il explique ce qu’il faut faire dans un monde ou l’homme est un loup pour l’homme et la solution à ce dilemme. C’est une posture philosophique contestée, pour Rousseau l’Homme est naturellement bon, il fonde sa philosophie sur des prémices différentes pour arriver à la même conclusion.

Pour Hobbes, indépendamment de sa position sur qu’est-ce que l’Homme, on arrive à une conception de l’État différent ; l’essentiel n’est pas tant le type de gouvernement, mais l’essentiel est que cet État soit fort et puissant avec le pouvoir d’agir sur les hommes et les femmes. En d’autres termes, peu importe la nature de l’État, il faut qu’il y ait une égale puissance souveraine.

Dans cette préface, Hobbes nous dit que cet état de nature est un état instable qui n’est pas propice au vivre ensemble terminant sont introduction en disant qu’il faut redéfinir l’État, trouver une nouvelle « forme politique » qui permette aux Hommes naturellement méchants de vivre ensemble.

Hobbes est confronté à une question essentielle expliquant pourquoi nous avons quitté cet état de nature, mais il n’a pas expliqué sur le plan théorique comment se passait ce passage de l’état de nature à l’état de société, en d’autres termes la manière dont l’État se crée. Il va puiser dans ses prédécesseurs parce qu’il va recourir à la théorie du contrat ; au fond Hobbes va reprendre cette fameuse théorie du contrat, mais va la transformer, il va procéder à une relecture des penseurs reformés qui traditionnellement divisaient le contrat social en deux.

Les contractualistes pensaient que lorsque le corps politique passait un contrat avec le roi, ce relevait de deux étapes :

  • le pacte d’association qui est la décision de vivre ensemble
  • le pacte de soumission qui délègue le pouvoir à quelqu’un afin d’exercer ce pouvoir

Tous les reformés contractualistes ont défendu l’idée que le contrat est certes une fiction méthodologique, mais que tout pouvoir politique repose sur un contrat moral entre le corps politique et le(s) dirigeant(s) ; ce contrat est passé en deux étapes avec d’abord le contrat de vivre ensemble et le contrat de soumission.

Hobbes va reprendre cette théorie du contrat en la changeant disant que l’erreur de ses prédécesseurs est de penser qu’il y avait deux étapes dans la création de l’État moderne, dans la signature de ce contrat entre dirigeant et dirigé. Pour Hobbes, le pacte d’association et de soumission doivent être réduits en une seul et même opération : dans le Léviathan, Hobbes va défendre clairement l’idée que lorsque nous nous mettons sous l’autorité d’un État nous ne faisons pas deux contrats, mais il n’y a qu’une étape.

C’est une idée tout à fait nouvelle, car s’il y a deux opérations, il y a réversibilité possible, s’il n’y a qu’une association, après on ne peut plus ou beaucoup plus difficilement contester celui à qui ont a donné les rênes du pouvoir. L’état de nature est quitté par les hommes parce qu’ils se rendent compte qu’ils ne peuvent plus vivre ensemble, ils se réunissent et décident par une nouvelle vision du contrat social de céder une partie importante de leurs droits à l’État ou au Léviathan par une seule opération.

D’en faire une opération permettait aux monarchomaques de dire qu’ils n’ont pas donné tout le pouvoir, le pacte d’association est supérieur au pacte de soumission permettant une porte de sortie. Pour Hobbes, il est illusoire de découper cette opération, dans la mesure où nous confions le pouvoir et abandonnons à l’État on ne peut revenir dessus.

Les deux contrats sont réduits en une seule opération au profit du Léviathan, c’est la naissance d’un État fort.

À Bodin, il va reprendre une idée qui est la théorie de la souveraineté afin de dire qu’une fois que nous avons confié le pouvoir à l’État, au Léviathan, mais il a une souveraineté absolue, indivisible et perpétuelle.

La souveraineté pour Hobbes est absolue et indivisible, il affirme également sa préférence pour l’État monarchique qu’il estime plus sûr et certain d’assurer la sécurité ; il faut insister sur trois critères :

  • le souverain est avant tout celui qui casse ou fait la loi : celui qui détient la souveraineté a le pouvoir de faire et de défaire la loi.
  • le souverain par la loi qu’il fait ou qu’il défait, décide ou peut décider ce qui est juste : la justice est une institution humaine, ce n’est pas quelque chose qui est universel, Hobbes est parfaitement conscient qu’il y a des conceptions différentes de la justice trouvant légitime que le souverain décide de quelle loi est juste et quelle loi l’est mois ; la compétence de justice n’est pas une compétence universelle.
  • le souverain n’est pas lié par les lois qu’il fait ou qu’il défait : il est au-dessus des lois, choses qui a dérangé les successeurs de Hobbes, il faisait de l‘État un objet au-dessus de la loi.

Ces trois caractéristiques n’empêchent pas au souverain d’avoir des obligations montrant que Hobbes n’est pas tout simplement le parangon et le promoteur d’un État autoritaire ou qui a tous les pouvoirs :

  • assurer la sécurité des citoyens : un État qui ne peut pas assurer la sécurité physique des citoyens ne peut pas porter le nom d’État. C’était une pique aux princes autoritaires et qui n’assuraient pas la sécurité et le droit d’être entendu des citoyens.
  • assurer l’égalité des droits de chacun : Hobbes a été l’un des premiers à dire haut est fort que les Hommes naissent libre et égaux en droit ; à l’état de nature, nous sommes tous égaux et le souverain doit assurer cette égalité devant la loi.
  • le souverain doit être successful, il doit réussir à garantir la sécurité des droits : il y a une obligation de réussite.

L’État que Hobbes propose est un État fort construit sur des préceptes fondateurs, le droit, l’égalité des citoyens, un pouvoir fort concentré entre les mains du souverain.

Thomas Hobbes, Le Léviathan, 1651

Le frontispice du « Leviathan » est l'œuvre du graveur Abraham Bosse.

Cette gravure représente le Léviathan pour Hobbes ; le Léviathan est une personne biblique que Hobbes a humanisé, cette gravure montre le Léviathan est fait d’une multitude de petits hommes qui détient l’attribut politique et religieux dans ses mains, l’épée et la crosse : le Léviathan a le pouvoir, la puissance publique, militaire, de faire et défaire la loi, mais aussi le pouvoir sur l’église.

Hobbes a été très critiqué dès 1651 notamment par l’église puisque le Léviathan doit être au-dessus des églises ; au nom de la souveraineté des églises sur elles-mêmes, elles ne voulaient pas qu’un État fort ait la supériorité sur les églises. Pour Hobbes, un État est fort que s’il y a une autorité institutionnelle sur les églises.

Le titre Léviathan ou Traité de la matière, de la forme et du pouvoir d'une république ecclésiastique et civile, c’est-à-dire l’État qui a la responsabilité sur les individus, mais également l’autorité sur les individus.

Thomas Hobbes, Le Léviathan, 1651, Chapitre XVII - Des causes, de la génération et de la définition de l’État

Hobbes définit ce qu’il entend par État, il donne pour la première fois une définition de l’État telle que nous la comprenons.

Hobbes répond à la question de quels sont les passions, les sentiments, de savoir ce qui différencie l’Homme des animaux ?

Ce chapitre affirme la nécessité d’un État fort :

« Car les lois de nature, comme la justice, l'équité, la modestie, la pitié, et, en résumé, faire aux autres comme nous voudrions qu'on nous fît, d'elles-mêmes sans la terreur de quelque pouvoir qui les fasse observer, sont contraires à nos passions naturelles, qui nous portent à la partialité, à l'orgueil, à la vengeance, et à des comportements du même type. »

Les lois naturelles que sont la justice et le respect ne sont que des lois théoriques, à l’état de nature cela ne fonctionne pas comme cela, nous pouvons être animés par des passions inavouables, il faut une terreur qui nous oblige et nous tienne à vivre ensemble.

Nous sommes mus par des passions, mais il y a une part de raison, chez Hobbes nous sommes des êtres dotés de langage expliquant que nous avons cet art des mots unique aux êtres humains.

« L’assentiment des animaux est naturel, celui des humains résulte seulement d’une convention, ce qui est artificiel : il n’est donc pas étonnant que quelque chose d’autre soit requis. »

Hobbes s’oppose à un naturel, nous ne pouvons vivre ensemble, il nous faut quelque chose d’artificiel qui nous tienne ensemble, et ce quelque chose est le Léviathan.

« La seule façon d'ériger un tel pouvoir commun, qui puisse être capable de défendre les hommes de l'invasion des étrangers, et des torts qu'ils peuvent se faire les uns aux autres, et par là assurer leur sécurité de telle sorte que, par leur propre industrie et par les fruits de la terre, ils puissent se nourrir et vivre satisfaits, est de rassembler tout leur pouvoir et toute leur force sur un seul homme, ou sur une seule assemblée d'hommes, qui puisse réduire toutes leurs volontés, à la majorité des voix, à une seule volonté; autant dire, désigner un homme, ou une assemblée d'hommes, pour tenir le rôle 36 de leur personne; et que chacun reconnaisse comme sien (qu'il reconnaisse être l'auteur de 37) tout ce que celui qui ainsi tient le rôle de sa personne fera 38, ou fera faire, dans ces choses qui concernent la paix et la sécurité communes. »

Le contrat unique à une formule pour Hobbes :

« J'autorise cet homme, ou cette assemblée d'hommes, j'abandonne mon droit de me gouverner à cet homme, ou à cette assemblée, à cette condition que tu lui abandonnes ton droit, et autorise toutes ses actions de la même manière. »

Il y a une égalité exigée dans le renoncement, pour Hobbes la seule condition du vivre ensemble est la mise en place sous la forme d’un contrat d’un État fort, on renonce tous aux mêmes droits, nous sommes égaux devant le souverain et l’État ; Rousseau reprendra quasiment mot pour mot cette définition, mais en la tournant d’une façon différente.

« Cela fait, la multitude ainsi unie en une seule personne est appelée une RÉPUBLIQUE, en latin CIVITAS. C'est là la génération de ce grand LÉVIATHAN, ou plutôt, pour parler avec plus de déférence, de ce dieu mortel à qui nous devons, sous le Dieu immortel, notre paix et notre protection. »

L’État est un Dieu auquel nous devons obéissance.

« Et en lui réside l'essence de la République qui, pour la définir, est : une personne unique, en tant que ses actes sont les actes dont les individus d'une grande multitude, par des conventions mutuelles passées l'un avec l'autre, se sont faits chacun l'auteur, afin qu'elle puisse user de la force et des moyens de tous comme elle le jugera utile pour leur paix et leur commune protection. »

C’est une définition géométrique de l’État, on sent très bien la définition scientifique de l’État proposée, et lorsque Weber parle du monopole de la violence légitime, il est conscient de la définition de Hobbes.

« Et celui qui a cette personne en dépôt est appelé SOUVERAIN, et est dit avoir le pouvoir souverain. Tout autre individu est son SUJET. »

L’État est le souverain, vient la question de qui est donc cet État ?

Pour Hobbes, le souverain est l’État qui est un Homme ou une assemblée d’hommes qui fait ou défait la loi, c’est une vision descendante ; pour Rousseau, le peuple est souverain, c’est une vision ascendante.

Thomas Hobbes, Le Léviathan, 1651, Chapitre XVIII - Des droits des souverains par institution

« Une république est dite être instituée quand une multitude d'hommes s'accordent et conviennent par convention ; chacun avec chacun, que, quels que soient l'homme, ou l'assemblée d'hommes auxquels la majorité donnera le droit de présenter la personne de tous, c'est-à-dire d'être leur représentant, chacun, aussi bien celui qui a voté pour que celui qui a voté contre, autorisera toutes les actions et tous les jugements de cet homme, ou assemblée d'hommes, de la même manière que si c'étaient ses propres actions et jugements. »

Le souverain a un certain nombre de droits et d’obligations ensuite :

  • 4. Les actions du souverain ne peuvent être mises en accusation justement par les sujets
  • 5. Quoi que fasse le souverain, il ne peut être puni par les sujets
  • 6. Le souverain est juge de ce qui est nécessaire à la paix et à la défense de ses sujets et juge des doctrines qui doivent leur être enseignées
  • 7. Le droit de faire des règles par lesquelles les sujets sauront ce qui appartient en propre à chacun de sorte que nul autre ne pourra l’approprier sans injustice

Ce chapitre XVIII énumère tous les droits du souverain.

« Ces règles de la propriété (ou meum et tuum), et du bon, du mauvais, du légitime, et de l'illégitime dans les actions des sujets sont les lois civiles 85, c'est-à-dire les lois de chaque République en particulier, quoique la dénomination de loi civile soit désormais restreinte aux antiques lois civiles de la cité de Rome, lois qui, quand cette cité était la tête d'une grande partie du monde, étaient chez nous à cette époque la loi civile. »

C’est une idée très importante, nous avons vu que pour Hobbes il y a deux catégories de lois : les lois naturelles et les lois civiles. Les lois naturelles régissent l’état de nature et les lois civiles sont les lois positives qui régissent les lois à l’état de société ; lorsque nous vivons ensemble, nous ne sommes plus sous les lois naturelles, mais les lois civiles.

La question est de savoir quelle loi et où ?

Si la liberté est une loi fondamentale et naturelle, mais pas une nécessairement une loi civile, car aucune loi ne garantit notre liberté par hypothèse ; à partir de Hobbes, on réfléchit à où mettre quoi et notamment où mettre une loi fondamentale. Aujourd’hui, le droit de propriété est un droit fondamental, la question à l’époque de Hobbes est de savoir si la propriété est un droit naturel aujourd’hui interprété comme un droit fondamental.

Est-ce la loi naturelle ou la loi des hommes qui module la propriété ? La propriété est-elle un droit fondamental ou pas ? Est-ce que le législateur peut modifier ce droit à la propriété ?

La question de Hobbes et de savoir si on en fait une loi naturelle on ne peut y toucher, mais si on en fait une loi civile on peut y toucher sans violer une loi fondamentale ou naturelle. Dans ce débat, Hobbes va prendre clairement position, la propriété est une institution humaine ne relevant pas d’une autorité supérieure ne pouvant être justifiée au nom d’une loi fondamentale ; la propriété chez Hobbes est certes importante, mais le mien ou le tien relève d’une loi civile.

Si un État décide de restreindre le droit à la propriété, il peut le faire allant à l’encontre de bon nombre de penseurs de l’époque. Rousseau rejoindra Hobbes en ce sens que pour lui « ces règles de propriété sont des lois civiles ». Il faut retenir que le droit de propriété n’est pas inviolable, si le législateur décide d’atteindre à la propriété parce que ce n’est pas une loi fondamentale, il peut le modifier ; Hobbes n’est pas un partisan du droit de propriété : « ces droits sont indivisibles ».

Pour qu’un État soit fort, il faut une souveraineté, absolue, indivisible et perpétuelle rejoignant Bodin sur ce point. La définition est l’explication des lois civiles est au chapitre XXVI, Hobbes propose une définition des lois civiles.

C’est intéressant de définir un État fort, mais cela pose la question de la liberté ? Est-ce qu’avec un État fort, avons-nous encore des espaces de liberté ? Puisque les hommes sont indisciplinés, il faut une structure qui les tienne ensemble, mais cet État a-t-il tous les pouvoirs ou n’empiète-t-il pas celle de ses sujets ?

Au chapitre XXI Hobbes va propose une définition de la liberté des sujets qui fait encore aujourd’hui débat :

« LIBERTY ou FREEDOM signifient proprement l'absence d'opposition (par opposition, j'entends les obstacles extérieurs au mouvement) et ces deux mots peuvent être appliqués aussi bien aux créatures sans raison et inanimées qu'aux créatures raisonnables. »

Pour Hobbes, l’être humain est libre tant qu’il n’a pas d’obstacles extérieurs qui l’arrêtent, en d’autres termes, un homme privé de liberté est un homme physiquement enchainé, enfermé ; en fait, un homme libre est un homme qui n’est pas astreint par des contraintes physiques et extérieures. Pour Hobbes, toute autre forme de contrainte n’atteint pas la liberté des hommes ; que l’on dise « la bourse ou la vie », on est libre, la contrainte n’est pas physique, bien évidemment c’est une vision très réduite de la liberté et de la contrainte.

Tous les contemporains de Hobbes vont au fond critiquer terriblement cette vision des sujets, pour Hobbes la question est d’arriver à définir une contrainte intérieure : l’individu est libre seulement et seulement s’il n’y a pas d’obstacle extérieur, une contrainte intérieure n’est pas considérée comme attentatoire à la liberté.

En définissant la liberté de manière assez réductive, par extension il fait de l’État le titulaire de pouvoirs étendus, au fond chez Hobbes l’État a des pouvoirs très étendus tant qu’il n’atteint pas à notre sécurité physique, si l’État menace on est encore libre, car il n’enferme pas.

Hobbes définit la liberté en miroir d’un État fort, définit la liberté des citoyens en la manière que l’État fort permet d’exister.

« Et selon le sens propre, et généralement reçu, du mot, un HOMME LIBRE est celui qui, pour ces choses qu'il est capable de faire par sa force et par son intelligence, n'est pas empêché de faire ce qu'il a la volonté de faire. Mais quand les mots libre et liberté sont appliqués à autre chose que des corps, c’est un abus de langage. »

La liberté correspond à une menace au corps. Avec Hobbes, aboutit la réflexion sur l’État et est proposée la première définition moderne de l’ÉTAT et d’un État fort avec des pouvoirs étendus permettant aux êtres humains de vivre à l’état de société.

Après Hobbes, on ne va plus contester la définition morale de l’État qu’il a proposé, personnel moral, titulaire de la souveraineté représentant les individus, mais on va contester son rapport avec les individus et son importance, son rôle de pouvoir absolu et sa capacité à envahir la sphère privée des individus. Après Hobbes, il ne s’agit plus de reformuler la définition de l’État, mais de réfléchir à sa place et à sa relation avec les individus.

Annexes

References