El sistema internacional en su contexto histórico: perspectivas e interpretaciones

De Baripedia


El sistema internacional, también conocido como orden mundial o relaciones internacionales, hace referencia a la forma en que los Estados y otros actores internacionales interactúan entre sí en el escenario mundial. Analizar el sistema internacional en un contexto histórico nos permite comprender mejor su evolución, sus pautas recurrentes y las distintas perspectivas que se han propuesto para interpretarlo.

El sistema internacional moderno tal y como lo conocemos hoy tiene sus raíces en los Tratados de Westfalia de 1648, que pusieron fin a la Guerra de los Treinta Años en Europa. Estos tratados establecieron el principio de la soberanía de los Estados nación, afirmando que cada Estado es libre de gobernar su territorio sin injerencias externas. Este principio de soberanía se convirtió en un pilar fundamental del sistema internacional y sentó las bases del derecho internacional moderno.

A lo largo de los siglos siguientes, el sistema internacional ha atravesado periodos de relativa estabilidad y grandes conflictos. Por ejemplo, el periodo del equilibrio de poder en Europa en los siglos XVIII y XIX estuvo marcado por un sistema en el que varias grandes potencias se equilibraban entre sí para mantener la paz. Sin embargo, a esto siguieron periodos de guerras mundiales devastadoras, que ilustraron las limitaciones del sistema existente.

¿Qué significa la noción de "sistema" internacional?

La noción de "sistema" internacional se refiere a la idea de que las relaciones internacionales pueden analizarse como un conjunto interconectado de actores y normas que influyen y determinan las interacciones entre los Estados y otros actores internacionales. El sistema internacional es, por tanto, un marco conceptual para comprender cómo interactúan y evolucionan los distintos actores en un entorno global.

Un sistema internacional implica la existencia de múltiples entidades, principalmente Estados, pero también organizaciones internacionales, actores no estatales como empresas multinacionales, grupos terroristas, movimientos sociales, etc. Estas entidades están vinculadas por relaciones y vínculos de confianza. Estas entidades están vinculadas por relaciones e interacciones complejas, que incluyen diplomacia, negociaciones, alianzas, conflictos, intercambios económicos y culturales, y otras formas de cooperación y competencia.

La noción de sistema también implica la existencia de reglas, normas e instituciones que rigen el comportamiento de los actores e influyen en sus decisiones y acciones. Estas reglas pueden ser formales, como los tratados, convenios y acuerdos internacionales, o informales, como las normas y prácticas aceptadas por la comunidad internacional. Las instituciones internacionales, como las Naciones Unidas, la Organización Mundial del Comercio (OMC) y otras organizaciones regionales y mundiales, desempeñan un papel clave en el mantenimiento y la gestión de estas reglas.

La noción de sistema internacional hace hincapié en la interdependencia y la interacción entre los actores, así como en la existencia de ciertas estructuras y dinámicas que influyen en el comportamiento y los resultados. Los cambios en el sistema internacional pueden repercutir en el sistema en su conjunto y dar lugar a adaptaciones y reajustes por parte de los actores para adaptarse a las nuevas realidades.

Explicación de los términos

El término "sistema" se refiere a la idea de una estructura compleja de actores interdependientes en el mundo de las relaciones internacionales. Este sistema de interacción a escala mundial es un elemento esencial a tener en cuenta para comprender la evolución de las relaciones internacionales.

Hasta el siglo XIX, el sistema internacional se centraba principalmente en Europa, donde las grandes potencias europeas eran los actores dominantes. Esto significa que las principales interacciones y dinámicas de poder tenían lugar entre países europeos. A esto se le denomina el sistema europeo de la época.

Durante el siglo XX, el sistema internacional experimentó una importante transición de un sistema europeo a un sistema global. Esto se debió a varios factores, como la aparición de nuevas potencias no europeas, el declive de la influencia europea y los cambios geopolíticos y geoeconómicos mundiales.

La Primera Guerra Mundial desempeñó un papel crucial en este proceso de transición. Marcó el inicio de un periodo de grandes convulsiones, que condujo al declive de Europa como centro dominante del sistema internacional. La guerra debilitó a las potencias europeas, provocó importantes cambios políticos y territoriales y propició el ascenso de nuevas potencias, en particular Estados Unidos y la Unión Soviética.

Este paso de un sistema europeo a un sistema mundial dio lugar a una multiplicación de actores y poderes en las relaciones internacionales. Nuevos actores, como Estados Unidos, la Unión Soviética, China y otros países no europeos, desempeñaron un papel cada vez más importante en la escena mundial. Esta evolución también ha provocado cambios en la dinámica del poder, los problemas mundiales y las interacciones entre los actores internacionales.

Internacionalismo

Ya en el siglo XVIII se encuentran conceptualizaciones de la idea de supranacionalidad. Sin embargo, es a partir de finales del siglo XIX cuando la idea de supranacionalidad se convierte en un marco fundamental en el discurso y la práctica de las relaciones internacionales. El auge del comercio internacional, los flujos migratorios, la interconexión económica y retos globales como la paz, la seguridad, los derechos humanos y el medio ambiente han contribuido a la aparición de la noción de supranacionalidad. La idea central de la supranacionalidad es ir más allá de las fronteras nacionales y crear una autoridad superior que trascienda los intereses y competencias nacionales. Esta autoridad superior, a menudo encarnada en organismos supranacionales, se encarga de regular, coordinar y tomar decisiones a escala mundial, regional o sectorial. Uno de los ejemplos más emblemáticos de supranacionalidad es la Unión Europea (UE). Fundada tras la Segunda Guerra Mundial para promover la paz, la estabilidad y la cooperación económica en Europa, la UE ha evolucionado gradualmente hasta convertirse en una organización supranacional con amplias competencias, entre ellas legislación, política monetaria, comercio y derechos fundamentales. Cuenta con instituciones supranacionales como la Comisión Europea, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea y el Parlamento Europeo, que ejercen una influencia significativa sobre los Estados miembros. Con el tiempo, también han surgido otros organismos supranacionales en otras regiones y ámbitos de actividad, como las Naciones Unidas (ONU), la Organización Mundial del Comercio (OMC), la Organización Mundial de la Salud (OMS) y muchos otros. Estas organizaciones supranacionales pretenden fomentar la cooperación internacional, resolver problemas globales y facilitar el comercio y la interacción entre los Estados.

El sistema europeo de relaciones internacionales, como cualquier sistema internacional, se caracteriza por la anarquía. Esto significa que no existe una autoridad superior que regule las relaciones entre los Estados de manera vinculante. En este contexto, se plantea la cuestión de la creación de una entidad de gestión supranacional. Se trata de crear una autoridad o institución superior que trascienda las diferencias entre los Estados y se encargue de coordinar y regular sus actuaciones. Esta entidad supranacional estaría destinada a fomentar la cooperación, la resolución de conflictos y la toma de decisiones colectivas en aras del interés común. Sin embargo, esta propuesta suscita un profundo debate sobre el propio principio de supranacionalidad y sobre la forma que debería adoptar. Algunos Estados y actores políticos son partidarios de una mayor integración supranacional, con una mayor delegación de soberanía en las instituciones supranacionales existentes, como la Unión Europea. Argumentan que así se fomenta la cooperación y la gestión eficaz de los asuntos internacionales. Otros, sin embargo, son más reacios a transferir parte de la soberanía a entidades supranacionales. Temen que esto debilite su capacidad para tomar decisiones nacionales soberanas y defender sus intereses nacionales. Estos debates también abordan la cuestión de la legitimidad democrática de las instituciones supranacionales y la participación de los Estados miembros en la toma de decisiones. Las discusiones sobre la supranacionalidad son complejas y requieren una cuidadosa consideración de los pros y los contras de tal planteamiento. La creación de una entidad supranacional debe tener en cuenta los intereses divergentes y las especificidades culturales y políticas de los Estados, así como los mecanismos para garantizar la participación democrática, la representatividad y la rendición de cuentas. En última instancia, la búsqueda de una entidad de gestión supranacional en el sistema internacional sigue siendo una cuestión central, pero la forma de conseguirlo y los contornos precisos que debe adoptar siguen siendo objeto de debate y controversia.

La cuestión de si las organizaciones internacionales son emanaciones de los Estados nación o actores autónomos es objeto de debate entre académicos y expertos en relaciones internacionales. Por un lado, algunos sostienen que las organizaciones internacionales son esencialmente creadas y controladas por los Estados nación, lo que las convierte en emanaciones de éstos. Según esta perspectiva, los Estados son los principales actores del sistema internacional, y las organizaciones internacionales son mecanismos que utilizan para perseguir sus intereses y objetivos. Las decisiones que se toman en estas organizaciones están influidas y a menudo determinadas por las posiciones e intereses de los Estados miembros. Por otra parte, cada vez se reconoce más que las organizaciones internacionales tienen cierta autonomía y capacidad de acción independiente respecto a los Estados miembros. Tienen misiones, mandatos y competencias específicas encomendadas, y pueden tomar decisiones, aplicar políticas y llevar a cabo acciones que van más allá de los intereses nacionales inmediatos. A menudo disponen de recursos propios, experiencia y capacidad para actuar con independencia de los Estados miembros. Estas organizaciones internacionales pueden desempeñar un papel importante en el fomento de la cooperación, el desarrollo económico, la resolución de conflictos, la protección de los derechos humanos, el medio ambiente, etc. Suelen tener cierto grado de autonomía en sus actividades. Suelen tener cierto grado de autoridad y poder frente a los Estados miembros, incluso a través de mecanismos de toma de decisiones, aplicación de tratados internacionales, gestión de presupuestos, etc. También es importante señalar que las organizaciones internacionales no son monolíticas y su grado de autonomía puede variar en función de contextos y ámbitos específicos. Algunas organizaciones pueden tener más independencia y autonomía, mientras que otras pueden estar más estrechamente vinculadas a los intereses de los Estados miembros.

De multiples acteurs

Les relations internationales impliquent une grande variété d'acteurs. Outre les États, qui sont traditionnellement considérés comme les principaux acteurs des relations internationales, il existe d'autres acteurs non gouvernementaux qui jouent un rôle significatif. Les acteurs non gouvernementaux englobent un large éventail d'acteurs tels que les organisations non gouvernementales (ONG), les entreprises multinationales, les groupes de réflexion, les médias, les groupes de pression, les groupes de défense des droits de l'homme, les organisations humanitaires, les groupes religieux, les mouvements sociaux, etc. Ces acteurs non étatiques peuvent influencer les politiques nationales et internationales, défendre des causes spécifiques, apporter des contributions au développement, participer aux négociations internationales et agir comme contre-pouvoirs vis-à-vis des États. Les organisations internationales (OI) jouent également un rôle clé dans les relations internationales. Elles sont créées par des États et ont pour mission de faciliter la coopération et la coordination entre les États membres dans des domaines spécifiques. Les organisations internationales peuvent être globales, comme les Nations Unies, ou régionales, comme l'Union africaine ou l'Organisation des États américains. Elles fournissent des espaces de dialogue, des mécanismes de prise de décision, des plateformes pour la négociation et la coopération, et peuvent jouer un rôle important dans la gestion des conflits, la promotion des droits de l'homme, le développement économique, etc. Les réseaux divers et variés sont également des acteurs importants des relations internationales. Il s'agit de liens informels et de relations entre les individus, les groupes, les organisations et les États, qui fonctionnent souvent en dehors des structures formelles. Ces réseaux peuvent être des réseaux d'experts, des réseaux de communication, des réseaux d'échanges économiques ou culturels, et peuvent contribuer à la diffusion des idées, à la coopération transnationale et à l'influence des politiques. Enfin, les constructions politiques régionales, telles que l'Union européenne, jouent également un rôle majeur dans les relations internationales. Ces organisations régionales rassemblent plusieurs États autour d'objectifs communs, tels que l'intégration économique, la sécurité, la coopération politique, etc. Elles ont leurs propres institutions, leurs propres règles et compétences, et peuvent exercer une influence significative sur les affaires régionales et mondiales.

La pluralité des acteurs et leur rôle croissant sont des caractéristiques marquantes de la période contemporaine des relations internationales. À partir de la deuxième moitié du XIXe siècle, nous observons l'émergence de nouveaux acteurs et organisations internationales qui sont devenus plus nombreux et plus actifs sur la scène mondiale. Traditionnellement, dans la théorie politique, l'État était considéré comme l'acteur central et dominant des relations internationales. Cependant, au fil du temps, d'autres acteurs tels que les organisations internationales, les entreprises multinationales, les ONG, les réseaux transnationaux, les mouvements sociaux et les groupes de réflexion ont gagné en importance et ont influencé les dynamiques internationales. Cette évolution a conduit à un changement du paradigme stato-centré vers un monde multi-centrique. Cela signifie que le pouvoir et l'influence sont dispersés et disséminés à travers le monde, avec de multiples lieux de pouvoir et d'action internationale. Les décisions et les interactions internationales ne sont plus uniquement régies par les États, mais également par ces acteurs non étatiques qui jouent un rôle de plus en plus important. Cette multiplicité des acteurs et des centres de pouvoir reflète la complexité croissante des enjeux mondiaux. Les problèmes tels que le changement climatique, la mondialisation économique, les migrations, les conflits transnationaux, nécessitent une approche plurilatérale et une coopération entre différents acteurs pour être résolus efficacement. Il est donc essentiel d'intégrer ces acteurs non étatiques et organisations internationales dans la réflexion et l'analyse des relations internationales contemporaines. Leur rôle et leur influence ne peuvent être ignorés, car ils contribuent de manière significative à la dynamique et à la transformation du système international.

Les acteurs multiples des relations internationales sont constamment en interaction et peuvent être le sujet de tensions et de rivalités. Ces tensions peuvent exister entre les États-nations et les organisations internationales, ainsi qu'entre les États eux-mêmes au sein de ces organisations. D'une part, il peut y avoir des extensions de pouvoir entre les États-nations et les organisations internationales. Les États délèguent souvent une partie de leur souveraineté aux organisations internationales en leur accordant des compétences et des responsabilités spécifiques. Cependant, cela peut également entraîner des frictions, car les États peuvent être réticents à céder une partie de leur autorité et peuvent chercher à préserver leurs intérêts nationaux. D'autre part, les tensions peuvent également exister entre les acteurs étatiques et non étatiques. Les organisations non gouvernementales, par exemple, peuvent remettre en question les politiques des États, les critiquer et les pousser à prendre des mesures en faveur de certaines causes. De même, les États peuvent chercher à contrôler ou à limiter l'action des acteurs non étatiques, notamment en réglementant leurs activités ou en les surveillant. En outre, il y a une compétition perpétuelle entre les acteurs pour le pouvoir et l'influence. Les États cherchent à accroître leur puissance et à défendre leurs intérêts nationaux sur la scène internationale. Les organisations internationales peuvent rivaliser pour l'adhésion et l'influence des États membres, tandis que les acteurs non étatiques peuvent rivaliser pour attirer l'attention et obtenir des ressources pour leurs causes. Cette concurrence pour le pouvoir peut se manifester dans les négociations, les prises de décision, les alliances, les rivalités économiques et géopolitiques. Les intérêts contradictoires des différents acteurs peuvent entraîner des conflits et des désaccords, mais aussi stimuler la coopération et la recherche de compromis.

Anexos

Referencias