« El concepto de desarrollo en las relaciones internacionales » : différence entre les versions

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En un enfoque más purista, somos reacios a abordar problemas que son simples problemas de financiación, independencia del Estado, autonomía en la toma de decisiones para respetar el espacio humanitario. Mientras que el enfoque intervencionista wilsoniano, el espacio intervencionista no tiene sentido, porque es un proyecto mucho más político, mientras que el humanitario en su deseo de independencia y la creación de un espacio autónomo, la idea es ponerse fuera de los intereses políticos. Por un lado, nos encontramos entre nosotros para aliviar el sufrimiento de la gente y el objetivo es que el trabajo no se ponga en tela de juicio ni se vea obstaculizado por cuestiones políticas, ya sea por los beligerantes sobre el terreno o en el contexto etíope. Por otro lado, el reto es poder conectar de la manera más eficaz posible a una serie de agentes en una agenda política calificada de liberal, en la que se comprometen a transformar un Estado para que pueda desarrollarse.
En un enfoque más purista, somos reacios a abordar problemas que son simples problemas de financiación, independencia del Estado, autonomía en la toma de decisiones para respetar el espacio humanitario. Mientras que el enfoque intervencionista wilsoniano, el espacio intervencionista no tiene sentido, porque es un proyecto mucho más político, mientras que el humanitario en su deseo de independencia y la creación de un espacio autónomo, la idea es ponerse fuera de los intereses políticos. Por un lado, nos encontramos entre nosotros para aliviar el sufrimiento de la gente y el objetivo es que el trabajo no se ponga en tela de juicio ni se vea obstaculizado por cuestiones políticas, ya sea por los beligerantes sobre el terreno o en el contexto etíope. Por otro lado, el reto es poder conectar de la manera más eficaz posible a una serie de agentes en una agenda política calificada de liberal, en la que se comprometen a transformar un Estado para que pueda desarrollarse.


L’autre danger dans la logique d’espace est que les États sont très présents dans l’humanitaire. Le fait que des États eux-mêmes peuvent avoir des agences humanitaires peut paraître contradictoire pour les puristes. Si on pousse à l’extrême que la politique étrangère la logique que la politique étrangère et que les objectifs en termes de développement et d’humanitaire sont les mêmes, cela est problématique comme en Irak ou encore en Afghanistan. L’objectif était de faire du nation-building, mais cela soulève le problème que par exemple une ONG qui travaille dans la remise en état de puits dans une région retirée d’Afghanistan travaille non seulement à développer l’Afghanistan, mais en fin de compte, elle contribue à rendre l’Afghanistan plus sûr parce qu’un Afghanistan développé est un Afghanistan plus sûr qui accueillerait moins de terroristes donc il serait moins une menace pour l’occident.
El otro peligro en la lógica del espacio es que los Estados están muy presentes en la ayuda humanitaria. El hecho de que los propios Estados puedan tener agencias humanitarias puede parecer contradictorio a los puristas. Si llevamos al extremo que la política exterior es la misma que la política exterior y que los objetivos de desarrollo y humanitarios son los mismos, esto es problemático como en Iraq o Afganistán. El objetivo era construir la nación, pero esto plantea el problema de que, por ejemplo, una ONG que trabaja en la rehabilitación de pozos en una región remota de Afganistán no sólo está trabajando para desarrollar Afganistán, sino que en última instancia contribuye a hacer que Afganistán sea más seguro porque un Afganistán desarrollado es un Afganistán más seguro que albergaría a menos terroristas, por lo que sería una amenaza menor para Occidente.


Il y a des enchainements et des mises en commun d’acteurs qui semblent relativement cohérents, mais qui sont extrêmement problématiques d’un point de vue éthique, mais qui l’est aussi extrêmement du point de vue des praticiens eux-mêmes.  
Hay cadenas y agrupaciones de actores que parecen relativamente coherentes, pero que son extremadamente problemáticas desde el punto de vista ético, pero que también lo son desde el punto de vista de los propios profesionales.


Dans ''Humanitarianism transformed''<ref>Barnett, Michael. "Humanitarianism Transformed." Perspectives on Politics 3.04 (2005): n. pag. Web</ref>, Mickael Barnett met en avant deux transformations qui serait la politisation d’un côté et l’institutionnalisation de l’autre :
En ''Humanitarianism transformed''<ref>Barnett, Michael. "Humanitarianism Transformed." Perspectives on Politics 3.04 (2005): n. pag. Web</ref>, Mickael Barnett destaca dos transformaciones que serían la politización por un lado y la institucionalización por el otro:
*'''politisation''' : c’est le fait qu’il y a de plus en plus d’acteurs et de plus en plus d’enjeux auxquels sont confrontés les acteurs de l’humanitaire qui doivent forcément prendre position par rapport à des acteurs politiques, mais ils font le choix de s’en extraire ou de garder des distances.
*'''politización''': es el hecho de que cada vez hay más actores y más y más retos a los que se enfrentan los actores humanitarios que necesariamente deben adoptar una posición en relación con los actores políticos, pero que optan por alejarse de ellos o mantener su distancia.
*'''institutionnalisation''' : on est face à un système de plus en plus complexe avec de plus en plus d’acteurs qui génèrent de plus en plus de logiques de coopération et de mise en commun de savoir faire extrêmement différents qui vont de l’humanitaire plus traditionnelle, au développement, aux militaires à des acteurs privés.  
*'''institucionalización''': nos enfrentamos a un sistema cada vez más complejo, con actores que generan cada vez más lógicas de cooperación y de puesta en común de conocimientos muy diferentes, que van desde los humanitarios más tradicionales hasta el desarrollo, pasando por los militares y los actores privados.


Barnett se reconnaît dans une approche plus wilsonienne ne voyant pas d’un mauvais oeil qu’il faut faire travailler les acteurs ensemble et qu’il n’y a aucune raison qu’on ne le fasse pas soulevant le problème de la politisation et de l’institutionnalisation.
Barnett se ve a sí mismo en un enfoque más wilsoniano, sin adoptar una visión negativa de que los actores deben trabajar juntos y que no hay razón para no hacerlo, planteando la cuestión de la politización y la institucionalización.


= Histoires et définitions =
= Histoires et définitions =

Version du 11 mars 2019 à 04:29

La idea de pasar de la acción humanitaria al desarrollo es que la acción humanitaria sigue siendo una cuestión que incumbe al profesional, mientras que el desarrollo tiene su propia teoría.

Ayuda humanitaria

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Hay que hacer una distinción entre la acción humanitaria y la acción humanitaria. Ha surgido a través de una nebulosa donde un orden humanitario de actores extremadamente diversos con enfoques diversos. También hay una distinción entre las organizaciones de Dunkerque y las de Wilsonia, que son enfoques totalmente diferentes de la ayuda humanitaria, con uno destinado a garantizar la integridad de un espacio humanitario basado en los principios de neutralidad e independencia en particular, y otro, más transformador, destinado a transformar las sociedades en las que operamos.

Una posible distinción es entre un enfoque basado en las necesidades y un enfoque basado en los derechos:

  • un enfoque basado en las necesidades es un enfoque cuyo objetivo principal de la ayuda humanitaria es proporcionar algún tipo de ayuda, asistencia directa a las personas que son objeto de la ayuda humanitaria y que la necesitan, ya sea en catástrofes naturales o en conflictos armados;
  • un enfoque basado en los derechos es mucho más ambicioso, ya que el objetivo es garantizar el respeto de los derechos humanos. Para algunos, estamos abriendo la caja de Pandora ya que estamos empezando a tocar la soberanía de los Estados, que es el gran tabú de las relaciones internacionales, en particular en torno a la noción de la responsabilidad de proteger, que es importante y sintomática de la tensión entre la acción y la intervención humanitaria.

En cierto modo, contar con un enfoque de intervención movilizará automáticamente muchos más recursos. La acción humanitaria basada en las necesidades tiene por objeto aliviar el sufrimiento de las personas sin distinción. El problema es relativamente simple. El otro enfoque intervencionista o wilsoniano requiere la movilización de muchos actores porque el objetivo es transformar y mejorar las sociedades, transformar el sistema internacional, es un proyecto global. La coordinación está abierta a muchos actores que plantean muchas preguntas.

La cooperación más complicada será entre el personal humanitario y el militar. En el contexto de Somalia, la cuestión en algún momento será quién trabaja para quién. En otras palabras, se plantean cuestiones sobre el terreno, en particular sobre quiénes participan, el bienestar de la población y el interés estratégico de un Estado. En el espacio humanitario, nos enfrentamos a dos tendencias que no coinciden en el sentido de su profesión. El segundo enfoque, más intervencionista, se abrirá automáticamente al desarrollo.

La ayuda humanitaria de forma bastante intuitiva se consideró una ayuda a corto plazo. Cuando tratamos de transformar un país y mejorar su infraestructura, estamos ante una perspectiva a largo plazo que implica la movilización de otros actores y otras cuestiones.

En un enfoque más purista, somos reacios a abordar problemas que son simples problemas de financiación, independencia del Estado, autonomía en la toma de decisiones para respetar el espacio humanitario. Mientras que el enfoque intervencionista wilsoniano, el espacio intervencionista no tiene sentido, porque es un proyecto mucho más político, mientras que el humanitario en su deseo de independencia y la creación de un espacio autónomo, la idea es ponerse fuera de los intereses políticos. Por un lado, nos encontramos entre nosotros para aliviar el sufrimiento de la gente y el objetivo es que el trabajo no se ponga en tela de juicio ni se vea obstaculizado por cuestiones políticas, ya sea por los beligerantes sobre el terreno o en el contexto etíope. Por otro lado, el reto es poder conectar de la manera más eficaz posible a una serie de agentes en una agenda política calificada de liberal, en la que se comprometen a transformar un Estado para que pueda desarrollarse.

El otro peligro en la lógica del espacio es que los Estados están muy presentes en la ayuda humanitaria. El hecho de que los propios Estados puedan tener agencias humanitarias puede parecer contradictorio a los puristas. Si llevamos al extremo que la política exterior es la misma que la política exterior y que los objetivos de desarrollo y humanitarios son los mismos, esto es problemático como en Iraq o Afganistán. El objetivo era construir la nación, pero esto plantea el problema de que, por ejemplo, una ONG que trabaja en la rehabilitación de pozos en una región remota de Afganistán no sólo está trabajando para desarrollar Afganistán, sino que en última instancia contribuye a hacer que Afganistán sea más seguro porque un Afganistán desarrollado es un Afganistán más seguro que albergaría a menos terroristas, por lo que sería una amenaza menor para Occidente.

Hay cadenas y agrupaciones de actores que parecen relativamente coherentes, pero que son extremadamente problemáticas desde el punto de vista ético, pero que también lo son desde el punto de vista de los propios profesionales.

En Humanitarianism transformed[1], Mickael Barnett destaca dos transformaciones que serían la politización por un lado y la institucionalización por el otro:

  • politización: es el hecho de que cada vez hay más actores y más y más retos a los que se enfrentan los actores humanitarios que necesariamente deben adoptar una posición en relación con los actores políticos, pero que optan por alejarse de ellos o mantener su distancia.
  • institucionalización: nos enfrentamos a un sistema cada vez más complejo, con actores que generan cada vez más lógicas de cooperación y de puesta en común de conocimientos muy diferentes, que van desde los humanitarios más tradicionales hasta el desarrollo, pasando por los militares y los actores privados.

Barnett se ve a sí mismo en un enfoque más wilsoniano, sin adoptar una visión negativa de que los actores deben trabajar juntos y que no hay razón para no hacerlo, planteando la cuestión de la politización y la institucionalización.

Histoires et définitions

Le développement est une notion chargée de sens commun. Il va y avoir une approche totalement différente de l’humanitaire puisqu’on est à la fois dans un champ de pratique avec des gens dont leur métier est l’humanitaire comme des agences de développement, certaines ONG, certains pays et certaines agences onusiennes ; et on est aussi dans un champ d’étude avec une théorie du développement soit un format beaucoup plus traditionnelle pour un cours.

Le développement est une notion autour de laquelle il y a beaucoup de débat, mais pas de consensus. Certains le font remonter à différents moments souvent en rapport avec les différentes approches adoptées.

S’il y a un entendement traditionnel du développement c’est comment il est mobilisé, pratiqué et critiqué découlant de l’idée de progrès qui vient de la période des Lumières. C’est une logique de progrès et de perfectionnement de l’humanité vers plus de raison et de liberté auquel s’ajoute une maturation de la société commerciale. Les critiques qualifient ce projet de projet libéral s’inscrivant dans le type de société au sein de laquelle nous visons qu’on peut aussi qualifier de « société occidentale ».

Le sens contemporain du développement date de la fin de la Deuxième guerre mondiale avec la déclaration du président Truman du 20 janvier 1949 lors de son discours d’investiture. C’est le point de départ de l’histoire moderne du développement ou ce que Gilbert Rist appelle « l’ère du développement ».

Quelques années après la fin de la Deuxième guerre mondiale, la Guerre froide émerge, les alliés d’hier deviennent les nouveaux ennemis et à l’époque, le lieu principal du développement soit de l‘aide humanitaire est l’Europe avec la mise en place du plan Marshall pour aider à la reconstruction de l’Europe détruite. C’est un projet déjà très politisé à l’époque puisque les pays qui ont pu en bénéficier sont les pays du bloc occidental.

On dit que l’invention du développement se retrouve dans le point IV du discours de Truman. Un de ses conseillers lui aurait suggéré de glisser un mot concernant les pays du sud ce qui serait une bonne chose en termes de communication politique.

« [...] il nous faut lancer un nouveau programme qui soit audacieux et qui mette les avantages de notre avance scientifique et de notre progrès industriel au service de l'amélioration et de la croissance des régions sous-développées. [...] Leur vie économique est primitive et stationnaire. Leur pauvreté́ constitue un handicap et une menace, tant pour eux que pour les régions les plus prospères. [...] Je crois que nous devrions mettre à la disposition des peuples pacifiques les avantages de notre réserve de connaissances techniques afin de les aider à réaliser la vie meilleure à laquelle ils aspirent. Et, en collaboration avec d’autres nations, nous devrions encourager l’investissement de capitaux dans les régions où le développement fait défaut. [...] Une production plus grande est la clef de la prospérité́ et de la paix »

Il y a l’idée que les nations qui ont une certaine avance scientifique et un certain nombre de progrès puissent mettre cette avancée à l’amélioration de la croissance des régions sous-développée. Truman a inventé le développement moderne à travers l’invention du sous-développement. La relation entre le développement et le sous-développement devient le lieu de friction principale de débat très important éthique et idéologique pendant la Guerre froide.

Certains ne vont pas à hésiter à trouver un lien direct entre le sous-développement et la menace, parce que perçu comme menaçant parce qu’ils sont sous-développés. À partir de 1949 est ouverte l’ère du développement. La question du sous-développement comme menace va revenir à la fin de la Guerre froide parce que pendant la Guerre froide les acteurs du développement ne travaillent pas systématiquement avec les militaires. Pendant la Guerre froide, les militaires font leurs affaires dans la sécurisé et les développementalistes vont leurs affaires dans leur coin. L’un des lieux où les militaires et les développementalistes se rencontrent déjà est le cadre de la contre-insurrection où les militaires avec d’autres acteurs sont sur place afin de « reconquérir les cœurs et les esprits » comme dans le cadre de la guerre d’Algérie ou de la guerre du Vietnam. La déclaration Truman est un mélange des genres.

On est dans l’invention du développement à travers l’invention du sous-développement. C’est une tension interventionniste à travers un besoin de développer des pays parce qu’ils pourraient paraître menaçant. Cette thèse raisonne pour des questions liées à l’immigration clandestine. Il y a l’idée que les pays sous-développés sous différentes formes sont dangereux.

Il y a eu aussi d’autres lectures de l’histoire du développement. La lecture qui remet le plus en question la lecture moderniste est une lecture beaucoup plus marxiste de l’histoire du développement comme la théorie du système monde avec la globalisation. Cowen et Shenton ont publié en 1996 Doctrines of Development[2] liant l’émergence de la pratique du développement avec la diffusion du capitalisme industriel dès le début du XIXème siècle en Angleterre. La thèse développée est de dire que le capitalisme génère un « surplus de vie ».

Pour faire respecter l’ordre, il faut développer des stratégies pour gérer et s’occuper des populations et surtout de la frange la plus exclue qui est potentiellement dangereuse. Il y a une mise sous tutelle de ces populations qui vont être mises à l’écart. En fin de compte, lorsque le développement passe à l’international, on est dans une reproduction de ces pratiques, on gère au niveau global ces populations qui sont le surplus d’un capitalisme global. On repart d’une approche positiviste vers une approche marxiste dans le cadre duquel, l’enjeu du développement est de gérer les populations potentiellement dangereuses.

Mark Duffield dans Development, Security and Unending War: Governing the World of Peoples[3] s’inspire de Cowen et Shenton. Il postule qu’il y a une seule différence entre les pays occidentaux et les pays du sud est que dans les pays du nord les gens sont assurés et dans les pays du sud les gens ne sont pas assurés. Il utilise l’image de l’assurance pour distinguer les populations. L’exemple qu’il donne est qu’à un moment pour les sociétés de réassurance en cas de catastrophe, le tsunami de 2006 qui a fait 300000 morts a coûté deux fois moins qu’un ouragan en Floride la même année. C’est-à-dire que dans les populations touchées par le tsunami, il y avait tellement peu de gens qui bénéficiaient d’assurance que cela coûte moins cher qu’un ouragan en Floride qui a fait 20 morts. Il va montrer que le monde est divisé entre ces deux types de populations. Donc, les interventions que l’on va faire en occident sont des interventions en termes de sécurité sociale et d’assurance chômage alors que celles qu’on va avoir dans les pays du sud visent simplement à laisser ces pays dans un état d’autarcie visant à faire tourner au minimum ces États avec l’idée que les réseaux familiaux sont plus importants et qu’ils vont se baser dessus. Duffield va distinguer la pratique globale du développement comme gestion du surplus de vie en disant que les pays du sud sont encore plus dans une mauvaise situation parce que ce sont des populations qui ne sont pas assurées.

Modernistes et leurs critiques : vers l’impasse de la théorie du développement

On passe d’une pratique assez définit est historiquement traçable qui est celle de l’humanitaire vers un champ de pratique qui est le développement aux contours plus flous, plus conflictuels et surtout aux enjeux de relations internationales importants en termes de transformation du système international ou de capacité à pouvoir transformer le système international.

Le débat sur le développement se déroule de la fin des années 1950 jusqu’à la fin des années 1980 et même jusqu’à aujourd’hui. C’est le moment où la théorie du développement a été la plus importante.

Modernistes

Sur le développement il y a la thèse modernise qui sous-tend cette approche en termes de progrès dans une certaine mesure qui est intuitive se basant sur la déclaration Truman lançant l’ère du développement ou, comme certains diront ,du sous-développement.

La thèse moderniste qui est encore aujourd’hui très importante se base sur l’idée que les pays du sud souffrent d’un retard dans leur développement culturel et économique. C’est-à-dire qu’il y a un sens dans lequel on se développe de progrès vers plus de raison, de rationalité et de démocratie et qu’il faut aider les pays en retard à rattraper leur retard. C’est une logique où toutes les sociétés passent à travers différentes phases de développement. D’un point de vue critique, la théorie moderniste se résume à un développement par phase.

Walt Whitman Rostow et Talcott Parsons sont les auteurs les plus cités par rapport aux canons de cette thèse moderniste. Ils partent de l’idée qu’une société est développée lorsqu’elle est de plus en plus différenciée, c’est-à-dire que les différents secteurs de la société sont différenciés. En se complexifiant et en se différenciant, une société se développe.

La thèse moderniste est soutenue par les principaux acteurs du développement comme la Banque mondiale qui va aider à réformer des pays afin de combler un retard. Les interventions militaro-humanitaire, lorsqu’elles ont un volet d’intervention militaire complexe, avec des développementalistes, des juristes, on reste dans ce paradigme. C’est un paradigme qui s’applique aussi à la démocratisation puisqu’il y a des opérations actuellement de l’Union européenne dans différents pays avec l’envoi de juristes pour aider à construire et développer de « rules of law operation » afin d’aider à mettre en place un État de droit en formant des juristes et doter ces pays d’institutions qui leur permettrait de devenir des États développés.

Pour cette approche, les causes du sous-développement sont internes. Si les pays du sud sont sous-développés, cela est leur faute puisqu’ils n’ont pas développé les capacités qui leur permettraient de se développer donc on va les aider à se développer. Cela touche au domaine de la « bonne gouvernance », car si on a de la bonne gouvernance, il est possible de se développer.

Lorsqu’on parle de responsabilité à protéger, c’est l’idée qu’on peut intervenir dans un pays du moment que le gouvernement d’un pays ne va pas être en mesure d’offrir à ses citoyens les moyens de son développement. La frontière devient floue sur les champs d’action de l’intervention.

Typiquement, les pays qui vont être contre l’intervention vont être des pays qui vont avoir un rapport de la souveraineté de type « sud » comme le Brésil, l’Inde et la Chine qui ont un discours sur le respect de la souveraineté qui est beaucoup plus traditionnelle dans le sens où la souveraineté est intangible et tous les États du système international sont égaux et donc on ne peut pas renverser les régimes.

Critiques

Dans ces thèses du modernisme qui se veulent transformative ont émergé toute une série de critiques. La plupart des critiques sont marxiste dont la plus connue est la théorie de la dépendance de André Franck, mais aussi de Prebisch qui veulent qu’il y ait une relation de dépendance entre centre et périphérie dans le système international. En fin de compte, les pays du centre sont développés grâce au fait que les autres pays sont sous-développés. Le sous-développement n’est pas simplement la cause d’une mauvaise gouvernance, mais parce que le sous-développement devient simplement une création historique du capitalisme, car pour exercer, le capitalisme a besoin de créer du sous-développement.

Il y aussi la thèse de la théorie du système-monde de Wallerstein et Amin où on est dans l’émergence dans un temps beaucoup plus long d’une économie-monde capitaliste depuis le XVIème siècle qui va créer ces rapports de dépendance.

Ce qu’ont en commun ces critiques et le point sur lequel elles se retrouvent est que les causes du sous-développement sont externes. C’est le fonctionnement du système international qui va générer le sous-développement. Lorsqu’on parle du développement, la vraie question est celle des causes du sous-développement qui est le cœur du désaccord fondamental voyant les différents protagonistes s’affronter.

Le débat s’est un peu essoufflé à la fin des années 1980 parce qu’il y avait des grands signes d’essoufflement de la théorie moderniste dans la pratique avec en Amérique latine la crise de la dette suite à des crédits afin de les aider à se développer, d’un autre côté, il y a eu une série de critiques contre les théories marxistes où ont leur adressait la critique d’être dans un biais fonctionnaliste avec un certain sens de l’histoire qui prêtaient une certaine homogénéité à tous les pays du sud alors qu’on est pas dans une population homogène, mais dans différents stades de développement où le développement de certain pays à mis en échec certaines de la dépendance notamment comme avec le Brésil et certains pays du sud-est asiatique. On est arrivé à une impasse du développement selon David Booth.

À la fin de la Guerre froide, on constate certains échecs d’une thèse et de l’autre, mais cela reste la grande défaite des thèses marxistes. La thèse des dépendances qui était en vogue a un peu perdu dans le sens où on peut tout à fait faire une corrélation entre l’explosion des interventions humanitaire, une explosion de l’aide au développement, une croyance de la fin de la Guerre froide comme grand moment de déblocage du système international avec la fin de l’humanité. La fin de la guerre froide consacre la thèse moderniste avec une vision du sous-développement comme étant le fruit de causes internes et pas externes. La thèse moderniste reste la plus en vogue, les causes du sous-développement étant concernées comme interne plus qu’externe.

La construction de la paix et la fusion entre la sécurité et le développement

C’est l’idée que depuis la fin de la Guerre froide, on est sur un agenda libéral qui viserait à transformer les pays du sud qui sont en retard et à partir de là mobiliser énormément de moyens. À partir des années 1990, émerge l’idée qu’il est possible de régler les problèmes des pays du sud en y intervenant. C’est une logique très positive dans le contexte de l’époque avec la volonté de récolter les dividendes de la paix. Francis Fukuyama dans son ouvrage La fin de l’histoire et le Dernier Homme développe[4] l’idée que dans un monde libéral, le système socialiste ayant perdu, un nouveau système s’installe dans le monde entier parce que c’est le meilleur système et qu’il va s’exporter avec des pratiques et d’un modèle culturel et aussi du soft-power. Après cela, Fukuyama se reconverti dans le peace building.

Se met en place un projet libéral de régulation du monde. L’un des livres les plus connu est de Empire light de Mickael Iniatiev qui va expliquer que sous le leadership bienveillant américain, c’est pour le mieux que les États-Unis vont s’engager pour régler les pays du sud et les aider enfin à entrer dans la communauté internationale et à bénéficier de la chance d’être dans des démocraties libérales et avec une économie de marché qui fonctionne. C’est l’idée d’un empire allégé.

Mark Duffield est un universitaire anglais qui a un intérêt pour les approches marxistes, mais qui est aussi un ancien travailleur humanitaire et va développer la thèse avec d’autres auteurs comme David Chandler et David Harly qui vont remettre en question l’agenda libéral de transformation et de libéralisation des pays du sud. La thèse que va développer Duffield est celle de mettre le doigt sur le fait que pour le développementaliste depuis sa création depuis les années 1940, les pays sous-développés sont une menace et que développer les pays du sud est une façon pour les pays du nord d’être plus en sécurité.

Au même moment que cela soit l’ONU, les États-Unis ou même l’Union européenne, il y a l’idée que la sécurité est du développement et que le développement est la sécurité. En fin de compte, les deux projets sont complètement liés. Le 11 septembre n’est plus vu comme une rupture, mais comme une continuité dans le rapport entre la sécurité et le développement. La stratégie nationale de sécurité américaine adhère tout à fait à l’idée qu’il faut développer certains pays comme l’Irak et l’Afghanistan afin qu’ils génèrent moins de terrorisme. La stratégie européenne de sécurité datant de 2003 aussi met en place ce scénario où en tant que politique étrangère bienveillante, il faut être bienveillant pour générer plus de sécurité. Il y a un intérêt à la « sympathie ».

Il y a l’idée que les intérêts et les valeurs convergent. En Suisse a été créée au département des affaires étrangères une division de sécurité humaine qui est justement un concept créé en 1994 par le PNUD visant à contribuer à la sécurité des individus afin de contribuer à la sécurité du monde. Pour Duffield, les ONG et les agences d’aide sont les premières lignes des acteurs de l’impérialisme dans les pays du sud.

Sa thèse est un peu problématique parce qu’on est un peu dans une lecture peu nuancée des interventions humanitaires qui se limiteraient à un projet impérialiste. Duffield fait un lien entre libéralisme, sécurité et développement. C’est-à-dire qu’une société libérale qui se met en place au-delà d’un discours sur le progrès et la liberté est dans un entendement foucaldien du pouvoir puisque l’exercice du pouvoir s’exerce de manière biopolitique. Le libéralisme devient une technique de gouvernement des populations. À partir de là, ce système va s’exporter dans le reste du monde et la sécurité et le développement ne sont que deux faces de la même médaille qui soutiennent un projet impérialiste.

Comme étant marxiste, il s’inscrit dans une perspective historique au sein de laquelle tout le développement des différents outils humanitaires développementalistes, de sécurité, militaire et de police internationale ne sont que des moyens de contrôler le « surplus de vie ». Dans cette perspective historique, Duffield dit que la décolonisation a créée le besoin de policer l’international et on va devoir intervenir pour gérer ces populations indésirables et que l’humanitaire n’est qu’un dernier filet de protection pour gérer ces populations. Duffield y voit une technique de pouvoir extrêmement efficace expliquant que certains ont tenté l’eugénisme ou l’extermination et qu’en fin de compte, ce mode de gouvernement est plus efficace, mais on reste dans une logique d’exercice du pouvoir et de domination. C’est pourquoi on est dans un projet impérial.

Il donne l’exemple de l’abolition de l’esclavage parce qu’il met le doigt sur la tension et le paradoxe du libéralisme. En poussant pour l’abolition de l’esclavage c’est-à-dire pour donner plus de liberté pour cette population, lorsque l’esclavage a été aboli a émergé la question de savoir quoi faire de ces populations. Il y a eu l’expérience de la constitution de la Sierra Leone ou encore du Libéria ou encore certains en Jamaïque où le but étaient de monter qu’on peut créer des États et que ces populations peuvent se prendre en main eux-mêmes. C’est une vision sombre du système international, mais qui a le mérite de remettre en question une doxa sur les interventions humanitaires qui s’inscrit dans une cohérence historique qui peut s’avérer pertinente dans certains cas.

Pour critiquer Duffield, on remarque qu’il s’insère dans une certaine vision de l’histoire. Dans ses travaux, il va parler de fusion entre sécurité et développement, mais dans une certaine mesure il adopte une vision anglo-saxonne très wilsonienne de l’aide humanitaire. On peut s’interroger si Duffield ne reproduit-il pas et n’appuie-t-il une certaine vision de l’intervention ainsi que les justifier alors que les praticiens sur le terrain ne sont pas pris dans un schéma impérialisme et que leur métier est celui de l’humanitaire qui doit garder une certaine indépendance. Alors, cette théorie qui se veut téléologique n’est pas représentative de la situation réelle. Ce serait une forme de simplisme.

Annexes

Bibliographie

Références

  1. Barnett, Michael. "Humanitarianism Transformed." Perspectives on Politics 3.04 (2005): n. pag. Web
  2. Cowen, Michael, and Robert W. Shenton. Doctrines of Development. London: Routledge, 1996.
  3. Duffield, Mark R. Development, Security and Unending War: Governing the World of Peoples. Cambridge: Polity, 2007.
  4. Fukuyama, Francis. The End of History and the Last Man. Francis Fukuyama. New York: Perennial, 1992.