Modification de Los costes sociales de la Revolución Industrial

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== La paradoja del crecimiento ==
== La paradoja del crecimiento ==
La era de la revolución industrial y la expansión económica del siglo XIX fue un periodo de transformaciones profundas y contrastadas. Por un lado, se produjo un importante crecimiento económico y un progreso técnico sin precedentes. Por otro lado, esto se tradujo a menudo en unas condiciones de vida extremadamente difíciles para los trabajadores de los centros urbanos en rápida expansión. Hay que destacar una oscura realidad de este periodo: la urbanización rápida y desordenada (lo que algunos llaman "urbanización incontrolada") provocó unas condiciones de vida insalubres. Las ciudades industriales, que crecían a un ritmo frenético para albergar a una mano de obra cada vez mayor, carecían a menudo de infraestructuras adecuadas de saneamiento y acceso al agua potable, lo que provocó la propagación de enfermedades y un descenso de la esperanza de vida. En ciudades como las inglesas de principios del siglo XIX, Le Creusot en Francia en la década de 1840, la región del este de Bélgica en torno a 1850-1860 o Bilbao en España a principios del siglo XX, la industrialización vino acompañada de consecuencias humanas devastadoras. Los trabajadores y sus familias, a menudo hacinados en viviendas precarias y superpobladas, estaban expuestos a un entorno tóxico, tanto en el trabajo como en el hogar, y la esperanza de vida descendía a niveles tan bajos como 30 años, lo que reflejaba las duras condiciones de trabajo y de vida. El contraste entre las zonas urbanas y rurales también era marcado. Mientras las ciudades industriales sufrían, el campo pudo disfrutar de mejoras en la calidad de vida gracias a una mejor distribución de los recursos generados por el crecimiento económico y a un entorno menos concentrado y contaminado. Este periodo de la historia ilustra de forma conmovedora los costes humanos asociados a un desarrollo económico rápido y desordenado. Subraya la importancia de políticas equilibradas que promuevan el crecimiento al tiempo que protegen la salud y el bienestar de los ciudadanos.
L'ère de la révolution industrielle et de l'expansion économique qui s'est déroulée au XIXe siècle a été une période de transformations profondes et contrastées. D'un côté, il y a eu une croissance économique significative et un progrès technique sans précédent. D'un autre côté, cela s'est souvent traduit par des conditions de vie extrêmement difficiles pour les ouvriers dans les centres urbains en expansion rapide. Il faut mettre en lumière une réalité sombre de cette période: l'urbanisation rapide et non réglementée (ce que certains appellent "urbanisation sauvage") a conduit à des conditions de vie insalubres. Les villes industrielles, qui se sont développées à un rythme effréné pour loger une main-d'œuvre toujours plus nombreuse, étaient souvent dépourvues d'infrastructures adéquates pour l'assainissement et l'accès à l'eau potable, ce qui a entraîné la propagation de maladies et une baisse de l'espérance de vie. Dans des villes comme les villes anglaises du début du XIXe siècle, Le Creusot en France dans les années 1840, la région de la Belgique orientale autour des années 1850-1860, ou Bilbao en Espagne au tournant du XXe siècle - l'industrialisation s'est accompagnée de conséquences humaines dévastatrices. Les travailleurs et leurs familles, souvent entassés dans des logements surpeuplés et précaires, étaient exposés à un environnement toxique, tant au travail qu'à la maison, avec une espérance de vie tombant à des niveaux aussi bas que 30 ans, reflétant les conditions de travail et de vie éprouvantes. Ce contraste entre les zones urbaines et rurales était également marqué. Alors que les villes industrielles souffraient, les campagnes pouvaient connaître des améliorations de la qualité de vie grâce à une meilleure répartition des ressources issues de la croissance économique et à un environnement moins concentré et moins pollué. Cette période de l'histoire illustre de manière poignante les coûts humains associés à un développement économique rapide et non réglementé. Elle souligne l'importance de politiques équilibrées qui favorisent la croissance tout en protégeant la santé et le bien-être des citoyens.


Los orígenes del sindicalismo se remontan a la Revolución Industrial, un periodo marcado por una transformación radical de las condiciones de trabajo. Enfrentados a largas y penosas jornadas laborales, a menudo en entornos peligrosos o insalubres, los trabajadores empezaron a unirse para defender sus intereses comunes. Estos primeros sindicatos, a menudo obligados a operar en la clandestinidad debido a la legislación restrictiva y a la fuerte oposición patronal, se erigieron en paladines de la causa obrera, con el objetivo de lograr mejoras concretas en las condiciones de vida y de trabajo de sus afiliados. La lucha sindical se centró en varias áreas clave. En primer lugar, la reducción de las jornadas laborales excesivas y la mejora de las condiciones de higiene en los entornos industriales fueron reivindicaciones centrales. En segundo lugar, los sindicatos lucharon por obtener salarios que no sólo permitieran a los trabajadores sobrevivir, sino también vivir con un mínimo de comodidad. También trabajaron para garantizar una cierta estabilidad laboral, protegiendo a los trabajadores del despido arbitrario y de los riesgos laborales evitables. Por último, los sindicatos han luchado por el reconocimiento de derechos fundamentales como la libertad de asociación y el derecho de huelga. A pesar de las adversidades y resistencias, estos movimientos fueron consiguiendo avances legislativos que empezaron a regular el mundo del trabajo, allanando el camino para una paulatina mejora de las condiciones laborales de la época. De este modo, los primeros sindicatos no sólo configuraron el panorama social y económico de su época, sino que también allanaron el camino para el desarrollo de las organizaciones sindicales contemporáneas, que siguen siendo actores influyentes en la defensa de los derechos de los trabajadores en todo el mundo.
Les origines du syndicalisme remontent à l'époque de la révolution industrielle, une période marquée par une transformation radicale des conditions de travail. Face à des journées laborieuses, prolongées, et souvent dans des environnements dangereux ou insalubres, les travailleurs ont commencé à s'unir pour défendre leurs intérêts communs. Ces premiers syndicats, fréquemment contraints d'opérer dans la clandestinité en raison de législations restrictives et d'une forte opposition patronale, se sont érigés en champions de la cause ouvrière, avec pour objectif l'amélioration concrète des conditions de vie et de travail de leurs membres. La lutte syndicale s'est articulée autour de plusieurs axes fondamentaux. Premièrement, la réduction des horaires de travail excessifs et l'amélioration des conditions d'hygiène en milieu industriel étaient des revendications centrales. Deuxièmement, les syndicats se sont battus pour obtenir des salaires permettant non seulement de survivre mais aussi de vivre avec un minimum de confort. En outre, ils se sont efforcés d'assurer une certaine stabilité de l'emploi, protégeant ainsi les ouvriers des licenciements arbitraires et des risques professionnels évitables. Enfin, les syndicats ont lutté pour la reconnaissance de droits fondamentaux, tels que la liberté d'association et le droit de grève. Malgré l'adversité et les résistances, ces mouvements ont peu à peu obtenu des avancées législatives qui ont commencé à réguler le monde du travail, posant les jalons d'une amélioration progressive des conditions laborieuses de l'époque. Ainsi, les premiers syndicats ont non seulement façonné le paysage social et économique de leur temps, mais ont également préparé le terrain pour le développement des organisations syndicales contemporaines, acteurs toujours influents dans la défense des droits des travailleurs à travers le monde.


La baja tasa de mortalidad adulta en las ciudades industriales, a pesar de las precarias condiciones de vida, puede explicarse por un fenómeno de selección natural y social. Los trabajadores emigrantes que venían del campo para trabajar en las fábricas eran a menudo los que gozaban de mejor salud y mayor resistencia, cualidades necesarias para emprender semejante cambio de vida y soportar los rigores del trabajo industrial. Estos adultos representaban, pues, un subconjunto de la población rural caracterizado por una mayor fuerza física y una audacia superior a la media. Estos rasgos eran ventajosos para sobrevivir en un entorno urbano donde las condiciones de trabajo eran duras y los riesgos para la salud elevados. En cambio, los niños y los jóvenes, más vulnerables por su desarrollo incompleto y su falta de inmunidad a las enfermedades urbanas, sufrían más y, por tanto, tenían más probabilidades de morir prematuramente. En cambio, los adultos que sobrevivieron a los primeros años de trabajo en la ciudad pudieron desarrollar cierta resistencia a las condiciones de vida urbana. Esto no quiere decir que no sufrieran los efectos nocivos del entorno insalubre y las agotadoras exigencias del trabajo en las fábricas; pero su capacidad para perseverar a pesar de estos retos se reflejó en una tasa de mortalidad relativamente baja en comparación con las poblaciones más jóvenes y frágiles. Esta dinámica es un ejemplo de cómo los factores sociales y medioambientales pueden influir en los patrones de mortalidad de una población. También pone de relieve la necesidad de reformas sociales y de mejora de las condiciones de trabajo, sobre todo para proteger a los segmentos más vulnerables de la sociedad, especialmente los niños.
La faible mortalité adulte dans les villes industrielles, en dépit de conditions de vie précaires, peut s'expliquer par un phénomène de sélection naturelle et sociale. Les ouvriers migrants venus des campagnes pour travailler dans les usines étaient souvent ceux qui disposaient de la meilleure santé et de la plus grande résilience, qualités nécessaires pour entreprendre un tel changement de vie et supporter les rigueurs du travail industriel. Ces adultes, donc, représentaient un sous-ensemble de la population rurale caractérisé par une plus grande force physique et une audace supérieure à la moyenne. Ces traits étaient avantageux pour survivre dans un milieu urbain où les conditions de travail étaient dures et les risques sanitaires élevés. Par contre, les enfants et les jeunes, plus vulnérables de par leur développement incomplet et leur manque d'immunité face aux maladies urbaines, souffraient davantage et étaient donc plus susceptibles de succomber prématurément. D'un autre côté, les adultes qui survivaient aux premières années de travail en ville pouvaient développer une certaine résistance aux conditions de vie urbaines. Cela ne veut pas dire qu'ils ne souffraient pas des effets néfastes de l'environnement insalubre et des exigences épuisantes du travail en usine ; mais leur capacité à persévérer malgré ces défis se traduisait par une mortalité relativement faible par rapport aux jeunes populations plus fragiles. Cette dynamique est un exemple de la façon dont les facteurs sociaux et environnementaux peuvent influencer les schémas de mortalité au sein d'une population. Cela met aussi en lumière la nécessité des réformes sociales et de l'amélioration des conditions de travail, particulièrement pour protéger les segments les plus vulnérables de la société, notamment les enfants.


== El medio ambiente más que el trabajo ==
== L’environnement plus que le travail ==
La observación de que el entorno tenía un impacto letal mayor que el propio trabajo durante la Revolución Industrial pone de relieve las condiciones extremas en las que vivían los trabajadores de la época. Aunque el trabajo en las fábricas era extremadamente duro, con largas jornadas, trabajo repetitivo y peligroso y pocas medidas de seguridad, a menudo era el entorno doméstico y urbano el que resultaba más letal. Las condiciones insalubres de las viviendas, caracterizadas por el hacinamiento, la falta de ventilación, la escasa o nula infraestructura de eliminación de residuos y los deficientes sistemas de alcantarillado, provocaban altos índices de enfermedades contagiosas. Enfermedades como el cólera, la tuberculosis y la fiebre tifoidea se propagaban rápidamente en estas condiciones. Además, la contaminación atmosférica provocada por la combustión de carbón en fábricas y hogares contribuyó a la aparición de problemas respiratorios y otros problemas de salud. Las calles estrechas y superpobladas, la falta de zonas verdes y espacios públicos limpios y el acceso limitado al agua potable agravan los problemas de salud pública. El impacto de estas condiciones medioambientales deletéreas fue a menudo inmediato y visible, provocando epidemias y elevadas tasas de mortalidad, especialmente entre los niños y los ancianos, menos capaces de resistir a las enfermedades. Esto puso de relieve la necesidad crítica de reformas sanitarias y medioambientales, como la mejora de la vivienda, la introducción de leyes de salud pública y la creación de infraestructuras de saneamiento, para mejorar la calidad de vida y la salud de las poblaciones urbanas.  
L'observation que l'environnement a eu un impact meurtrier plus important que le travail lui-même pendant la révolution industrielle met en évidence les conditions extrêmes dans lesquelles vivaient les travailleurs de l'époque. Bien que le travail en usine ait été extrêmement difficile, avec de longues heures, un travail répétitif et dangereux, et peu de mesures de sécurité, c'est souvent l'environnement domestique et urbain qui a été le plus létal. Les conditions de logement insalubres, caractérisées par une surpopulation, un manque de ventilation, une faible ou aucune infrastructure d'élimination des déchets et des systèmes d'égout déficients, ont conduit à des taux élevés de maladies contagieuses. Des maladies comme le choléra, la tuberculose, et la typhoïde se répandaient rapidement dans ces conditions. En outre, la pollution de l'air due à la combustion de charbon dans les usines et les foyers a contribué à des problèmes respiratoires et à d'autres problèmes de santé. Les rues étroites et surpeuplées, l'absence de zones vertes et d'espaces publics propres, et l'accès limité à de l'eau potable propre exacerbèrent les problèmes de santé publique. L'impact de ces conditions environnementales délétères était souvent immédiat et visible, menant à des épidémies et des taux de mortalité élevés, particulièrement chez les enfants et les personnes âgées, qui étaient moins capables de résister aux maladies. Cela a mis en évidence le besoin critique de réformes sanitaires et environnementales, telles que l'amélioration de l'habitat, l'introduction de lois sur la santé publique, et la création d'infrastructures d'assainissement, pour améliorer la qualité de vie et la santé des populations urbaines.  


La ley Le Chapelier, que debe su nombre al abogado y político francés Isaac Le Chapelier que la propuso, es una ley emblemática de la época posrevolucionaria en Francia. Promulgada en 1791, la ley pretendía abolir los gremios del Antiguo Régimen, así como cualquier forma de asociación profesional o agrupación de trabajadores y artesanos. El contexto histórico es importante para comprender las razones de esta ley. Uno de los objetivos de la Revolución Francesa era destruir las estructuras y privilegios feudales, incluidos los asociados a los gremios y corporaciones, que controlaban el acceso a los oficios y podían fijar precios y normas de producción. En este espíritu de abolición de privilegios, la ley de Le Chapelier pretendía liberalizar el trabajo y promover una forma de igualdad ante el mercado. La ley también prohibía las coaliciones, es decir, los acuerdos entre trabajadores o empresarios para fijar salarios o precios. En este sentido, se oponía a los primeros movimientos de solidaridad obrera, que podían amenazar la libertad de comercio e industria propugnada por los revolucionarios. Sin embargo, al prohibir cualquier forma de asociación entre trabajadores, la ley también tuvo el efecto de limitar gravemente la capacidad de los trabajadores para defender sus intereses y mejorar sus condiciones de trabajo. Los sindicatos no se desarrollaron legalmente en Francia hasta la ley Waldeck-Rousseau de 1884, que revocó la prohibición de las coaliciones obreras y autorizó la creación de sindicatos.
La loi Le Chapelier, du nom de l'avocat et homme politique français Isaac Le Chapelier qui la proposa, est une loi emblématique de l'époque post-révolutionnaire en France. Promulguée en 1791, cette loi visait à supprimer les corporations de l'Ancien Régime ainsi que toute forme d'associations professionnelles ou de groupements d'ouvriers et d'artisans. Le contexte historique est important pour comprendre les motifs de cette loi. La Révolution française avait comme l'un de ses objectifs la destruction des structures féodales et des privilèges, y compris ceux liés aux guildes et aux corporations, qui contrôlaient l'accès aux métiers et pouvaient fixer les prix et les normes de production. Dans cet esprit d'abolition des privilèges, la loi Le Chapelier visait à libéraliser le travail et à promouvoir une forme d'égalité devant le marché. La loi interdisait aussi les coalitions, c'est-à-dire les ententes entre ouvriers ou employeurs pour fixer les salaires ou les prix. En ce sens, elle s'opposait aux premiers mouvements de solidarité ouvrière qui pouvaient menacer la liberté du commerce et de l'industrie prônée par les révolutionnaires. Cependant, en interdisant toute forme d'association entre ouvriers, la loi a également eu pour effet de limiter sévèrement la capacité des travailleurs à défendre leurs intérêts et à améliorer leurs conditions de travail. Les syndicats ne se développeront légalement en France qu'à partir de la loi Waldeck-Rousseau en 1884, qui revient sur l'interdiction des coalitions ouvrières et autorise la création de syndicats.  


La inmigración a las zonas industriales en el siglo XIX fue a menudo un fenómeno de selección natural, en el que los más duros y aventureros abandonaban su campo natal en busca de mejores oportunidades económicas. Estos individuos, debido a su constitución más fuerte, tenían una esperanza de vida ligeramente superior a la media, a pesar de las condiciones de trabajo extremas y el desgaste físico prematuro que sufrían en las fábricas y minas. La vejez precoz era una consecuencia directa de la ardua naturaleza del trabajo industrial. La fatiga crónica, las enfermedades profesionales y la exposición a condiciones peligrosas hacían que los trabajadores "envejecieran" físicamente más rápido y sufrieran problemas de salud normalmente asociados a las personas mayores. Para los hijos de las familias obreras, la situación era aún más trágica. Su vulnerabilidad a las enfermedades, agravada por unas condiciones sanitarias deplorables, aumentaba drásticamente el riesgo de mortalidad infantil. El agua potable contaminada era una de las principales causas de enfermedades como la disentería y el cólera, que provocaban deshidratación y diarreas mortales, sobre todo en los niños pequeños. La conservación de los alimentos también era un problema importante. Los productos frescos, como la leche, que debían transportarse del campo a las ciudades, se deterioraban rápidamente sin las técnicas modernas de refrigeración, exponiendo a los consumidores al riesgo de intoxicación alimentaria. Esto era especialmente peligroso para los niños, cuyo sistema inmunitario en desarrollo les hacía menos resistentes a las infecciones transmitidas por los alimentos. Así pues, a pesar de la robustez de los emigrantes adultos, las condiciones ambientales y laborales de las zonas industriales contribuyeron a una elevada tasa de mortalidad, sobre todo entre las poblaciones más vulnerables, como los niños.
L'immigration vers les bassins industriels au XIXe siècle fut souvent un phénomène de sélection naturelle où les plus robustes et les plus aventureux quittaient leurs campagnes natales pour chercher de meilleures opportunités économiques. Ces individus, par leur constitution plus solide, avaient une espérance de vie un peu supérieure à celle de la moyenne, malgré les conditions de travail extrêmes et l'usure physique prématurée qu'ils subissaient dans les usines et les mines. La vieillesse précoce était une conséquence directe de la pénibilité du travail industriel. La fatigue chronique, les maladies professionnelles, et l'exposition à des conditions dangereuses faisaient que les travailleurs "vieillissaient" plus vite physiquement et souffraient de problèmes de santé qui s'apparentent normalement à ceux de personnes plus âgées. Pour les enfants des familles ouvrières, la situation était encore plus tragique. Leur vulnérabilité aux maladies, accentuée par des conditions sanitaires déplorables, augmentait dramatiquement le risque de mortalité infantile. La contamination de l'eau potable était une cause majeure de maladies telles que la dysenterie et le choléra, qui entraînaient déshydratation et diarrhées mortelles, particulièrement chez les jeunes enfants. De plus, la conservation des aliments était un problème majeur. Les produits frais comme le lait, qui devaient être transportés depuis la campagne jusqu'aux villes, se détérioraient rapidement sans les techniques de réfrigération modernes, exposant les consommateurs à des risques d'intoxication alimentaire. Cela était particulièrement dangereux pour les enfants, dont le système immunitaire en développement les rendait moins résistants aux infections alimentaires. Ainsi, malgré la robustesse des adultes migrants, les conditions environnementales et professionnelles dans les zones industrielles contribuaient à un taux de mortalité élevé, en particulier parmi les populations les plus vulnérables telles que les enfants.


== Epidemias de cólera ==
== Les épidémies de choléra ==


[[Fichier:Peur bleu choléra cheminement.png|400px|vignette|Progagación de las epidemias de cólera de 1817-1923 y 1826-1836]]
[[Fichier:Peur bleu choléra cheminement.png|400px|vignette|Progagation des épidémies de choléra de 1817-1923 et 1826-1836]]


El cólera es un ejemplo sorprendente de cómo las enfermedades infecciosas pueden propagarse a escala mundial, facilitadas por los movimientos de población y el comercio internacional. En el siglo XIX, las pandemias de cólera ilustraron la creciente conectividad del mundo, pero también los límites de los conocimientos médicos y la salud pública de la época. La propagación del cólera comenzó con la colonización británica de la India. La enfermedad, causada por la bacteria Vibrio cholerae, era transportada por barcos mercantes y movimientos de tropas, siguiendo las principales rutas comerciales y militares de la época. El aumento del comercio internacional y la densificación de las redes de transporte permitieron que el cólera se extendiera rápidamente por todo el mundo. Entre 1840 y 1855, durante la primera pandemia mundial de cólera, la enfermedad siguió una ruta desde la India a otras partes de Asia, Rusia y, finalmente, Europa y América. Estas pandemias afectaron a ciudades enteras, causando muertes masivas y exacerbando el miedo y la estigmatización de los extranjeros, especialmente los de origen asiático, percibidos en aquella época como los vectores de la enfermedad. Esta estigmatización se vio alimentada por sentimientos de superioridad cultural y nociones de "barbarie" atribuidas a las sociedades no europeas. En Europa, estas ideas se utilizaron a menudo para justificar el colonialismo y las políticas imperialistas, basándose en el argumento de que los europeos llevaban la "civilización" y la "modernidad" a partes del mundo consideradas atrasadas o bárbaras. El cólera también estimuló importantes avances en salud pública. Por ejemplo, gracias al estudio de las epidemias de cólera, el médico británico John Snow pudo demostrar, en la década de 1850, que la enfermedad se propagaba por el agua contaminada, un descubrimiento que condujo a importantes mejoras en los sistemas de agua potable y saneamiento.
Le choléra est un exemple frappant de la façon dont les maladies infectieuses peuvent se propager à l'échelle mondiale, favorisées par les mouvements de population et le commerce international. Au XIXe siècle, les pandémies de choléra ont illustré la connectivité croissante du monde, mais aussi les limites de la compréhension médicale et de la santé publique de l'époque. La propagation du choléra a commencé avec la colonisation britannique en Inde. La maladie, qui est causée par la bactérie Vibrio cholerae, a été transportée par des navires marchands et des mouvements de troupes, suivant les grandes routes commerciales et militaires de l'époque. L'accroissement des échanges internationaux et la densification des réseaux de transport ont permis au choléra de s'étendre rapidement à travers le monde. Entre 1840 et 1855, lors de la première pandémie mondiale de choléra, la maladie a suivi un itinéraire depuis l'Inde vers d'autres parties de l'Asie, la Russie, et finalement l'Europe et les Amériques. Ces pandémies ont frappé des villes entières, entraînant des morts massives et exacerbant la peur et la stigmatisation des étrangers, en particulier ceux d'origine asiatique, perçus à l'époque comme les vecteurs de la maladie. Cette stigmatisation a été alimentée par des sentiments de supériorité culturelle et des notions de « barbarie » attribuées aux sociétés non européennes. En Europe, ces idées ont souvent été utilisées pour justifier le colonialisme et les politiques impérialistes, en se basant sur l'argument que les Européens apportaient la « civilisation » et la « modernité » à des parties du monde considérées comme arriérées ou barbares. Le choléra a également stimulé des avancées importantes dans le domaine de la santé publique. Par exemple, c'est en étudiant les épidémies de choléra que le médecin britannique John Snow a pu démontrer, dans les années 1850, que la maladie se propageait par l'eau contaminée, une découverte qui a conduit à des améliorations significatives dans les systèmes d'eau potable et d'assainissement.


El crecimiento económico y el cambio social en Europa durante el siglo XIX estuvieron acompañados de temores e incertidumbres sobre las consecuencias de la modernización. Con la rápida urbanización, el aumento de la densidad de población en las ciudades y unas condiciones a menudo insalubres, las sociedades europeas se enfrentaron a nuevos riesgos para la salud. Estaba muy extendida la teoría de que la modernidad permitía sobrevivir a los individuos "débiles", lo que reflejaba una concepción del mundo influida por las ideas darwinianas de la supervivencia del más fuerte. Esta perspectiva reforzaba el temor a una posible "degeneración" de la población si las enfermedades infecciosas se propagaban entre los considerados menos resistentes. La cobertura mediática de las epidemias desempeñó un papel crucial en la percepción pública de los riesgos sanitarios. Las noticias sobre la llegada del cólera o las primeras víctimas de la enfermedad en una ciudad concreta solían ir acompañadas de un sentimiento de urgencia y ansiedad. Los periódicos y diarios de la época difundían esta información, exacerbando el miedo y a veces el pánico entre la población. La enfermedad también puso de manifiesto desigualdades sociales evidentes. El cólera afectaba desproporcionadamente a los pobres, que vivían en condiciones más precarias y no podían permitirse una buena higiene o una alimentación adecuada. Esta diferencia de mortalidad entre clases sociales puso de relieve la importancia de los determinantes sociales de la salud. En cuanto a la resistencia al cólera gracias a una dieta rica, la idea de que los ácidos gástricos matan el virus del cólera es parcialmente cierta en el sentido de que un pH gástrico normal es un factor de defensa contra la colonización por vibrio cholerae. Sin embargo, no se trata de una cuestión de comer carne frente a pan y patatas. De hecho, las personas desnutridas o que pasan hambre son más vulnerables a la enfermedad, porque su sistema inmunitario está debilitado y sus defensas naturales contra la infección son menos eficaces. Es importante subrayar que el cólera no está causado por un virus, sino por bacterias, y que la supervivencia del microorganismo en el estómago depende de varios factores, entre ellos la carga infecciosa ingerida y el estado general de salud de la persona. Estas epidemias han obligado a gobiernos y sociedades a prestar una mayor atención a la salud pública, lo que se ha traducido en inversiones para mejorar las condiciones de vida y las infraestructuras de saneamiento y agua potable y, en última instancia, en una reducción del impacto de estas enfermedades.[[Fichier:choléra pandémie 1840 - 1855.png|400px|center|vignette|Epidemia de cólera de 1840-1855]]
La croissance économique et les changements sociaux en Europe durant le XIXe siècle ont été accompagnés de peurs et d'incertitudes quant aux conséquences de la modernisation. Avec l'urbanisation rapide, l'essor de la densité de population dans les villes et les conditions souvent insalubres, les sociétés européennes ont été confrontées à de nouveaux risques sanitaires. La théorie selon laquelle la modernité permettait aux individus « faibles » de survivre était largement répandue et reflétait une compréhension du monde influencée par les idées darwiniennes de survie des plus aptes. Cette perspective a renforcé les craintes d'une possible « dégénérescence » de la population si les maladies infectieuses devaient se répandre parmi ceux qui étaient jugés moins résistants. La médiatisation des épidémies a joué un rôle crucial dans la perception publique des risques sanitaires. Les nouvelles de l'arrivée du choléra ou des premières victimes de la maladie dans une ville particulière étaient souvent accompagnées d'un sentiment d'urgence et d'angoisse. Les journaux et les feuilles volantes de l'époque diffusaient ces informations, exacerbant la peur et parfois la panique au sein de la population. La maladie a également mis en évidence les inégalités sociales criantes. Le choléra frappait de manière disproportionnée les pauvres, qui vivaient dans des conditions plus précaires et n'avaient pas les moyens d'assurer une bonne hygiène ou de se procurer une alimentation adéquate. Cette différence de mortalité entre les classes sociales a souligné l'importance des déterminants sociaux de la santé. Quant à la résistance au choléra grâce à une alimentation riche, l'idée que les acides gastriques tuent le virus du choléra est partiellement vraie dans le sens où un pH gastrique normal est un facteur de défense contre la colonisation par le vibrio cholerae. Cependant, ce n'est pas une question de consommation de viande versus pain et pommes de terre. En réalité, les personnes qui souffraient de malnutrition ou de faim étaient plus vulnérables aux maladies, car leur système immunitaire était affaibli et leurs défenses naturelles contre les infections étaient moins efficaces. Il est important de souligner que le choléra n'est pas causé par un virus, mais par une bactérie, et que la survie du micro-organisme dans l'estomac dépend de divers facteurs, y compris la charge infectieuse ingérée et l'état de santé général de la personne. Ces épidémies ont forcé les gouvernements et les sociétés à porter une attention accrue à la santé publique, menant à des investissements dans l'amélioration des conditions de vie, l'assainissement et les infrastructures d'eau potable, et finalement à la réduction de l'impact de telles maladies.
 
[[Fichier:choléra pandémie 1840 - 1855.png|400px|center|vignette|Epidémie de choléra de 1840-1855]]


[[Fichier:Choéra taux de mortalité par profession en haute marne.png|200px|vignette]]
[[Fichier:Choéra taux de mortalité par profession en haute marne.png|200px|vignette]]


Las grandes epidemias que asolaron Francia y otras partes de Europa tras las revoluciones de 1830 y 1848 se produjeron en un contexto de profunda agitación política y social. Estas enfermedades devastadoras fueron percibidas a menudo por las clases desfavorecidas como plagas exacerbadas, o incluso provocadas, por las miserables condiciones de vida en las que se veían obligadas a vivir, a menudo cerca de centros urbanos en rápida expansión e industrialización. En un clima así, no es de extrañar que el recelo y la cólera de las clases trabajadoras se dirigieran contra la burguesía, a la que se acusaba de negligencia e incluso de malicia. Teorías conspirativas como la acusación de que la burguesía pretendía "envenenar" o suprimir la "furia popular" a través de la enfermedad resonaron en una población desesperada por encontrar explicaciones a su sufrimiento. En Rusia, durante el reinado del zar, las manifestaciones desencadenadas por la angustia causada por las epidemias fueron sofocadas por el ejército. Estos sucesos reflejan la tendencia de las autoridades de la época a responder al malestar social con la fuerza, a menudo sin abordar las causas profundas del descontento, como la pobreza, la inseguridad sanitaria y la falta de acceso a los servicios básicos. Estas epidemias pusieron de relieve los vínculos entre las condiciones sanitarias y las estructuras sociales y políticas. Han demostrado que los problemas de salud pública no pueden disociarse de las condiciones de vida de la población, en particular de las clases más pobres. Ante estas crisis sanitarias, aumentó la presión sobre los gobiernos para que mejoraran las condiciones de vida, invirtieran en infraestructuras sanitarias y aplicaran políticas de salud pública más eficaces. Por tanto, estos periodos de epidemias también desempeñaron un papel catalizador en la evolución del pensamiento político y social, subrayando la necesidad de una mayor igualdad y de que los gobiernos cuidaran mejor de sus ciudadanos.   
Les grandes épidémies qui ont frappé la France et d'autres parties de l'Europe après les révolutions de 1830 et 1848 ont eu lieu dans un contexte de profonds bouleversements politiques et sociaux. Ces maladies ravageuses ont souvent été perçues par les classes défavorisées comme des fléaux exacerbés, voire provoqués, par les conditions de vie misérables dans lesquelles elles étaient contraintes de vivre, souvent à proximité des centres urbains en pleine expansion et industrialisation. Dans un tel climat, il n'est pas surprenant que la suspicion et la colère des classes laborieuses se soient dirigées contre la bourgeoisie, accusée de négligence, voire de malveillance. Les théories du complot telles que l'accusation selon laquelle les bourgeois cherchaient à "empoisonner" ou à réprimer la "fureur populaire" par le biais de maladies ont pu trouver un écho dans une population désespérée et cherchant des explications à sa souffrance. En Russie, sous le règne du tsar, des manifestations déclenchées par la détresse provoquée par des épidémies ont été réprimées par l'armée. Ces événements reflètent la tendance des autorités de l'époque à répondre par la force aux troubles sociaux, souvent sans adresser les causes profondes du mécontentement, comme la pauvreté, l'insécurité sanitaire et le manque d'accès aux services de base. Ces épidémies ont mis en évidence les liens entre les conditions de santé et les structures sociales et politiques. Elles ont montré que les problèmes de santé publique ne pouvaient être dissociés des conditions de vie des populations, en particulier de celles des classes les plus démunies. Face à ces crises sanitaires, la pression montait sur les gouvernements pour qu'ils améliorent les conditions de vie, investissent dans des infrastructures sanitaires et mettent en place des politiques de santé publique plus efficaces. Ces périodes d'épidémies ont donc également joué un rôle catalyseur dans l'évolution de la pensée politique et sociale, soulignant la nécessité d'une plus grande égalité et d'une meilleure prise en charge des citoyens par les États.   


Los médicos del siglo XIX estaban a menudo en el centro de las crisis sanitarias, actuando como figuras de confianza y conocimiento. Se les consideraba pilares de la comunidad, entre otras cosas por su compromiso con los enfermos y su formación científica, adquirida en centros de enseñanza superior. Estos profesionales de la salud ejercían una gran influencia y sus consejos eran generalmente respetados por la población. Antes de que Louis Pasteur revolucionara la medicina con su teoría de los gérmenes en 1885, el conocimiento de las enfermedades infecciosas era muy limitado. Los médicos de la época desconocían la existencia de virus y bacterias como agentes patógenos. A pesar de ello, no carecían de lógica ni de método en su práctica. Ante enfermedades como el cólera, los médicos utilizaban los conocimientos y técnicas disponibles en la época. Por ejemplo, observaban atentamente la evolución de los síntomas y adaptaban su tratamiento en consecuencia. Trataban de calentar a los pacientes durante la fase "fría" del cólera, caracterizada por una piel fría y azulada debida a la deshidratación y a la reducción de la circulación sanguínea. También trataban de fortalecer el cuerpo antes de la aparición de la "última fase" de la enfermedad, a menudo marcada por una debilidad extrema, que podía conducir a la muerte. Los médicos también utilizaban métodos como las sangrías y las purgas, que se basaban en teorías médicas de la época pero que ahora se consideran ineficaces o incluso perjudiciales. Sin embargo, a pesar de las limitaciones de su práctica, su dedicación al tratamiento de los pacientes y la observación rigurosa de los efectos de sus tratamientos atestiguaban su deseo de combatir la enfermedad con las herramientas de que disponían. El enfoque empírico de los médicos de esta época contribuyó a la acumulación de conocimientos médicos, que posteriormente se transformaron y perfeccionaron con la llegada de la microbiología y otras ciencias médicas modernas.
Les médecins du XIXe siècle se trouvaient souvent au cœur des crises sanitaires, agissant en tant que figures de confiance et de savoir. Ils étaient perçus comme des piliers de la communauté, notamment en raison de leur engagement auprès des malades et de leur formation scientifique, acquise dans des établissements d'enseignement supérieur. Ces professionnels de la santé avaient une grande influence et leur conseil était généralement respecté par la population. Avant que Louis Pasteur ne révolutionne la médecine avec la théorie des germes en 1885, la compréhension des maladies infectieuses était très limitée. Les médecins de l'époque ne connaissaient pas l'existence des virus et des bactéries comme agents pathogènes. Malgré cela, ils n'étaient pas pour autant dénués de logique ou de méthode dans leur pratique. Lorsqu'ils étaient confrontés à des maladies telles que le choléra, les médecins utilisaient les connaissances et les techniques disponibles à l'époque. Par exemple, ils observaient attentivement l'évolution des symptômes et adaptaient leur traitement en conséquence. Ils essayaient de réchauffer les patients durant la phase "froide" du choléra, caractérisée par une peau froide et bleuâtre due à la déshydratation et à la baisse de la circulation sanguine. Ils s'efforçaient aussi de fortifier le corps avant l'arrivée de la "dernière phase" de la maladie, souvent marquée par une extrême faiblesse, qui pouvait conduire à la mort. Les médecins utilisaient également des méthodes telles que la saignée ou les purges, qui étaient fondées sur des théories médicales de l'époque mais qui sont aujourd'hui considérées comme non efficaces voire nuisibles. Cependant, malgré les limitations de leur pratique, leur dévouement à soigner et à observer avec rigueur les effets de leurs traitements témoignait de leur volonté de combattre la maladie avec les outils dont ils disposaient. L'approche empirique des médecins de cette époque a contribué à l'accumulation des connaissances médicales qui, par la suite, ont été transformées et affinées avec l'avènement de la microbiologie et d'autres sciences médicales modernes.  


Georges-Eugène Haussmann, conocido como el Barón Haussmann, orquestó una transformación radical de París durante el Segundo Imperio, bajo el reinado de Napoleón III. Su tarea consistía en remediar los acuciantes problemas de la capital francesa, que sufría un hacinamiento extremo, unas condiciones sanitarias deplorables y una maraña de callejuelas que se remontaban a la Edad Media y que ya no respondían a las necesidades de la ciudad moderna. La estrategia de Haussmann para revitalizar París fue global. Empezó por tomar medidas para limpiar la ciudad. Antes de sus reformas, París sufría plagas como el cólera, agravadas por calles estrechas y un sistema de alcantarillado deficiente. Introdujo un innovador sistema de alcantarillado que mejoró enormemente la salud pública. A continuación, Haussmann se centró en mejorar las infraestructuras estableciendo una red de amplias avenidas y bulevares. Estas nuevas vías no sólo eran estéticamente agradables, sino también funcionales, ya que mejoraban la circulación del aire y la luz y facilitaban los desplazamientos. Al mismo tiempo, Haussmann replanteó el urbanismo de la ciudad. Creó espacios armoniosos con parques, plazas y alineaciones de fachadas, dando a París el aspecto característico que hoy conocemos. Sin embargo, este proceso tuvo importantes repercusiones sociales, sobre todo el desplazamiento de las poblaciones más pobres a las afueras. Las obras de renovación provocaron la destrucción de muchos pequeños comercios y viviendas precarias, obligando a las clases más pobres a trasladarse a los suburbios. Estos cambios provocaron reacciones encontradas entre los parisinos de la época. Mientras que la burguesía temía la agitación social y veía con recelo la presencia de lo que consideraba "clases peligrosas", la ambición de Haussmann era también hacer la ciudad más atractiva, segura y adaptada a los tiempos. Sin embargo, el coste y las consecuencias sociales de las obras de Haussmann fueron fuente de controversia y de intensos debates políticos.
Georges-Eugène Haussmann, connu sous le nom de Baron Haussmann, a orchestré une transformation radicale de Paris sous le Second Empire, sous le règne de Napoléon III. Sa tâche était de remédier aux problèmes pressants de la capitale française, qui souffrait d'une surpopulation extrême, de conditions sanitaires déplorables et d'un enchevêtrement de ruelles issues du Moyen Âge qui ne répondaient plus aux besoins de la ville moderne. La stratégie d'Haussmann pour revitaliser Paris était globale. Il a d'abord pris des mesures pour assainir la ville. Avant ses réformes, Paris luttait contre des fléaux tels que le choléra, exacerbés par des rues étroites et un système d'égouts déficient. Il a introduit un système d'égouts innovant qui a considérablement amélioré la santé publique. Ensuite, Haussmann s'est concentré sur l'amélioration des infrastructures en établissant un réseau de larges avenues et de boulevards. Ces nouvelles voies n'étaient pas seulement esthétiques mais fonctionnelles, améliorant la circulation de l'air et de la lumière et facilitant les déplacements. En parallèle, Haussmann a repensé l'urbanisme de la ville. Il a créé des espaces harmonieux avec des parcs, des places et des alignements de façades, qui ont donné à Paris son aspect caractéristique que nous connaissons aujourd'hui. Toutefois, ce processus a eu des répercussions sociales importantes, notamment le déplacement des populations les plus pauvres vers la périphérie. Les travaux de rénovation ont conduit à la destruction de nombreux petits commerces et habitations précaires, poussant ainsi les classes défavorisées à s'installer en banlieue. Ces changements ont provoqué des réactions mitigées parmi les Parisiens de l'époque. Alors que la bourgeoisie pouvait craindre les troubles sociaux et voyait avec appréhension la présence de ce qu'elle considérait comme des "classes dangereuses", l'ambition d'Haussmann était également de rendre la ville plus attrayante, plus sûre et mieux adaptée à l'époque. Néanmoins, le coût et les conséquences sociales des travaux d'Haussmann ont été source de controverses et de débats politiques intenses.


= La "cuestión social" =
= La « question sociale » =


Durante el siglo XIX, con el auge del capitalismo industrial, las estructuras sociales experimentaron cambios radicales, sustituyendo la antigua jerarquía basada en la nobleza y la sangre por otra basada en el estatus social y la riqueza. Surgió una nueva élite burguesa, formada por individuos que, habiendo triunfado en el mundo de los negocios, adquirieron la riqueza y el crédito social considerados necesarios para gobernar el país. Esta élite representaba una minoría que, durante un tiempo, ostentó el monopolio del derecho de voto, al ser considerada la más capacitada para tomar decisiones por el bien de la nación. Los trabajadores, por el contrario, eran vistos a menudo bajo una luz paternalista, como niños incapaces de gestionar sus propios asuntos o de resistir las tentaciones de la embriaguez y otros vicios. Esta visión se veía reforzada por las teorías morales y sociales de la época, que hacían hincapié en la templanza y la responsabilidad individual. El miedo al cólera, una enfermedad terrible y poco conocida, alimentaba una serie de creencias populares, entre ellas la idea de que el estrés o la ira podían inducir la enfermedad. Esta creencia contribuyó a una relativa calma entre las clases trabajadoras, que desconfiaban de las emociones fuertes y de su potencial para causar plagas. A falta de un conocimiento científico de las causas de tales enfermedades, abundaban las teorías, algunas de ellas basadas en mitos o supersticiones. En este entorno, la burguesía desarrolló una forma de paranoia sobre los suburbios obreros. Las periferias urbanas, a menudo superpobladas e insalubres, eran vistas como focos de enfermedad y desorden que amenazaban la estabilidad y limpieza de los centros urbanos más saneados. Este temor se acentuaba por el contraste entre las condiciones de vida de la élite burguesa y las de los obreros, y por la amenaza que suponían para el orden establecido las concentraciones y revueltas populares.
Au cours du XIXe siècle, avec l'ascension du capitalisme industriel, les structures sociales subissent des changements radicaux, déplaçant l'ancienne hiérarchie basée sur la noblesse et le sang par une hiérarchie axée sur le statut social et la richesse. Une nouvelle élite bourgeoise émerge, composée d'individus qui, ayant réussi dans le monde des affaires, acquièrent la richesse et le crédit social jugés nécessaires pour gouverner le pays. Cette élite représente une minorité qui, pour un temps, détient le monopole du droit de vote, étant considérée comme la plus apte à prendre des décisions pour le bien de la nation. Les ouvriers, en revanche, sont souvent perçus de manière paternaliste, comme des enfants incapables de gérer leurs propres affaires ou de résister aux tentations de l'ivresse et d'autres vices. Cette vision est renforcée par les théories morales et sociales de l'époque qui mettent l'accent sur la tempérance et la responsabilité individuelle. La peur du choléra, une maladie épouvantable et mal comprise, alimente un ensemble de croyances populaires, y compris l'idée que le stress ou la colère pourraient induire la maladie. Cette croyance a contribué à un calme relatif dans les classes ouvrières, qui se méfiaient des émotions fortes et de leur potentiel à engendrer des fléaux. En l'absence d'une compréhension scientifique des causes de telles maladies, les théories abondent, certaines relevant du mythe ou de la superstition. Dans cet environnement, la bourgeoisie développe une forme de paranoïa à l'égard des banlieues ouvrières. Les périphéries urbaines, souvent surpeuplées et insalubres, sont vues comme des foyers de maladie et de désordre, menaçant la stabilité et la propreté des centres urbains plus aseptisés. Cette crainte est accentuée par le contraste entre les conditions de vie de l'élite bourgeoise et celles des ouvriers, ainsi que par la menace perçue que représentent les rassemblements et les révoltes populaires pour l'ordre établi.


Buret fue un agudo observador de las condiciones de vida de la clase obrera en el siglo XIX, y su análisis refleja las ansiedades y críticas sociales de una época marcada por la Revolución Industrial y la rápida urbanización: "Si os atrevéis a entrar en los barrios malditos donde vive [la población obrera], veréis a cada paso hombres y mujeres marchitos por el vicio y la miseria, niños semidesnudos pudriéndose en la inmundicia y asfixiándose en habitaciones sin día ni aire. Allí, en el hogar de la civilización, encontraréis millares de hombres que, a fuerza de estupefacción, han retrocedido a la vida salvaje; allí, en fin, veréis la miseria en un aspecto tan horrible que inspirará más repugnancia que piedad, y que estaréis tentados de considerarla como el justo castigo por un crimen [...]. Aislados de la nación, colocados fuera de la comunidad social y política, solos con sus necesidades y sus miserias, se agitan para salir de esta soledad espantosa y, como los bárbaros con los que se les ha comparado, pueden estar tramando una invasión".
Buret était un observateur attentif des conditions de vie de la classe ouvrière au XIXe siècle, et son analyse reflète les inquiétudes et les critiques sociales de cette époque marquée par la Révolution industrielle et l'urbanisation rapide : « Si vous osez pénétrer dans les quartiers maudits où [la population ouvrière] habite, vous verrez à chaque pas des hommes et des femmes flétries par le vice et par la misère, des enfants à demi nus qui pourrissent dans la saleté et étouffent dans des réduits sans jour et sans air. , au foyer de la civilisation, vous rencontrerez des milliers d’hommes retombés, à force d’abrutissement, dans la vie sauvage ; , enfin, vous apercevrez la misère sous un aspect si horrible qu’elle vous inspirera plus de dégoût que de pitié, et que vous serez tenté de la regarder comme le juste châtiment d’un crime [...]. Isolés de la nation, mis en dehors de la communauté sociale et politique, seuls avec leurs besoins et leurs misères, ils s’agitent pour sortir de cette effrayante solitude, et, comme les barbares auxquels on les a comparés, ils méditent peut-être une invasion. »


La fuerza de esta cita reside en su descripción gráfica y emocional de la pobreza y la degradación humana en los barrios obreros de las ciudades industriales. Buret utiliza imágenes chocantes para provocar la reacción del lector, describiendo escenas de degradación que contrastan con el ideal de progreso y civilización de la época. Al describir los barrios obreros como "malditos" y evocar imágenes de hombres y mujeres "marchitos por el vicio y la miseria", llama la atención sobre las condiciones inhumanas creadas por el sistema económico de la época. La referencia a "niños semidesnudos pudriéndose en la suciedad" es especialmente conmovedora, pues refleja una cruel realidad social en la que los más vulnerables, los niños, fueron las primeras víctimas de la industrialización. La referencia a las "habitaciones sin aire y sin día" recuerda las viviendas insalubres y superpobladas en las que se hacinaban las familias obreras. Buret también subraya el aislamiento y la exclusión de los trabajadores de la comunidad política y social, sugiriendo que, privados de reconocimiento y derechos, podrían convertirse en una fuerza subversiva, comparados con "bárbaros" que traman una "invasión". Esta metáfora de la invasión sugiere un temor a la revuelta obrera entre las clases dirigentes, que temían que la angustia y la agitación de los trabajadores se convirtieran en una amenaza para el orden social y económico. En su contexto histórico, esta cita ilustra las profundas tensiones sociales del siglo XIX y ofrece un comentario mordaz sobre las consecuencias humanas de la modernidad industrial. Invita a reflexionar sobre la necesidad de integración social y reforma política, reconociendo que el progreso económico no puede desvincularse del bienestar y la dignidad de todos los miembros de la sociedad.
La force de cette citation réside dans sa description graphique et émotionnelle de la pauvreté et de la dégradation humaine dans les quartiers ouvriers des villes industrielles. Buret utilise une imagerie choquante pour susciter une réaction chez le lecteur, dépeignant des scènes de dégradation qui sont en contraste frappant avec l'idéal de progrès et de civilisation porté par l'époque. En qualifiant les quartiers ouvriers de "maudits" et en évoquant des images d'hommes et de femmes "flétries par le vice et par la misère", il attire l'attention sur les conditions inhumaines engendrées par le système économique de l'époque. La référence aux "enfants à demi nus qui pourrissent dans la saleté" est particulièrement poignante et reflète une réalité sociale cruelle où les plus vulnérables, les enfants, sont les premières victimes de l'industrialisation. La mention des "réduits sans jour et sans air" rappelle les logements insalubres et surpeuplés dans lesquels étaient entassées les familles ouvrières. Buret souligne également l'isolement et l'exclusion des ouvriers de la communauté politique et sociale, suggérant que, privés de reconnaissance et de droits, ils pourraient devenir une force subversive, comparés à des "barbares" méditant une "invasion". Cette métaphore de l'invasion suggère une peur de la révolte ouvrière parmi les classes dirigeantes, craignant que la détresse et l'agitation des ouvriers ne se transforment en une menace pour l'ordre social et économique. Dans son contexte historique, cette citation illustre les tensions sociales profondes du XIXe siècle et offre un commentaire cinglant sur les conséquences humaines de la modernité industrielle. Elle invite à la réflexion sur la nécessité d'une intégration sociale et d'une réforme politique, reconnaissant que le progrès économique ne peut être déconnecté du bien-être et de la dignité de tous les membres de la société.


= Apéndices =
= Annexes =


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= Références =
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