Los modelos explicativos de la votación

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Ya no se trata de explicar "por qué" la gente participa sino "cómo", es decir, en términos de participación de los votantes, qué elección se hace y qué puede explicar una elección electoral. Las teorías que se supone que explican la elección electoral también explican al mismo tiempo la participación electoral en particular con el modelo sociológico.

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Modelos explicativos de la votación

A menudo se encuentra la distinción entre los tres principales modelos explicativos de la votación. Se hace una distinción entre el modelo sociológico de votación de la Escuela de Columbia, que se refiere a la universidad donde se desarrolló este modelo. La obra de referencia es The People’s Choice publicado en 1948 por Lazarsfeld, Berelson y Gaudet. Siempre se tienen en cuenta los factores explicativos y los aspectos destacados por estos diferentes modelos.[8][9]

El segundo modelo muy importante es el modelo psicosociológico, también conocido como modelo de identificación partidaria o modelo de la Escuela de Michigan, desarrollado por Campbell, Converse, Miller y Stokes, en particular en el libro The American Voter publicado en 1960.[10]

El tercer modelo se llama el modelo económico del voto o la Escuela de Economía de Rochester, desarrollado por Downs en el libro An Economic Theory of Democracy publicado en 1957.[11]

Este modelo ha dado lugar a las teorías espaciales de la votación que son las teorías dominantes. A veces, de hecho a menudo, la gente combina los dos primeros modelos incorporando el modelo psicosociológico sobre la base de que el modelo de Michigan es sólo una extensión del modelo de Columbia que ayuda a explicar algunas cosas que el modelo de Columbia no puede explicar. Algunos hablan de que los miembros votan por las dos primeras teorías y el voto cognitivo por el modelo económico de votación. Podemos hablar de dos teorías principales o dos modelos principales o incluso tres modelos.

Modelo sociológico

Propuestas

Este modelo hace hincapié en el papel de la integración en los grupos sociales. El término "grupo" puede significar diferentes cosas, que pueden ser un grupo étnico o una clase social. Así pues, la interpretación de las diferencias en el comportamiento de los votantes de un grupo a otro debe buscarse en la posición del grupo en la sociedad y en la forma en que se han desarrollado sus relaciones con los partidos.

Para Lazarsfeld, "una persona piensa políticamente como lo hace socialmente". En otras palabras, la pertenencia social, espacial o grupal determina en gran medida las acciones políticas individuales. Hay un vínculo directo entre la posición social y el voto. Además, "las características sociales determinan las preferencias políticas". La conciencia política de los individuos se basa en las experiencias sociales y tiene poco peso fuera de estas experiencias. En este modelo se da importancia a la socialización primaria.

Índice de Predisposición Política

Como se trata del primer modelo que quiso estudiar empíricamente y probar hipótesis sobre la base de datos de encuestas, fue necesario elaborar instrumentos conceptuales, en particular el índice de predisposición política, que se centra en tres tipos de afiliaciones sociales fundamentales en esta perspectiva para explicar las elecciones electorales, a saber, la condición social, la religión y el lugar de residencia. En otras palabras, hay una variable de tipo social, una variable de tipo cultural y una variable de tipo espacial. De ahí la creación del índice de predisposición política que debe medir y captar el papel de la inserción o posición social en la explicación de la elección electoral. Hoy en día, cuando vemos los análisis de regresión de la elección electoral, siempre encontraremos entre las variables de control variables de estatus social, una variable de religión y una variable relacionada con el lugar de residencia.

Modelo sociológico

Es posible atribuir algunos méritos y algunas críticas a este modelo al menos en su formulación inicial.

Uno de los méritos, que se puede encontrar en el libro de Lazarsfeld titulado The People's Choice publicado en 1944 es que este modelo marca un punto de inflexión en el estudio del comportamiento político. Vinculado a esto, es importante mirar los datos individuales empíricamente también. Lazarsfeld fue el primero en estudiar el comportamiento de los votantes empíricamente con datos de encuestas, basados en datos individuales, diferenciándose así de los primeros estudios a nivel agregado de la geografía electoral. El modelo sociológico en el plano teórico hace hincapié en algo importante que las teorías racionalistas y económicas han pasado por alto en gran medida, a saber, la importancia del papel del contexto social, es decir, que los votantes están todos en contextos sociales y, por lo tanto, no sólo en el contexto familiar sino también en toda una serie de otros contextos sociales. El modelo sociológico es de alguna manera el modelo que quiere enfatizar este aspecto. El libro de Lazarsfeld creó este paradigma de investigación.

El modelo sociológico obviamente tiene una serie de limitaciones como cualquier modelo de votación o cualquier conjunto de teorías de ciencias sociales. Estas son algunas de las críticas y limitaciones que suelen hacer los defensores de otros enfoques. A menudo se ha subrayado que este modelo y enfoque plantea más preguntas que respuestas. Es un modelo bastante descriptivo, al menos en sus primeras etapas. Se ha criticado su débil poder explicativo, y estas críticas son mucho más recientes en el sentido que vimos cuando hablamos del voto de clase en particular, que a partir de entonces vio surgir toda una serie de críticos que decían que todas estas variables de posición social y anclaje en contextos sociales pueden haber sido explicativas de la participación y el voto en el momento en que surgieron estas teorías en el decenio de 1950, pero esto puede ser mucho menos cierto hoy en una fase o período de desajuste político. Es la idea de cuándo una u otra de estas diferentes teorías proporcionan una mejor explicación según los períodos de alineación o desalineación política. La formación inicial de este modelo fue muy determinista al querer centrarse en el papel de la inclusión social, descuidando otros aspectos, aunque hoy en día existe cada vez más una especie de intento ecuménico de tener una explicación que tenga en cuenta diferentes aspectos. Es interesante saber que Lazarsfeld, cuando comenzó sus estudios con datos de encuestas, especialmente en un distrito electoral del estado de Nueva York, buscaba algo más que el papel de los factores sociales. Se ocupó del papel de los medios de comunicación en particular y también del papel de los líderes de opinión y, por lo tanto, de las influencias que ciertas personas pueden tener en la elección electoral. Lazarsfeld se interesó en esto y simplemente, empíricamente, encontró que estos otros factores tenían menos peso explicativo que los factores relacionados con la predisposición política y por lo tanto con este entintado social. Quería buscar una cosa y encontró otra. Al encontrar algo más, dio forma a una teoría dominante que explicaba el voto. Este enfoque ha sido criticado a menudo como un enfoque estático, ya que las características socioeconómicas o incluso sociodemográficas no cambian a corto plazo y, sin embargo, el voto cambia cada vez más a corto plazo, lo que se denomina volatilidad electoral, es decir, cambios en el comportamiento del voto de una elección a otra. Esta volatilidad electoral, sobre todo en un período de desajuste político, es cada vez más importante y se ve cada vez más eclipsada por este tipo de explicación. En cuanto a la ambigüedad causal, también hay críticos que dicen que este enfoque es muy fuertemente correlativo en el sentido de que busca correlaciones entre ciertas variables sociales y las elecciones electorales, pero el enfoque no explica por qué este enfoque de variables tiene realmente un papel y por lo tanto cuáles son los mecanismos causales que conducen desde la inserción, las posiciones, las predisposiciones sociales a la elección electoral. El modelo psicosociológico está pensado como un desarrollo que quiere responder a esta crítica.

Modelo psicosociológico

Propuestas

A menudo, en la literatura, el modelo sociológico y psicosociológico entran en la misma categoría, con una especie de distinción binaria entre las teorías que hacen hincapié en lo social, la pertenencia y la identificación, por un lado, y las teorías racionalistas y económicas del voto, que son las teorías económicas del voto que se centran, en cambio, en el papel de las cuestiones políticas, las elecciones y los cálculos de costo-beneficio.

El modelo psicosociológico tiene sus raíces en la obra de Campell titulada The American Voter publicado en 1960. Este enfoque hace hincapié en una variable central que es la identificación partidaria, que es una actitud política particular hacia un partido. A menudo, en la literatura anglosajona, este modelo se denomina modelo de identificación de partidos. A partir de ese momento, se ha desarrollado toda una literatura sobre psicología política. Tenemos que ser cuidadosos, porque cuando hablamos de psicología política, incluimos eso, pero también incluimos el papel de las cogniciones y la racionalidad.

¿Qué es la identificación de los partisanos? Puede definirse como los sentimientos duraderos de apego que los individuos desarrollan hacia una determinada parte. El concepto y esta teoría fueron desarrollados en los Estados Unidos por politólogos y sociólogos e inicialmente se aplicaron al sistema político americano con un apego al Partido Demócrata más que al Partido Republicano.

Se considera que esta identificación contribuye a la imagen que tiene el individuo de sí mismo. La imagen que un individuo tiene de sí mismo en esta perspectiva es también el resultado de esta identificación. En otras palabras, esta identificación es parte de la imagen que uno puede tener de sí mismo. Esta identificación con un partido se hereda de la familia enfatizando el papel de la socialización primaria, se refuerza con el tiempo incluyendo un refuerzo que se da por el hecho mismo de votar por ese partido. Esto crea una preocupación por la circularidad del razonamiento. Refuerzo a lo largo del tiempo, ya que los votantes adultos confían cada vez más en esta identificación partidaria para votar y para hacer frente a los problemas de información, a saber, la identificación partidaria vista como una forma de resolver un problema que tienen todos los votantes, que es cómo formarse una idea y hacer frente a la abundancia y complejidad de la información que nos llega, por ejemplo, de los medios de comunicación, las campañas políticas u otros en relación con la oferta política. En este enfoque se puede decir que el votante acepta los argumentos de un determinado partido porque se siente cercano a un partido y no lo contrario, que sería lo que postula el modelo económico del voto, es decir que escuchamos lo que el partido tiene que decir y elegiremos ese partido porque nos convence lo que dice. Hay un razonamiento opuesto. El modelo psicológico y el socioeconómico son muy opuestos, ofreciendo dos explicaciones difíciles de reconciliar, aunque se han hecho esfuerzos para tratar de combinarlos. En esta perspectiva, el voto es esencialmente una cuestión de apego, identidad y lealtad a un partido, mientras que en el enfoque racionalista es principalmente una cuestión de interés, conocimiento y lectura racional de las propias necesidades y la adecuación de las diferentes ofertas políticas a las propias necesidades.

La mayoría de los votantes tienen un sentido de lealtad a un partido que se hereda a través de la familia. Vemos el parentesco de este modelo con el modelo sociológico explicando que a menudo se juntan. La función de la identificación partidaria es permitir al votante enfrentarse a la información política y saber por qué partido votar. La identificación de los partisanos se hace más fuerte con el tiempo. Puede haber una votación que sea diferente de la identificación partidaria, pero a mediano y largo plazo, la identificación partidaria debe fortalecerse. Los votantes que votan contra el partido con el que se identifican conservan su identificación partidaria. Los votantes votarán por un partido, pero ese partido no es necesariamente el que les identifica. En este enfoque, estos votantes mantienen su identificación partidaria y, de nuevo a medio o largo plazo, volverán sobre la elección electoral que se identifica con la identificación partidaria, también llamada la tendencia de retorno, que es una tendencia a volver sobre el partido con el que uno se identifica. A nivel agregado, la distribución de la identificación partidaria en el electorado permite calcular el voto normal. En base a esto, podemos saber. En otras palabras, si conocemos la identificación partidista de los votantes, podemos hacer una predicción sobre cuál será el voto normal, que es un voto que no está o no debe estar influenciado por otros factores de situación en un electorado determinado.

El Esquema Modelo de Michigan

El modelo psicosociológico, también conocido como el modelo de Michigan, puede ser representado gráfica o esquemáticamente. Aquí vemos los factores clave, a saber, la elección electoral y, en el centro, la variable de identificación de un partido, que depende de dos tipos de factores, a saber, la socialización primaria y la pertenencia a un grupo. El entintado y el papel de la socialización hacen que los individuos formen una cierta identificación partidista que produce ciertos tipos de actitudes políticas. En resumen, se trata de un modelo explicativo que pone de relieve el papel de las actitudes políticas.

Harrop, M. et W. L. Miller (1987). Elections and Voters. New York: New Amsterdam Books.[12]

Hay un pequeño grado de complejidad porque se puede distinguir entre las actitudes hacia el candidato o el partido, las actitudes hacia las políticas aplicadas por los diferentes partidos y las actitudes sobre los beneficios que el propio grupo puede recibir al votar por un partido en lugar de otro.

Lo que vemos aquí en relación con el modelo sociológico y que estas variables puestas de relieve por el modelo sociológico como la socialización, el entintado o la posición social juegan un papel pero sólo indirectamente. El modelo de Lazarsfeld vincularía la membresía y la votación. En este sentido, el modelo de identificación de los partidos responde a esta crítica, ya que el modelo sociológico no pone de relieve los mecanismos que hacen que un determinado entintado social influya en una determinada elección electoral. El modelo psicosociológico dice que es porque este entintado permite la identificación con un partido que a su vez influye en las actitudes políticas y por lo tanto en las predisposiciones con respecto a un determinado objeto, con respecto al candidato o al partido, y esto es lo que en última instancia influye en el voto. El modelo psicosociológico puede verse a la luz de una contribución explicativa a la idea de que el entintado social es un factor determinante para explicar el voto, o al menos a nivel teórico.

Embudo causal

Otro modelo se llama el modelo de embudo de causalidad que han propuesto estos autores que trabajan en el modelo psicosociológico. La idea es ver cuáles son todos los factores que explican la elección electoral. Este modelo muestra que hay más que identidades políticas, identificación partidaria y entintado social. Por otra parte, para explicar la elección electoral, hay que tener en cuenta factores muy alejados del voto teórico, pero también hay que tener en cuenta el hecho de que hay factores que ya no están cerca de la elección electoral durante una votación o una elección. Debemos también, y sobre todo, mirar los vínculos entre los tipos de factores. Hay ciertos tipos de factores que influyen en otros tipos de factores y que a su vez influyen en otros tipos de factores y que en última instancia ayudan a explicar la idea del embudo causal de la elección electoral.

Dalton, R. J. (1988). Citizen Politics in Western Democracies. Chatham, NJ: Chatham House.[13]

En esta representación hay factores relacionados con las escisiones, pero también otros factores que se relacionan con la estructura económica, política o social de un país, siendo factores que están muy alejados de la elección electoral pero que aún ejercen un efecto importante de manera indirecta el efecto que tienen sobre otras variables posteriores. También hay variables intermedias que se relacionan con las lealtades a un determinado grupo o sentido de pertenencia. Las orientaciones de valor se refieren tanto al materialismo como al posmaterialismo, entre otras cosas, a las divisiones, pero ya no desde una perspectiva de valor.

El apego partidario es el centro del gráfico que influye en las opiniones sobre ciertos temas que se discuten o en las actitudes de ciertos candidatos. También hay factores externos que deben considerarse, como las acciones del gobierno, por ejemplo, los votantes están influenciados por lo que el gobierno ha hecho. Hay toda una rama de la literatura electoral que hace hincapié en la acción del gobierno como factor esencial para explicar el voto, y existe un contraste entre un voto prospectivo, que es votar según lo que los partidos dicen que harán durante la campaña electoral, y un voto retrospectivo, que es votar en relación con lo que se ha hecho, en particular por el gobierno, que ha atribuido los éxitos o fracasos de una política. Un factor importante es el papel de las campañas políticas para influir en el voto. Las condiciones políticas, así como la influencia de los medios de comunicación, desempeñan un papel importante, tanto más hoy en día cuanto que cada vez más campañas políticas y el papel de los medios de comunicación se superponen. La influencia de los amigos se refiere a los líderes de opinión y los círculos de amigos. Los factores externos serían los factores que, en la teoría básica del enfoque psicosociológico, parecería que esto es lo que se puede hacer pero si tenemos un cierto apego partidista para votar por otro partido porque estamos influenciados por uno u otro de estos factores pero, básicamente, mantenemos nuestro apego partidista y la próxima vez que estos factores cambien, volvemos al voto normal correspondiente al apego partidista. Hay que tener en cuenta todos estos factores y sus relaciones, pero en el centro está siempre el apego partidista.

Índice de Identificación de Partisanos

¿Cómo se midió eso? Para el modelo sociológico hemos hablado del índice de predisposición política con las variables de estatus socioeconómico, religioso y espacial. El modelo psicosociológico también desarrolló una medida llamada índice de identificación partidaria, ya que este modelo quería ser un modelo empírico con el conductismo y la idea de estudiar los comportamientos individuales empíricamente con el desarrollo de estudios electorales nacionales y datos de encuestas para tratar de medir el índice de identificación partidaria.

La medición original era muy simple, se basaba en dos preguntas que son una escala con una pregunta sobre el liderazgo. El sistema en los Estados Unidos es bipartidista y la pregunta que se hizo fue "¿Se considera usted republicano, demócrata o de otro tipo? ». Luego una segunda pregunta debía medir la fuerza de esa identificación con la pregunta "¿se considera usted republicano, fuerte, débil o inclinado hacia el Partido Demócrata? ».

Cuatro preguntas en torno a la identificación partidaria

Se pueden hacer cuatro preguntas en relación con esta medida:

  • ¿la identificación de los partisanos es unidimensional?
  • ¿cómo se desarrolla la identificación de los partisanos?
  • ¿funciona la identificación de partidarios fuera de los Estados Unidos?
  • ¿se ha debilitado la identificación de los partisanos?

¿La identificación de los partisanos es unidimensional?

Para la primera pregunta, hay varios estudios sobre el hecho de que la identificación de los partisanos es multidimensional y no sólo unidimensional. Es multidimensional también en el contexto bipartidista de los Estados Unidos porque hay fisuras que atraviesan las partes. Hay otras divisiones que atraviesan a republicanos y demócratas que deben tenerse en cuenta para explicar el patrón. Por ejemplo, un votante altamente conservador que vota por el demócrata puede votar por el republicano porque se siente más en sintonía con el partido.

¿Cómo se desarrolla la identificación de los partisanos?

En cuanto a la cuestión de cómo se desarrolla la identificación partidista, el modelo psicosociológico hace hincapié en el papel de la familia y, por lo tanto, de la socialización primaria, pero varios críticos han demostrado que la socialización secundaria también desempeña un papel. También hay que tener en cuenta otros agentes socializadores que pueden socializarnos y hacernos desarrollar una forma de identificación partidista. Varios estudios han demostrado que el mero hecho de votar por una parte contribuye a la elaboración de una determinada identificación para esa parte. La relación causa-efecto se invierte, según algunos que sostienen que se trata de un problema a nivel empírico cuando se quiere estudiar el efecto de la identificación partidista en la elección electoral porque hay un problema de endogeneidad; ya no se sabe qué explica qué.

¿Funciona la identificación de los partisanos fuera de los Estados Unidos?

Varios estudios muestran que el impacto de la identificación de los partisanos varía mucho de un contexto a otro. Mientras que en los Estados Unidos varios estudios han demostrado que la identificación de los partidos es un importante poder explicativo de la elección electoral, en otros contextos esto es menos cierto. Los estudios han demostrado que, por ejemplo, fuera de los Estados Unidos, una proporción mucho mayor de votantes que cambian su voto también cambian su identificación partidaria. En otras palabras, la tendencia a la orientación que es la explicación que el modelo postula es mucho menos verdadera fuera de los Estados Unidos. Hay que encontrar medidas de identificación adaptadas al contexto europeo, lo que han hecho los investigadores.

¿Se ha debilitado la identificación del partisano?

Dalton, R. J. (1988). Citizen Politics in Western Democracies. Chatham, NJ: Chatham House.[13]

Esto está relacionado con su variación en el espacio y el tiempo. Este cuadro muestra que desde hace bastante tiempo se ha producido un fuerte descenso en la identificación de los partisanos. Ha habido varias fases de desalineación. Esto está relacionado con una disminución de la votación de clase y una pérdida de las divisiones tradicionales. Se puede establecer una especie de paralelismo con la pérdida de importancia de la fuerza de la identificación partidaria y también del poder explicativo de la identificación partidaria. La idea de que uno se identifica, de que tiene una actitud, un apego a una parte era ciertamente cierta hace unos cuarenta años y se ha vuelto cada vez menos cierta y también el poder explicativo de esta variable es menos importante hoy en día aunque haya efectos significativos. Incluso si sigue habiendo un efecto significativo de la identificación, hay otras explicaciones y aspectos que hay que buscar, en particular en lo que respecta al voto sobre la cuestión y las evaluaciones que los diferentes votantes hacen del voto sobre la cuestión.

En Personality traits and party identification over time publicado en 2014 por Bakker, Hopmann y Persson, los autores intentan explicar la identificación partidaria.[14] Tratan de responder a la pregunta de cómo se está desarrollando la identificación partidaria y cómo se ha debilitado la identificación partidaria porque observan la estabilidad a lo largo del tiempo de la identificación partidaria. En primer lugar, resumen la literatura que se ha interesado en explicar por qué los votantes varían o difieren en la estabilidad o fuerza de su identificación partidaria. Se han buscado los principales factores explicativos en la situación socioeconómica y las variables sociodemográficas como la "edad", el "género" y la "educación". Intentan elaborar un poco y descubrir empíricamente cómo sucede esto. Encuentran que la identificación partidaria se vuelve más estable con la edad, así que cuanto más envejeces, más identificación partidaria tienes, por lo que es mucho más fácil cambiar cuando eres joven. Por otro lado, las mujeres tienden a tener una identificación partidaria menos estable, también cambian más a menudo. Por último, algunos estudios muestran que los altos niveles de educación conducen a un menor apego a las partes. También hay estudios que demuestran que los más educados cambian con menos frecuencia de una parte a otra. Lo que es interesante es que tratan de relacionar esto con rasgos de personalidad como ser abierto, concienzudo, extrovertido, agradable y neurótico. Estos autores encuentran con datos de panel que entre sus hipótesis confirmadas que las personas extrovertidas tienden a tener una identificación partidaria fuerte y estable. Encuentran que las personas concienzudas y neuróticas tienden a no identificarse con un partido político.

El modelo psicosociológico: resumen

En cuanto al modelo psicosociológico, tiene el mérito de desafiar la teoría clásica de la democracia que pone el papel en el actor racional. Un ciudadano más bien subjetivo y casi sentimental se sitúa en el centro del análisis. El individuo es la subjetividad en el centro del análisis. Se trata de un modelo muy cercano a los datos y a la práctica y que se presta muy fácilmente a la realización de pruebas empíricas mediante medidas de identificación partidista y diferentes medidas de factores sociodemográficos entre otros. Por eso hay muchos análisis empíricos que se basan en este modelo. Hoy en día, esto puede ser menos cierto, pero hasta cierto punto, había relativamente pocos análisis empíricos basados en el modelo económico del voto. El modelo psicosociológico inició los estudios electorales nacionales y creó un paradigma de investigación que sigue siendo uno de los dos paradigmas de investigación dominantes en la actualidad y que, en última instancia, contribuyó a la creación de la psicología electoral.

Las limitaciones son la explicación de la identificación partidista, es decir, que el modelo ha sido criticado porque explica o no explica demasiado sobre el origen de la identificación partidista, excepto para decir que es el resultado de la socialización primaria. Estas críticas y limitaciones están relacionadas con el modelo original. La relación entre la identificación partidaria y la votación es que el modelo postula que la identificación partidaria es la variable explicativa y que la votación de la elección electoral es la variable explicada. Pero hay estudios que también muestran que la relación causal va en la otra dirección. El concepto y la medición de la identificación partidista, tal como lo conciben estos investigadores, se aplica al sistema bipartito y, por lo tanto, debe adaptarse para que se ajuste al sistema multipartidista y europeo. Este modelo deja poco espacio para la ideología que es la idea de que al poner tanto énfasis en el votante emocional y los sentimientos, deja poco espacio para la ideología que es central para explicar el modelo económico del voto. El papel de la centralidad de la identificación partidaria ha sido criticado, especialmente hoy en día, porque la identificación partidaria desempeña un papel que sigue siendo importante pero mucho menos importante de lo que solía ser y puede ser mucho menos importante de lo que algunos investigadores dentro de este paradigma han postulado.

Ciertos desarrollos en la teoría del modelo psicosociológico han proporcionado de hecho respuestas a estas críticas.

Modelo económico

Vamos a hablar del modelo económico. La formulación inicial del modelo se basa en la teoría de Downs en An Economic Theory of Democracy publicado en 1957.[15] Luego veremos las teorías espaciales de la votación.

En la literatura, a menudo hablamos de la teoría económica del voto. Hay dos connotaciones ligeramente diferentes. A menudo hablamos de la teoría económica del voto en el sentido más amplio para designar una teoría racionalista basada en la teoría de la elección racional y las teorías espaciales del voto. Hoy en día, en la literatura se habla del voto económico en un sentido más estricto y ligeramente diferente, a saber, que la elección electoral está fuertemente determinada por la situación económica y por las políticas que el gobierno pone en marcha en particular para hacer frente a situaciones de dificultad económica. Esto está más relacionado con el voto retrospectivo. Desde la crisis económica, se ha prestado cada vez más atención a la crisis económica y a las condiciones económicas y a cómo eso puede explicar la volatilidad y el cambio electoral.

Axiomas

Los supuestos básicos del modelo económico del voto son tres: el egoísmo, que es el hecho de que los votantes actúan según sus intereses individuales y no según su sentido de pertenencia a un grupo o su apego a un partido. El segundo criterio es la subjetividad, es decir, que los votantes calculan los costos y beneficios de la votación de manera subjetiva, por lo que hacen una evaluación de los costos y beneficios. El tercer criterio es la racionalidad, es decir, que basándose en la teoría de la elección racional, los votantes movilicen los limitados medios de que disponen para alcanzar sus objetivos, de modo que elijan la alternativa entre la oferta política que les cueste menos y les aporte el mayor beneficio posible. En otras palabras, existe la idea de maximización de la utilidad que es un concepto clave en la teoría de la elección racional, por lo que el votante quiere maximizar su utilidad y su utilidad se calcula según la relación entre el costo y el beneficio que puede obtenerse de la acción, en este caso yendo a votar (1) y yendo a votar por ese partido en lugar de éste (2).

La votación racional

Esta teoría presupone que el votante reconoce su propio interés, evalúa candidatos alternativos y, sobre la base de esta evaluación, elegirá al candidato o partido que será evaluado más favorablemente en el sentido de que sirva mejor a sus propios intereses políticos.

Cabe señalar tres elementos. El voto se ve aquí como un instrumento, es decir, existe la idea de un voto instrumental y no expresivo. La votación es un instrumento que nos sirve para alcanzar un objetivo. Por otra parte, el enfoque se centra en los objetivos políticos de los votantes, mientras que el modelo psicológico pone un poco más de énfasis en el uso social del voto. Por último, hay un enfoque instrumental de la información y la votación.

Existe una importante oposición entre el voto económico basado en una elección, que es la idea de que el votante hace una elección real basada en un cálculo de costo-beneficio, elección que es racional al final según la tipología de Weber, mientras que el voto psicosociológico se basa más bien en un concepto de lealtad que a menudo hace la oposición entre elección y lealtad.

Evaluación de los costos

Los votantes calculan el costo de la votación. Hay diferentes tipos de costos que este modelo considera y que deben ser tenidos en cuenta y en particular dos tipos de costos que son los costos de ir a votar (1) pero sobre todo están los costos de información (2) que son los costos de obtener esta información ya que en este modelo que postula elegir un partido en base a una evaluación de las diferentes proposiciones de información disponibles, dados estos postulados básicos, la transparencia de la información y por lo tanto los costos de información son cruciales.

Más concretamente, hay que evaluar los costos que el votante debe tener en cuenta según los diferentes partidos y candidatos, que es el diferencial partidario, es decir, la diferencia en la relación costo-beneficio que dan los diferentes partidos. Debemos evaluar los costos de ir a las urnas, de reunir la información necesaria para tomar una decisión, pero también el valor de la propia participación, ya que el modelo también debe explicar la participación de los votantes. Las teorías económicas del voto explican tanto la participación de los votantes (1) como la elección electoral (2). Hay que evaluar el valor de la propia participación y también evaluar el número de otros ciudadanos que votarán. Esta es la idea de la acción colectiva, ya que nuestra propia contribución a una elección o a un voto cambia con el número de otros ciudadanos que votan. Este modelo se basa en gran medida en la capacidad de los votantes para evaluar y calcular sus propios intereses y todos los costos asociados con la acción de ir a las urnas.

Los votantes evalúan los ingresos de utilidad de los partidos y candidatos. Dado que la idea es calcular los costos y beneficios de votar por un partido en lugar del otro, por lo tanto, cada partido nos trae algunos ingresos de utilidad. Los votantes tienen que hacer esa evaluación y luego decidir cuál trae más ingresos y por cuál votaremos. Sobre esa base, los votantes calculan los ingresos por servicios públicos de los diferentes partidos y luego miran y evalúan el diferencial partidario.

Se trata de un elemento central de las teorías espaciales de la votación, a saber, que los votantes votan o votarán por el candidato o el partido más cercano a sus posiciones. Esto se llama el modelo de proximidad. Existen otros modelos y teorías económicas del voto, incluidas las teorías direccionales que tienen una perspectiva diferente pero que se mantienen dentro del marco de las teorías económicas del voto. Cuando hablamos del modelo Downs, también hablamos del modelo de proximidad, que es la idea de un modo económico racional basado en la maximización de la utilidad. Simplemente, el votante va a evaluar su propio interés, sus ingresos por servicios públicos de los diferentes partidos y votará por el partido que esté más cerca de sus intereses.

Stratégies pour réduire les coûts de l’information

L’information est au centre des théories spatiales alors que dans le modèle psychosociologique, l’information est beaucoup moins importante. Il y a différentes stratégies qui sont mises en place par les électeurs d’une manière consciente ou inconsciente pour réduire ces coûts de l’information qui sont tous les coûts liés au fait que pour pouvoir évaluer le revenu d’utilité donné par un parti plutôt qu’un autre, il faut aller voir, écouter, entendre et comprendre ce que ces partis disent.

Il y a différentes stratégies qui sont étudiées dans la littérature. Une stratégie possible afin de réduire ses coûts est de se baser sur l’idéologie. Quelqu’un se positionne comme étant un électeur de gauche ou de droite, les partis sont positionnés sur un plan idéologique. L’idéologie peut être aussi par rapport à une autre dimension comme par exemple entre l’idéologie égalitaire et libertaire. L’idée est qu’il y a quelque chose de plus facile à évaluer qui est l’idéologie d’un parti et que c’est sur la base de cela qu’on va faire le choix. Ceci veut dire qu’on ne va pas forcément écouter tous les arguments spécifiques des différents partis.

Une autre stratégie dit aussi « raccourci » que les électeurs font dans le cadre rationaliste du vote puisqu’ils se trouvent confrontés à ce problème de l’information et doivent choisir sur la base de cette information. Une autre stratégie possible est celle de se baser sur le jugement d’autres personnes comme par exemple les leaders d’opinion. Par exemple, il y a la théorie de Lazarsfeld avec l’idée que les leaders d’opinion peuvent être vu comme des personnes auxquels on attribut une forte confiance et peut être même une estime par rapport au jugement politique qu’ils peuvent avoir et donc, en discutant avec ces personnes, il est possible de se former un choix électoral et donc il n’y a plus besoin d’aller payer ces coûts de rassembler l’information. L’idée est que c’est dans des cercles de relations interpersonnels même si des théories plus modernes des leaders d’opinion regardent à des acteurs qui se situent en dehors du cercle personnel. Le rôle des médias et des campagnes simplifient l’information en la résumant.

Il faut faire la distinction entre deux types d’électeurs et faire la distinction entre une littérature qui devient de plus en plus importante ces dernières années sur la formation d’opinions dans un contexte d’élection ou de votation. On fait souvent la distinction entre deux types d’électeurs et de votes entre le :

  • vote systématique, c’est-à-dire que les électeurs qui suivent un vote systématique sont des électeurs qui sont prêt à payer ces coûts de l’information ou liés à l’information. Ce sont des électeurs qui font l’effort de s’informer, de regarder quelles sont les propositions des différents partis et essayer d’évaluer les différentes offres politiques. Il y a tout un tas de caractéristiques individuelles liées au fait et qui expliquent qu’on est plutôt un électeur systématique d’autre chose.
  • et les électeurs qui choisissent d’opérer des raccourcis euristiques qui permettent de résoudre le problème de l’information. Autrement dit, ce sont des électeurs qui ne sont pas prêts à payer tous ces coûts et donc qui veulent diminuer ou améliorer le rapport coût – bénéfice qui est à la base de ce choix électoral en diminuant les coûts et le bénéfice restera inchangé.

Il y a ces deux types et toute une littérature sur les différents types d’euristiques qui peuvent être mis en place. C’est une littérature très détaillée aujourd’hui. Les stratégies et les raccourcis sont essentiellement utilisés par des citoyens qui sont intéressés à aller voter ou par une élection mais qui n’ont pas de préférence forte au préalable. Les électeurs qui s’appuient sur une forte identification partisane n’ont pas besoin d’aller ni de faire du vote systématique, ni de faire l’un des raccourcis. Si on regarde de manière un peu plus large, on peut considérer l’identification partisane comme une sorte de raccourci.

Quatre types d’électeurs

À partir de là, il est possible de dégager de manière simplifiée quatre type d’électeurs :

  • ceux qui s’informent : ils sont prêts à payer ces coûts. Ce sont des électeurs qui procèdent par un vote systématique. En général, ce sont des acteurs politiquement plus sophistiqués et plus éduqués ;
  • ceux qui se basent sur l’avis des médias et leaders d’opinion ;
  • ceux qui se basent sur les différences idéologiques ;
  • ceux qui se basent sur l’identification partisane.

Il est possible de partir du présupposé que les caractéristiques de ces différents électeurs sont très différentes. Autrement dit, lorsqu’on s’intéresse à chercher à expliquer le vote, il faut déjà savoir de quel type d’électeur parle t-on. Il y a une sorte d’hétérogénéité des électeurs. Il y a différents types d’individus qui procèdent à différents types de raccourcis ou alors pas, qui votent d’une manière systématique ou pas, etc. Il faut tenir compte de l‘hétérogénéité de l’électorat et des électeurs.

Il faut souligner un élément important de ce modèle par rapport aux autres. Cette théorie économique du vote, cette théorie rationaliste a un grand avantage sur les autres modèles qui est qu’elle ne se concentre pas seulement sur les électeurs, c’est-à-dire qu’elle ne se concentre pas que sur la demande politique mais elle regarde aussi l’offre et surtout l’interaction entre l’offre et la demande. D’ailleurs, il y a des analogies qui sont faites même explicitement avec l’idée du marché. On parle de marché électoral dans les médias ou encore de l’offre électorale. Ce jargon nous vient de ce type d’explication. On ne fait pas abstraction comme dans le modèle psychologique qui met l’accent sur l’identification que les gens ont dans des partis sans regarder les partis. Là, on regarde l’interaction. Dans les théories spatiales du vote, on voit le lien stratégique entre une offre des partis et une demande des électeurs ou des électorats. Il y a une idée d’interdépendance entre offre et demande politique, entre partis et électeurs complétement évacué des autres types d’explications.

Modèle économique : résumé

La théorie du modèle économique du vote est aussi un modèle qui permet de faire des prédictions par rapport aux comportements des partis. Il y a l’idée d’interaction entre une demande et une offre politique proposée par les différents candidats lors d’une élection ou d’une votation. Du point de vue des partis et des candidats, le modèle économique et en particulier le modèle qui a été proposé par Downs en 1957 et qui prédit une convergence d’une position des partis vers le centre. C’est la théorie de l’électeur médian. L’espace idéologique peut être définit comme étant un espace idéologique gauche – droite mais peut être aussi définit de manière plus précise par rapport à certain enjeux. Il y a en fait l’idée que les choix et les préférences des électeurs qui se situent au centre, va faire en sorte que les partis, puisqu’ils visent dans ce modèle, essaient de maximiser leur soutien électoral.

En résumé, il est possible de dire que dans le modèle économique du vote, les préférences politiques des électeurs par rapport à différents enjeux, sont clairement perçus par les électeurs eux-mêmes qui est l’idée que l’électeur doit évaluer son propre intérêt, il doit percevoir clairement quelles sont les préférences politiques des électeurs. D’autres part, les préférences politiques sont exogènes au processus politique qui est le fait que quand l’électeur va aller voter qui est le moment auquel il commence à réfléchir à cette élection, il arrive déjà avec certaines préférences politiques fixées ou préfixées. En d’autres termes, les préférences politiques des électeurs sur différents enjeux, c’est-à-dire que l’on vote par rapport à certains enjeux, dans ce type de théorisation, savent très bien ce qu’ils veulent, et en plus, ces positions sont très fixées et présentes au moment où l’électeur va devoir voter. Le modèle économique fait des prédictions et essaie d’expliquer à la fois la participation mais aussi et surtout, l’orientation du vote qui est le choix électoral.

Les électeurs votent pour le candidat ou le parti le plus proche de leur propre position qui est le modèle de proximité. Par proche, on entend une proximité des intérêts de l’électeur avec les propositions politiques qui sont faites avec les partis. C’est un paradigme qui n’explique pas seulement du point de vue macro-politique un choix électoral mais il y a le revers de la médaille qui est d’expliquer le choix que les partis font. Les choix stratégiques des partis peuvent aussi être expliqués par ce modèle puisque que comme ce modèle postule une interdépendance entre offre et demande, nous nous adressons à la demande mais nous pouvons aussi nous adresser à l’offre. On parle de préférence cognitive entre ses préférences politiques et les positions des partis. Il faut faire une distinction entre le vote affectif du modèle psychosociologique et le vote cognitif des théories du modèle économique.

De ce point de vue là, les partis adoptent des positions politiques qui maximisent leur soutien électoral, de ce que Downs appel le median voters et de l’idée que les partis maximiseraient leur soutien électoral autour du centre de l’échiquier politique. Ce qui nous intéresse est du côté de la demande est comment peut-on expliquer le choix électoral des électeurs.

Le modèle économique a remis au centre de l’attention et de la réflexion le citoyen rationnel et libre alors que si on pousse un peu à l’extrême le modèle sociologique, il met en second plan cette liberté et ce libre-arbitre que les électeurs peuvent faire puisque le modèle psychosociologique nous dit que le vote est déterminé par la position sociale, ce n’est pas vraiment un choix électoral que nous faisons au fond mais cela est simplement le résultat de notre insertion sociale ou de notre attachement envers un parti. Le modèle économique du vote remet la notion de choix électorale au centre. C’est une théorie qui se fait dans l’interaction entre offre et demande, à savoir entre des partis qui offrent quelque chose et des électeurs qui demandent quelque chose. C’est une théorie qui permet à la fois d’expliquer le comportement de vote des électeurs mais aussi les comportements au niveau organisationnel des partis politiques. La théorie de la compétition partisane était complètement évacuée par les autres types d’explication. Pour certain, ce sont des théories qui proposent des réflexions sur le bon fonctionnement de la démocratie, sur les présupposés, le rôle de l’information ou encore le rôle des citoyens pour le bon fonctionnement démocratique et le rôle des partis. Cela a créé un paradigme de recherche qui est peut être le paradigme dominant aujourd’hui. Une grande partie des travaux en comportement électoral s’inspire de cette réflexion. Aujourd’hui, on essaie de combiner les différentes explications essayant de tenir compte, à la fois des déterminants sociologiques mais aussi de la composante émotionnelle et affective tout comme de la composante liée au choix et au calcul.

En ce qui concerne les limites, l’individualisme méthodologique a souvent été évoqué disant que c’est une perspective exclusivement microsociologique et qui néglige l’effet de la structure sociale. Il y a peu de place pour le contexte même s’il y a des développements plus récents qui essaient justement de mettre l’électeur libre de ses choix dans un contexte. Certains ont critiqués ce modèle disant qu’il met en avant l’image unidimensionnelle de l’être humain et de la politique, c’est-à-dire que justement, cela est d’être purement rationnel, hypercognitif en quelque sorte sans tenir compte des éléments sociologiques mais aussi psychologiques. D’autres ont critiqués cette analogie entre marché économique et marché politique disant qu’elle est un peu simpliste disant qu’au fond, les conséquences de l’achat d’un produit de consommation à un certain nombre de conséquences mais qui sont beaucoup plus limités par rapport à ce que peut avoir l’achat d’un vote dans le fait de choisir un parti. Cette approche serait élitiste, ce postulat que les électeurs ont la capacité de bien savoir ce qu’il se passe qui est l’idée de l’information et de cette capacité que les électeurs ont de regarder cette information et de la traiter. Pour certain, ce modèle surestime les capacités que les électeurs ont. Toute une littérature sur la formation de l’opinion, de manière assez consensuelle, dit que les citoyens ont une capacité limitée de traiter l’information. Donc, il y a une surestimation dans ce modèle par rapport à la capacité. Une des réponses dans le cadre des théories spatiales s’appuie sur cette critique comme quoi les électeurs ne sont pas ces êtres cognitivement fort comme le présuppose la théorie originale de Downs. Il y a aussi eu la critique de l’abstention comme résultat d’un calcul rationnel. C’est ce modèle qui a proposé que l’abstention peut être le résultat d’un calcul purement rationnel. Il y a eu toute une série de critiques qui a dit que si cela est quelque chose de rationnel, il y a un problème au niveau du fonctionnement démocratique.

Théories spatiales du vote

Les théories spatiales du vote ne sont rien d’autre que ce que nous avons vu jusqu’à présent en ce qui concerne le modèle économique du vote. Néanmoins, certaines de ces théories spatiales s’éloignent de cette formulation initiale.

Le présupposé pour les théories spatiales du vote a déjà été évoqué, à savoir le vote d’enjeu. Les théories psychologiques s’appuient sur un type d’explication qui ne s’intéresse pas aux enjeux discutés lors d’une campagne politique par exemple. D’une manière plus plausible encore, les campagnes électorales se font autour de plusieurs enjeux. Il y a en a peut être un qui est au centre mais il y en a aussi d’autres qui sont discutés. En Suisse, l’idée d’enjeu est tout particulièrement important parce qu’il y a la démocratie directe qui est quelque chose qui par définition se fait autour d’enjeux. Mais plus généralement, lorsqu’il y a une campagne, on discute autour des enjeux. Dans cette théorie, on vote pour des enjeux spécifiques qui peuvent être plus ou moins concrets, plus ou moins généraux et qui constituent la base pour l’explication du comportement électoral. Cette idée d’enjeu n’a pas été inventée par les tenants du modèle économique du vote mais était déjà présente dans le modèle psychosociologique. Dans le modèle de Michigan, l’idée d’enjeu était déjà présente mais elle était en quelque sorte sous développée et cette perspective du rôle des enjeux dans le modèle psychosociologique se prêtait à des critiques à la fois théoriques et empiriques de la part des tenants des modèles rationalistes. La critique théorique consiste à dire que dans cette approche psychosociologique ou dans cette vision que le modèle psychosociologique a du rôle des enjeux politiques, l’évaluation de ces enjeux est déterminée par les attitudes politiques et par l’identification partisane. Dans le cadre du modèle rétrospectif, certains chercheurs ont proposés une manière alternative afin de proposer de voir l’identification partisane comme étant déterminée de la position que des électeurs ont sur des enjeux.

Il y a eu toute l’émergence de l’acteur rationnel qui est le vote par rapport à des enjeux, qui n’est pas quelque chose qui vient simplement de notre identification affective avec un parti mais il y a toute une réflexion que l’électeur fait en terme de calcul coût – bénéfice. Il y a aussi eu l’émergence de critiques empiriques qui ont montrées que le rôle de l’indentification partisane a eu tendance à diminuer fortement et donc, une augmentation du rôle des enjeux et en particulier du rôle de l’évaluation cognitive que les acteurs font par rapport à certain enjeux. Il y a eu tout un tas de critiques qui ont permises de développer l’idée du vote d’enjeu dans un contexte et des modèles rationalistes.

Il y a tout un tas de typologies par rapport aux enjeux, on distingue différents types d’enjeux comme des enjeux de position, des enjeux qui sont plus ou moins émotionnels. Il y a aussi une littérature sur savoir si certains partis possèdent certains enjeux, qui selon les électeurs sont les partis qui sont mieux à même de traiter un certain enjeu. Ce qui nous intéresse est que l’idée du vote d’enjeu est fondamental dans les théories spatiales du vote. Si on n’accepte pas l’idée que les acteurs vont voter en fonction de l’évaluation qu’ils vont faire de certains enjeux, pour être plus précis, de l’évaluation qu’ils vont faire de la position que les différents partis ont sur certains enjeux, si on ne comprend pas cela, on ne peut pas non plus comprendre les théories spatiales du vote.

Les électeurs essaient de maximiser l’utilité du vote, c’est-à-dire qu’ils essaient d’aller voter pour le parti qui leur rend plus de satisfaction. Les électeurs essaient de maximiser leur utilité individuelle.

On appelle ces théories les théories spatiales du vote parce qu’on opère par projection. On projette les préférences des électeurs et les positions politiques, à savoir les positions qu’ont les partis sur certains enjeux et pour les préférences qu’on les électeurs par rapport à certains enjeux. Théoriquement, il est possible d’avoir autant de dimensions que de sujets discutés dans le cadre d’une campagne électorale.

Il y a deux questions importantes par rapport à la théorie spatiale du vote.

La première question est comment évaluer la position des différents partis et candidats puisqu’on part de l’idée qu’il faut projeter les préférences politiques des électeurs et les projections de partis sur un plan. Si on accepte ce postulat, comment va t-on positionner ? Un ensemble de théories a données certaines réponses. Ces théories sont les théories du vote rétrospectif et celle de l’espace idéologique.

La deuxième question est selon quels critères déterminer l’utilité individuelle des électeurs. La réponse à cette deuxième question va nous permettre de faire la différence entre les modèles de proximité et les modèles directionnels parce que ces deux sous-ensembles des théories spatiales du vote donnent des réponses diamétralement opposées à cette question. Les modèles de proximité vont donner certaines réponses liées à la proximité et les autres modèles plus récents offrent une réponse alternative sur la base de certaines critiques.

Comment évaluer la position des différents partis et candidats

Le problème de l’information est crucial dans les théories spatiales du vote et qui vers laquelle il faudrait une réponse pour bien comprendre ces différentes théories. Dans l’approche psychologique, le problème de l’information est contournée par l’idée du développement d’une identification partisane qui est un raccourci affectif que les électeurs opèrent. Par contre, dans les approches rationalistes, les raccourcis sont des raccourcis de type cognitif.

Le vote rétrospectif : Fiorina

La théorie du vote rétrospectif de Fiorina est très simple. Dans l’étude du comportement électoral, il y a une distinction simple entre ce qu’on appelle le vote prospectif et le vote rétrospectif. Le vote prospectif est celui qui a été postulé par Downs et par tous les autres chercheurs qui s’inscrivent dans les modèles de proximité mais aussi dans les modèles bidirectionnels. Fiorina a proposé la question de savoir comment évaluer la position des différents partis et candidats : comment les électeurs peuvent savoir quelle est la position des différents partis lors d’une campagne électoral ? Le vote prospectif dit que les électeurs vont écouter ce que les candidats et les partis ont à dire. C’est ce qu’on appel le vote prospectif parce que les électeurs vont écouter ce que les partis ont à dire et évaluer sur la base de cela, à savoir qu’on regarde en avant. Les électeurs choisissent le candidat dont les positions vont correspondre à leurs préférences. C’est ce qu’on appel le vote de proximité, à savoir avoir une préférence par rapport à une politique.

Il y a une exigence particulière qui est que cette manière d’expliquer le comportement de vote du choix électoral est très exigeante par rapport aux connaissances que les électeurs peuvent avoir par rapport à différentes positions et surtout dans un contexte où il y a plusieurs partis et où il faut tenir compte du contexte du système politique et en particulier du système électoral parce qu’il est peut être plus facile pour les électeurs de savoir ses positions lorsqu’il y a deux partis, deux candidats que lorsqu’il y a, comme dans le cadre suisse, de nombreux partis qui se présentent. L’idée du vote prospectif est très exigeante. Le vote exige que les électeurs connaissent la position des candidats sur les enjeux mais lorsqu’il y a plusieurs candidats ou plusieurs partis, ce n’est pas très facile pour certains électeurs en particulier. Le degré de sophistication politique, de connaissance politique, d’intérêt pour le politique varie d’un électeur à l’autre.

Fiorina a proposé une manière alternative pour expliquer pourquoi des électeurs votent pour un parti plutôt qu’un autre, ou une réponse différente à comment peut-on évaluer la position des différents partis candidats. C’est ce qu’on appelle le vote rétrospectif, c’est-à-dire qu’on est pas dans la prospection, à savoir ce que les partis ont dit dans leur programme, mais on regarde plutôt ce que les partis ont fait avant. Cela est plus facile de regarder ce que quelqu’un a fait par rapport à évaluer les promesses qu’il fait. Le vote prospectif se base sur les promesses électorales et le vote rétrospectif se base sur les performances passées. Il y a également le vote économique qui est le rôle de l’économie.

Selon Fiorina, le vote rétrospectif est que les préférences des citoyens ne dépendent pas seulement de la proximité avec la position politique d’un parti ou candidat, mais aussi de leur évaluation rétrospective de la performance du parti ou candidat au pouvoir. Les électeurs s’intéressent aux résultats politiques, plus qu'aux programmes politiques, le choix est fait aussi dans cette perspective. Il y a un corolaire à cette théorie qui est que les électeurs réagissent plus au gouvernement qu’à l’opposition parce qu’on évalue la performance et on peut par exemple attribuer un certain état de l’économie à la performance d’un gouvernement. Ainsi, les électeurs trouvent plus simple d’évaluer la performance que les plans déclarés en campagne électorale.

C’est une manière alternative qui est une autre réponse à la question de savoir comment évaluer la position des différents partis et candidats. Le vote prospectif dit que l’évaluation est basée sur ce que les partis et candidats vont dire. Pour Fiorina l’électeur ne fait pas cela, il va plutôt regarder ce qu’il s’est passé, regarder aussi quel est l’état de la situation d’un pays d’où l’importance du vote économique au sens restreint du terme. C’est-à-dire que dans cette évaluation rétrospective, la situation économique du pays joue un rôle crucial. C’est l’état de l’économie qui va décider qui va remporter les élections ou pas. On attribue un mauvais état de l’économie au gouvernement.

L’espace idéologique : Hinich et Munger

Le postulat du vote prospectif est quelque chose de trop exigeant pour la plupart des électeurs. Nous avons vu que chez Downs, le rôle de l’idéologie est fondamental et que l’idéologie pouvait fonctionner comme une sorte de raccourci. D’ailleurs, le vote rétrospectif peut aussi être vu comme un raccourci. Fiorina parle aussi d’une identification partisane, c’est-à-dire qu’il y a une convergence possible entre ces différentes théories. Parmi ces ponts, un des premiers pont notamment entre la théorie du vote psychosociologique et les théories rationalistes a été fait par Fiorina parce qu’il considère l’identification partisane comme étant un élément important afin d’expliquer le choix électoral. Seulement, il conçoit l’origine et la fonction de l’identification partisane d’une manière différente par rapport à ce qu’on a vu auparavant. Le modèle de Michigan s’appuyait sur une idée de socialisation et d’identification partisane comme attachement de longue durée à un parti qui est le résultat de la socialisation primaire en particulier, donc comme l’insertion dans un contexte social donné. Fiorina renverse la question, en fait, l’identification partisane peut résulter d’autre chose et elle produit aussi des choix électoraux. Le fait de voter pour un parti et continuer à voter pour un tel parti de manière répétée permet de développer une identification avec ce parti qui, en quelque sorte, renforce ensuite le choix électoral. Il y a un petit pont qui est fait entre ces deux théories avec Fiorina d’une part et le modèle de Michigan d’autre parti qui mettent au centre le concept de l’identification partisane et qui conçoit ce concept d’une manière très différente en ce qui concerne surtout son origine. Selon Fiorina, l’identification avec un parti n’est pas nécessairement le fruit d’une longue phase de socialisation mais c’est aussi le résultat des évaluations que l’on fait d’un certain parti, c’est le fait d’aller voter pour ce parti qui fait de développer une identification partisane. C’est assez intéressant de voir les ponts qui peuvent être fait entre théories qui peuvent avoir l’air différentes.

Downs, déjà, mettait l’idéologie au centre de son explication. Dans le modèle sociologique et psychosociologique, il n’y avait aucune place pour l’idéologie, c’est autre chose qui compte, par contre, dans les théories économiques, les théories spatiales et la théorie du vote économique de Downs, l’idéologie est importante. L’idéologie est à entendre comme un moyen de simplifier notre monde par rapport au problème de l’information. Selon Downs, à partir de l’évaluation prospective que les électeurs font de la position que les électeurs ont et de leur position par rapport à divers enjeux, les électeurs arrivent et opèrent ce raccourci en situant et en ramenant les partis sur une dimension idéologique qui peut être une dimension gauche – droite mais qui peut être aussi autre. Donc, les électeurs évaluent les positions des partis et à partir de ces positions, ce parti est un parti de gauche et ce parti est un parti de droite. Ensuite, ils évaluent leur propre position par rapport aux enjeux et ils font la même opération se positionnant eux-mêmes sur cet axe gauche – droite. Le positionnement sur une échelle gauche – droite est lié à ce type de théorie.

Hinich et Munger reprennent l’idée de Downs mais la retourne un peu. L’idée de base est un peu la même, à savoir que c’est une manière que les électeurs ont a disposition, un raccourci euristique et cognitif que les électeurs ont à disposition pour faire face au problème de l’information complexe. Le présupposé de base est que les électeurs décident avant tout sur la base d’idéologies et non pas sur la base de positions spécifiques par rapport à des enjeux.

Selon eux, l’idéologie est un moyen pour prévoir des positions politiques sur un nombre important d’enjeux et aussi être une base pour un engagement crédible et cohérent pour le parti ou candidat qui la suit. L’idéologie est un moyen pour prévoir et déduire des positions politiques en campagne électorale.

Alors que Downs disait qu’il y a des partis qui se positionnent sur des enjeux, l’électeur à difficulté avec cela déduisant un positionnement sur un axe gauche – droite. Hinich et Munger disent le contraire disant que sur la base de l’idée qu’ils se font du positionnement gauche – droite des partis, ils déduisent en quelque sorte quelle sera ou quelle est la position de ces partis sur les différents enjeux. Les électeurs ont une connaissance des positions idéologiques des partis ou candidats sur une ou plusieurs dimensions idéologiques et ils utilisent cette connaissance pour évaluer les positions politiques de ces partis ou candidats sur des enjeux spécifiques.

¿De acuerdo con qué criterios se determina la utilidad individual de los votantes?

La teoría espacial del voto postula que la elección electoral se hace en la maximización de la utilidad individual.

Se puede distinguir entre el modelo de proximidad simple, que es el modelo de Downs, y el modelo de proximidad con descuento de Grofman. Se trata de una variante del modelo de proximidad simple que se mantiene en la idea de proximidad pero que añade un elemento que permite explicar ciertos comportamientos de voto que no serían explicables por otros modelos. Estos dos modelos de proximidad se oponen a otros dos modelos que se llaman modelos direccionales con el modelo direccional simple de Matthews pero especialmente el modelo direccional con intensidad de Rabinowitz. Curiosamente, el modelo direccional de intensidad que añade un elemento al modelo direccional simple precede cronológicamente al modelo direccional simple.

Modelo de proximidad simple: Downs

La idea básica es la representación de un punto que es un punto ideal para cada votante en un espacio hipotético. La idea es que cada votante puede ser representado por un punto en un espacio hipotético y este espacio puede ser un espacio con N dimensiones y cada dimensión representa un tema de la campaña electoral, de modo que este punto refleja su conjunto ideal de políticas, es decir, preferencias y posiciones.

La posición política de cada candidato está representada en el mismo espacio, es la interacción entre la oferta y la demanda y el votante elegirá el partido o el candidato más cercano al votante. La maximización de la utilidad se hace en proximidad a ciertos temas.

Función de utilidad del modelo de proximidad simple.

Aparece la función de utilidad del modelo de proximidad simple, es decir, la máxima utilidad se alcanza a nivel de línea. Cuando el votante se encuentra en la misma posición, es decir, en la máxima proximidad, a medida que el partido, su utilidad aumenta, y cuando el votante se aleja del partido, su utilidad disminuye. De lo contrario, nuestra utilidad como votantes disminuye a medida que un partido se aleja, es decir, a medida que la posición de un partido se aleja de nuestras preferencias políticas.

También se le suele llamar punto de indiferencia porque hay lugares en los que el votante no puede decidir. Esto es especialmente importante cuando se aplica este tipo de razonamiento empíricamente. Este modelo explica para Downs por qué nos abstenemos. Es porque somos racionales, y si somos racionales, la racionalidad significa maximizar nuestra utilidad sobre la base de la cercanía que podemos tener con una fiesta. Si eso es cierto, entonces si hay dos partes que están igualmente cerca de nuestras preferencias, entonces no podemos decidir. Eso se llama el punto de indiferencia.

Modelo de proximidad con actualización: Grofman

Grofman introduce un elemento central que es la posición del statu quo que no es necesariamente el punto neutral sino la política actual. Para Fiorina, el voto retrospectivo es el hecho de que la política actual es fundamental, mientras que en el voto prospectivo lo es menos.En la votación prospectiva, Grofman dijo que la posición de la política actual también es importante porque la evaluación prospectiva que uno puede hacer como votante de las plataformas políticas de los partidos también va a depender de la política actual.  La distancia debe ser evaluada en base a la política actual.

La idea de Grofman es decir que el votante descuenta lo que los candidatos dicen (discounting) basado en la diferencia entre la política actual y lo que el partido dice que hará o promete. Descuento es decir que el votante no cree totalmente en lo que dicen los partidos. Esta es una noción muy común y compartida. Ese descuento depende de dónde se encuentra la política en este momento en relación con lo que el partido está prometiendo, y ese es el elemento direccional. En otras palabras, se introduce un elemento direccional en el modelo de proximidad. Es un pequeño puente entre diferentes explicaciones.

Función de utilidad del modelo de proximidad con actualización.

La curva en lugar del modelo de simple proximidad, u obviamente la maximización desde el punto de vista del apoyo electoral de los partidos, radica en la proximidad precisa entre las preferencias de los votantes y los programas políticos de los partidos en determinadas cuestiones, en este caso esto sigue siendo cierto pero con un desfase que se determina descontando de un determinado status quo.

Desde la perspectiva de las partes, este modelo hace predicciones diferentes al modelo de proximidad simple, que hacía una predicción de la convergencia de una fuerza centrípeta con respecto al posicionamiento de las partes. Este modelo predice una convergencia de las posiciones del programa del partido en torno a dos posiciones distintas, hay dos tipos de convergencia.

Modelo direccional simple: Matthews

En la literatura, las teorías espaciales de la votación se consideran a menudo como uno de los principales desarrollos de los últimos treinta años, que ha sido precisamente el desarrollo de los modelos direccionales, ya que el modelo de proximidad se remonta a la década de 1950. A partir de finales del decenio de 1980 y principios del de 1990, se ha producido un fuerte desarrollo de los modelos direccionales.

La idea del modelo direccional, y esto se aplica tanto al modelo direccional simple como al modelo direccional de intensidad, es que los votantes básicamente no pueden percibir claramente las diferentes posiciones de los partidos políticos o los candidatos sobre una cuestión específica. Lo que los votantes perciben son señales direccionales, es decir, los votantes perciben que algunos partidos van en una dirección y otros en otra en determinadas cuestiones. Esta es la motivación básica para el desarrollo de estos modelos direccionales. Las elecciones de los candidatos se hacen hacia los partidos o candidatos que van en la misma dirección que el votante, entendiéndose por ello las preferencias políticas de los votantes sobre una cuestión determinada.

Función de utilidad del modelo direccional simple.

El modelo de proximidad simple es que el votante votará por el partido o partidos que están en la misma dirección. ¿Qué determina la dirección? Hay dos variaciones. Es posible determinar la dirección basándose en el "punto neutro" que es el punto en el medio, o también es posible determinar la dirección a partir del "status quo". Para la mayoría de las teorías, y en particular la teoría del Modelo Direccional Simple de Matthews, el punto neutro determina la dirección.

Todas las partes que están en la misma dirección del votante maximizan la utilidad individual de ese votante. En este caso, puede haber otros factores que pueden contribuir a la elección del votante; y todos los partidos que están al otro lado del punto neutral minimizan la utilidad del votante, por lo que el votante no votará por ese partido en igualdad de condiciones.

Modelo direccional con intensidad: Rabinowitz

El modelo direccional de intensidad agrega un elemento que está relacionado con la intensidad con la que los candidatos y los partidos políticos defienden ciertas posiciones. Se trata de una evolución bastante razonable, al igual que el modelo de descuento, cuya proximidad era algo razonable y que hace que el modelo sea más coherente con la realidad. Lo mismo puede decirse del modelo direccional con intensidad.

La elección de los candidatos se hace tanto según la dirección como según la intensidad de las posiciones sobre un tema determinado. Así, los votantes votarán por los candidatos que están en la dirección (1) y que van en esa dirección de la manera más intensa (2), es decir, que proponen políticas que van en esa dirección de la manera más fuerte e intensa.

Hay varias razones que los autores de estos modelos direccionales citan para explicar esta elección de dirección con intensidad en lugar de una elección de proximidad como la propuesta por Downs. Este aspecto se basa en la idea de que existe un problema de información que representa una dificultad y costos que los votantes deben pagar para reunir información y para informarse sobre una elección. La idea es que los votantes no son capaces de evaluar realmente de forma prospectiva las diferentes posiciones de los partidos. Por lo tanto, no pueden situar realmente donde están las diferentes partes. Por otro lado, esto es cierto para el modelo direccional; logran percibir una dirección política. En cuanto al modelo de intensidad, logran percibir algo más, es decir, no sólo una dirección sino una intensidad a través de la cual un partido político defiende ciertas posiciones y va en ciertas direcciones políticas.

Este modelo de proximidad direccional con intensidad ilustra lo que se llama política simbólica que está relacionada con el problema de la información. La política simbólica dice que lo importante en la política no son necesariamente las posiciones percibidas racionalmente o las posiciones políticas de los partidos, sino lo que los símbolos políticos evocan en relación con ciertas cuestiones. La importancia de la política simbólica es especialmente capitalizada por los modelos direccionales de intensidad. La importancia de los símbolos radica en lo que despierta las emociones. Los símbolos evocan emociones. La idea de intensidad también puede verse como la idea de que hay ciertas cuestiones, que hay ciertas posiciones políticas que proponen símbolos y algunos de estos símbolos evocan hacer que estas dos cuestiones sean más visibles para los votantes, pero en el sentido de hacer que los votantes digan que este partido en particular va en esa dirección y con una gran intensidad.

En la base de la reflexión de los modelos direccionales y en particular de los modelos direccionales con intensidad, está lo que se llama política simbólica. Un símbolo se evalúa en base a dos parámetros: 1) una dirección, 2) un símbolo da una cierta dirección en la política y 3) una cierta intensidad, 4) que es hasta qué punto es favorable o desfavorable con respecto a una cierta política.

Fonction d’utilité du modèle directionnel avec intensité.

La ventaja del modelo direccional de intensidad es que va en una dirección más intensa, es decir, toma una posición política que evoca la idea de la política simbólica de una manera más destacada.

La función de utilidad de este modelo se modifica en comparación con el modelo simple, es decir, cuanto más se mueve un partido en la misma dirección que el votante, más probable es que sea elegido por ese votante. Cuanto más se mueva un partido en la otra dirección, menos probable es que el votante lo elija porque la función de utilidad disminuye gradualmente.

En este modelo, hay una región de aceptación del extremismo posicional que es una región fuera de la cual la intensidad de las posiciones o la dirección mostrada por un partido no puede ir porque si va más allá de esa región, el votante ya no elegirá ese partido.

En lo que respecta al modelo de proximidad con descuento, existe una preocupación cuando vamos a aplicarlo empíricamente: tenemos que ser capaces de determinar cuál es el grado de descuento, cuánto va a descontar el votante. Esto es algo que sigue siendo difícil en teoría, no sabemos cuánto va a descontar el votante.

Resumen de los cuatro modelos

Merrill, S. III et B. Grofman (1999). A Unified Theory of Voting. Cambridge: Cambridge University Press.[16]

Cuatro posibles respuestas a la pregunta de cómo los votantes deciden votar

Para resumir estos enfoques, hay cuatro posibles respuestas a la pregunta de cómo los votantes deciden votar. Queremos saber cómo y por qué un votante votará por un determinado partido.

La primera respuesta es que, básicamente, votan según su posición, según sus características sociales o según su socialización, lo que se refiere al modelo sociológico. No hay una verdadera elección electoral en este tipo de explicación, pero se basa en nuestra inserción en un contexto social. Para Lazarsfeld, pensamos políticamente como somos socialmente, no existe realmente la idea de elección electoral. El concepto de elección electoral no pertenece al modelo sociológico sino a las teorías racionalistas. Las teorías racionalistas y los modelos espaciales del voto han tenido la muy beneficiosa relación de poner precisamente la libre elección de los votantes en el centro de los análisis.

Una segunda respuesta posible es que votarán por el candidato que pertenece al partido con el que se identifican. Esto se refiere al modelo de Michigan, el modelo psicosociológico.

Una tercera respuesta posible es que votarán por el candidato cuyas ideas políticas sean más cercanas a las suyas. Este es el modelo de proximidad. La proximidad puede calcularse sobre la base de los programas y las posiciones reales declaradas por las partes o sobre la base de un factor de descuento, un factor de percepción o un factor de diferencia según el modelo de descuento.

Por último, pueden votar por el candidato que, según la percepción de los votantes, es más probable que cambie las cosas de una manera o de un modo que les deje más satisfechos.

Son modelos que deben hacernos prestar atención a las diferentes motivaciones que los votantes pueden o no tener para hacer una elección electoral. Hay otras variantes o modelos que tratan de acomodar esta complejidad. Como parte de las teorías espaciales del voto, algunas teorías consideran las características de los candidatos. Hay otras teorías que destacan el impacto de las condiciones económicas y la forma en que los votantes comparan diferentes resultados electorales en sus elecciones, lo que se refiere a la votación económica en sentido estricto. Hay otros modelos que tratan de relacionar la multiplicidad de cuestiones con un espacio ideológico subyacente, es decir, en lugar de examinar cuestiones específicas, todo se vuelve a una dimensión izquierda-derecha como un atajo, por ejemplo, y hay otras teorías que consideran el grado de ambigüedad y claridad de las posiciones de los candidatos. En los modelos direccionales con intensidad, hay modelos que tratan de mostrar cómo la importancia de las diferentes cuestiones cambia de un grupo a otro, de un grupo social a otro, o de un candidato y un partido a otro.

Modelo de votación unificada: Merrill y Grofman

Otros investigadores han tratado de proponer modelos combinados que combinan diferentes explicaciones. Merrill y Grofman han propuesto modelos unificados que quieren salir de esta hipersimplificación con respecto a las teorías espaciales en las que uno hace una elección de posibilidades o una elección de dirección pero evacua cualquier otro elemento como la identificación partidista, la socialización, la inclusión social, las condiciones económicas así como el papel de los líderes de opinión como se ve en el modelo de embudo de la teoría de Michigan.

Según Merril y Grofman, no se puede determinar si un modelo puro es superior a otro porque hay limitaciones metodológicas y de datos. Por supuesto, ha habido intentos de evaluar el poder explicativo de los modelos direccionales, pero según estos investigadores, estos modelos espaciales fueron diseñados para ser puramente teóricos con el fin de poner de relieve en un nivel puramente teórico las motivaciones que los votantes pueden tener para su elección electoral.

Sin embargo, esto es empíricamente incorrecto. Según ellos, es necesario combinar diferentes tipos de explicaciones y, en particular, en la elección electoral, los componentes relacionados con la proximidad, el liderazgo, y también el liderazgo más bien "intenso", todos los cuales desempeñan un papel importante en el posicionamiento de los candidatos y los partidos. En otras palabras, proponen algo bastante ecuménico que combina modelos direccionales y de proximidad. Los números abundan, ya que hemos visto que, al final, ambos modelos tienen sistemáticamente un efecto significativo.

Son tanto elecciones de proximidad como elecciones de dirección con intensidad, ya que hay votantes que pueden elegir la intensidad y otros que pueden elegir la dirección. Hay que tener en cuenta la heterogeneidad del electorado y cómo los diferentes votantes pueden tener diferentes motivaciones para elegir por qué partido o candidato votar. La medida en que la utilidad de las elecciones de los votantes varía de un candidato a otro, pero también de un votante a otro. También es posible añadir que el peso de la identificación de los partisanos varía de un votante a otro.

Por otro lado, las preferencias por los candidatos en el poder se explican mejor con el modelo de proximidad y el modelo direccional simple. Por otro lado, el modelo direccional de intensidad explica mejor las elecciones de los candidatos que no están actualmente en el poder.

Críticas al modelo de proximidad

Iversena propuso una forma de clasificar las diferentes teorías explicativas de la votación que permite añadir un elemento muy importante que ha sido descuidado hasta ahora. Muchos investigadores han criticado el modelo de proximidad de Downs en particular. Una primera crítica que se ha hecho es que el simple modelo de proximidad nos da una falsa representación de la psicología del voto. Esta es la idea que dio lugar al desarrollo de los modelos direccionales, es decir, que, según Downs y quienes lo han seguido, al haber transparencia en la información, los votantes pueden ver muy bien cuáles son las plataformas políticas de los partidos o candidatos.

La segunda crítica es la falta de una teoría adecuada de formación de preferencias. Estas teorías espaciales parten del supuesto de que hay un votante o votantes que tienen preferencias políticas con respecto a ciertas cuestiones, pero descartan por completo la explicación de cómo se forman esas preferencias. Esta teoría no trata de la formación de preferencias políticas, parten de la idea de que hay votantes con ciertas preferencias políticas y luego estos votantes mirarán cuál es la oferta y elegirán de acuerdo con esa oferta. La elección puede hacerse según diferentes criterios, pero parten del supuesto de que hay esos votantes que llegan a un proceso electoral que se refiere a la idea de la hexogeneidad de las preferencias de los votantes.

Una tercera crítica al modelo de proximidad simple es la idea del votante medio, que es la idea de que todos los votantes se agrupan en torno al centro, por lo que los partidos, basándose en esta observación, maximizarán su apoyo electoral en el centro y, por lo tanto, si son racionales, los partidos tenderán a situarse más en el centro. Sin embargo, vemos que esto no siempre es cierto y que hay partidos que proponen políticas más extremas que reciben un considerable apoyo electoral. Así pues, existe esta anomalía empírica en la que hay una teoría que presupone e intenta explicar las elecciones electorales pero también las posiciones de los partidos en una lógica de proximidad al centro del espectro político, pero por otra parte está la observación empírica que es la contraria y que ve a los partidos y a los votantes situados en otro lugar. El modelo direccional también proporciona algunas respuestas a esta crítica.

Réponses aux critiques du modèle de proximité

Hay varias respuestas a las críticas al modelo de proximidad. Estas son posibles respuestas más para justificar y explicar esta anomalía. La anomalía es que hay una mayoría del electorado en torno al centro, pero hay partidos en los extremos que pueden incluso captar gran parte de las preferencias del electorado. Ha habido intentos de abordar esta anomalía. Básicamente, Downs se equivocó al hablar de la lógica de la proximidad y al explicar algunas de las excepciones del modelo de proximidad. Hay tres posibles respuestas:

  • la de la ley de la disparidad curvilínea propuesta por May;
  • el modelo direccional de Rabinowitz y Matthews;
  • la movilización del electorado de Przeworski y Sprague.

Ley de la Disparidad Curvilínea: May

La Ley de Disparidad Curvilínea de May es una respuesta que intenta mantenerse dentro de la lógica del modelo de proximidad y dar cuenta de esta anomalía empírica, pero con la idea de que es la distancia y la proximidad lo que cuenta. Es una respuesta que permanece fiel a los postulados de la teoría de Downs y al modelo de proximidad.

Hirschman quería explicar lo que sucede en las organizaciones cuando entran en una situación de crisis o declive. La idea era que había dos posibles respuestas que los miembros de esa organización ponían en práctica: una de "salida", retirarse, ir a otra organización. La organización está en crisis y ya no refleja nuestras propias necesidades. Aplicado al electorado, esto significa que ya no se vota por un partido y se va a votar por otro. Hirschman contrasta la estrategia de "salida" con la estrategia de "voz", que se basa en lo que él llama "lealtad", es decir, que uno puede elegir no salir sino hacer que la organización cambie, para restablecer el equilibrio entre las propias aspiraciones y lo que la organización puede ofrecer. La idea es que te mantengas leal y hagas "voz", es decir, actuar para que las cosas cambien.

La ley de la disparidad curvilínea retoma esta distinción. Hay tres actores en juego en esta teoría: hay votantes, candidatos y un grupo intermedio representado por activistas que son de hecho votantes que se convierten en activistas que van a ejercer "voz".

El punto de partida es que hay una congruencia de actitudes entre los líderes del partido y los votantes debido a la posibilidad de salida de los votantes cuando el partido ya no los representa (salida). Si los votantes, que prefieren opciones más extremas, ya no encuentran estas opciones dentro del partido por el que votaron, entonces buscarán en otra parte y votarán por otro partido. Esto asegura la congruencia y la proximidad entre el partido y el electorado. Por otro lado, los votantes ideológicamente extremos tratan de influir en las políticas de los partidos a través del activismo partidario (voz).

Una configuración particular es el hecho de que hay activistas del partido insatisfechos que son extremistas en comparación con los votantes y los líderes electos del partido. En otras palabras, los activistas de los partidos tienden a ser más extremos en sus actitudes políticas que los votantes o los líderes de los partidos.

Si se dan ciertas condiciones, como un buen funcionamiento democrático dentro del partido, los activistas tendrán la oportunidad de ejercer su "voz" y de influir en las posiciones. La idea es que las actitudes extremistas de los ex votantes que se convierten en activistas del partido empujan el posicionamiento estratégico en una dirección que los aleja de sus electores. Terminamos con una configuración en la que hay un electorado que está en el centro, hay activistas del partido que ejercen la "voz" y que tienen acceso al extremo, y hay dirigentes del partido que están en medio. Existe esta disparidad curvilínea porque los tres actores se posicionan de manera diferente.

Es por esta configuración que May intenta explicar esta anomalía que se debe al hecho de que hay un grupo de votantes que se convierten en activistas dentro del partido y que logran desplazar el posicionamiento del partido hacia los extremos.

Teoría de la competencia partidaria: Przeworski y Sprague

La segunda explicación se refiere al modelo direccional, es decir, que lo que cuenta es un elemento de dirección y no un elemento de distancia o proximidad. Es una explicación que está completamente fuera de la lógica de la proximidad y la lógica espacial de la votación. Es una tercera explicación dada por Przeworski y Sprague en su teoría de la competencia partidaria, también conocida como la teoría de la movilización del electorado. Se presupone que las preferencias de los votantes no son exógenas, sino endógenas, y que cambian en el marco de un proceso electoral. Dejamos atrás la idea de las teorías espaciales de que las preferencias son exógenas, que son preexistentes y casi fijas. Aquí, las preferencias son endógenas y pueden cambiar.

Los partidos políticos pueden tomar decisiones que no son opciones para maximizar el electorado, a diferencia de las teorías espaciales, en las que los partidos tratan de maximizar su apoyo electoral a corto plazo en una elección. Para Przeworski y Sprague, puede haber otra lógica que no es la de maximizar el electorado a corto plazo sino la de movilizarlo a medio y largo plazo. La idea es que un partido está dispuesto a perder una elección para darse los medios de ganarla más tarde dándose tiempo para formar un electorado. Por lo tanto, estamos llegando a los extremos precisamente porque estamos tratando de movilizar a un electorado. Se supone que la movilización del electorado se hace tomando posiciones claras y no una posición centrista. La idea es crear un partido que forje ideologías e identidades partidistas.

De esta manera, los partidos pueden ofrecer plataformas políticas relativamente extremas que no son óptimas a corto plazo, pero que generan mayores niveles de apoyo a mediano y largo plazo. Los partidos no tratan de maximizar el voto, sino de crear imágenes de la sociedad, forjar identidades, movilizar compromisos para el futuro. Algunos partidos tienen estrategias a corto plazo para maximizar el voto y otros tienen estrategias a largo plazo para la movilización social. Para explicar esta anomalía, otra explicación aparte de la explicación curvilínea junto a las teorías direccionales del voto, una tercera posibilidad de explicar esto sería decir que hay algunos partidos que abandonan la idea de maximizar el voto o el apoyo electoral para movilizar a este electorado y para ello hay que ir a los extremos.

Cuatro modelos de votación: Iversen

Iversen, T. (1994). “The Logics of Electoral Politics: Spatial, Directional, and Mobilizational Effects”. Comparative Political Studies 27: 155-189.[17]

Si tenemos en cuenta la idea de Przeworski y Sprague de que las preferencias son exógenas y no endógenas, es posible crear una tipología como hizo Iversen. Es posible crear una tipología que distinga entre cuatro enfoques que cruzan dos elementos importantes y cruciales: "¿el voto es espacial? "es decir, si es de proximidad, es "sí", de lo contrario es "no" y por lo tanto direccional; "¿son exógenas las preferencias de los actores? "La respuesta es "sí", como postulan las teorías espaciales, o "no", como afirman Przeworski y Sprague, por ejemplo.

La idea es que esta tabla es el modelo Downs-Hirschman que se habría hecho para resumir las diferentes respuestas a la anomalía de la que hemos estado hablando. Así que hay cuatro formas principales. Desde la perspectiva de la cuestión del voto, hay cuatro formas principales de explicar cómo y por qué los votantes van a votar de cierta manera y por qué los partidos se van a posicionar. En el modelo Downs-Hirschman, el voto es espacial en el sentido de proximidad y las preferencias son exógenas; en cambio, en las teorías direccionales de Rabinovirz y Macdonal en particular, nos quedamos en la idea de la exogeneidad de las preferencias pero el voto no es espacial en el sentido de proximidad. Si tenemos en cuenta la idea de Przeworski y Sprague de que puede haber una movilización del electorado en una lógica de preferencia endógena y de no maximización de la utilidad de los votantes.

Para Iversen, la distancia también es importante. La distancia se entiende en el sentido del modelo de proximidad para el cual la preferencia del votante y la posición del partido también son importantes. Hay que tener en cuenta la distancia y la idea de movilizar al electorado. Su conclusión es que el voto se explica tanto por elementos de liderazgo, en parte por un elemento de proximidad y distancia, pero también, para algunos partidos, hay que tener en cuenta que hay partidos que actúan de acuerdo con una movilización del electorado según el enfoque de Przeworski y Sprague. Así que todos estos elementos ayudan a explicar el voto y deben ser tenidos en cuenta para explicar el voto.

El proceso de desalineación

Algunos tienen otra forma de hablar de las convergencias y mostrar cómo las teorías que explican el voto pueden reconciliarse con el proceso de desajuste político. Estos autores han tratado de decir que las diferentes teorías explicativas del voto pueden ser más o menos explicativas en el sentido de tener más o menos importancia de poder explicativo según las fases en las que uno se encuentre en un proceso de alineación y desalineación. Hay que distinguir tres nociones: una fase de alineamiento político (1), que es cuando se produce un fortalecimiento de las lealtades partidarias, es decir, los lazos emocionales entre los votantes y los partidos; una fase de desajuste político (2), que puede ser la que estamos viviendo actualmente en Europa desde la crisis económica, que es un debilitamiento de las lealtades partidarias que da lugar a una mayor volatilidad electoral, es decir, es más fácil cambiar de partido de una elección a otra; una fase de realineamiento (3), que consiste en crear nuevas lealtades partidarias.

Harrop, M. et W. L. Miller (1987). Elections and Voters. New York: New Amsterdam Books.[18]

Este diagrama muestra el proceso de desajuste con los cambios en la estructura generacional y los cambios en la estructura social que crean un desajuste político. El desalineamiento crea una mayor volatilidad electoral que crea un cambio en el sistema de partidos que puede tener una retroalimentación en el proceso de alineación, desalineamiento o realineamiento.

Relación entre los modelos explicativos de la votación y el ciclo de reajuste

Estos autores propusieron decir que habría una relación entre los modelos explicativos del voto y el ciclo de alineamiento, realineamiento, desalineamiento en el sentido de que el modelo sociológico sería más capaz de explicar el voto en las fases de realineamiento político. Es un momento en el que las divisiones sociales influyen directamente en el voto en este enfoque y por lo tanto el modelo sociológico, tal vez, en ese momento, explica mejor el voto. En una fase de alineación, éste sería el modelo psicosociológico, es decir, las lealtades del partido se liberan de su base social y así se forman y cristalizan estas identificaciones del partido. Por último, en una fase de desalineación, este sería el modelo económico, ya que hay una pérdida de estas lealtades partidistas, por lo que estos votantes se vuelven cada vez más reactivos a los acontecimientos políticos y, por lo tanto, pueden ser más racionales en su proceso de toma de decisiones. Pueden confiar menos en sus lealtades partidistas, por lo que su voto puede explicarse menos por su base social y más por su elección entre una oferta que es el modelo económico.

Aparte de los modelos combinados, puede pensarse que los distintos modelos pueden explicar de forma diferente según los momentos históricos y las fases de un proceso de alineación y desajuste político, así como los modelos pueden explicar mejor ciertos tipos de candidatos o según el perfil y el tipo de votantes.

Anexos

Referencias

  1. Marco Giugni - UNIGE
  2. Marco Giugni - Google Scholar
  3. Marco Giugni - Researchgate.net
  4. Marco Giugni - Cairn.info
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  7. Marco Giugni - Bibliothèque Nationale de France
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  9. McClung Lee, A. (1949). LAZARSFELD, PAUL F., BERNARD BERELSON, and HAZEL GAUDET. The People’s Choice: How the Voter Makes Up His Mind in a Presidential Campaign. (Second edition.) Pp. xxxiii, 178. New York: Columbia University Press, 1948. $2.75. The ANNALS of the American Academy of Political and Social Science, 261(1), 194–194. https://doi.org/10.1177/000271624926100137
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  18. Harrop, Martin, and William L. Miller. Elections and voters : a comparative introduction. Houndmills, Basingstoke, Hampshire: Macmillan Education, 1987. Print.