Los Estados Unidos de América, Norte y Sur, hacia 1850: inmigración y esclavitud

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En 1850, los estados del norte de Estados Unidos estaban compuestos principalmente por inmigrantes procedentes de Europa, mientras que los estados del sur dependían en gran medida del trabajo de los afroamericanos esclavizados. Esta división económica y cultural entre el Norte y el Sur acabaría desembocando en la Guerra Civil estadounidense. Además, el Congreso de Estados Unidos aprobó la Ley del Esclavo Fugitivo de 1850, que convertía en delito federal ayudar a un esclavo fugitivo, lo que exacerbó aún más las tensiones entre el Norte y el Sur.

Además de las diferencias demográficas y económicas entre el Norte y el Sur, también había diferencias políticas significativas. En general, el Norte estaba más industrializado y se centraba en el crecimiento económico, mientras que el Sur era principalmente agrario y se centraba en proteger la institución de la esclavitud. Los estados del Norte también eran más partidarios de la abolición y, en general, apoyaban más la intervención del gobierno federal en cuestiones económicas y sociales, mientras que los estados del Sur eran más partidarios de los derechos de los estados y, en general, se resistían más a la intervención del gobierno federal. Esta división política también contribuiría al eventual estallido de la Guerra Civil.

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Expansión territorial

Desplazamiento forzado de amerindios

Una pirámide de cráneos de búfalo para su uso como abono a mediados de la década de 1870.

Durante el periodo comprendido entre 1820 y 1850, el gobierno de Estados Unidos llevó a cabo una política de desplazamiento forzoso de las tribus nativas americanas, también conocida como Indian Removal. Esta política se aplicó a través de una serie de tratados y leyes, incluida la Ley de Traslado de Indios de 1830, que autorizaba al Presidente a negociar tratados para trasladar a las tribus de sus tierras ancestrales en el este de Estados Unidos a tierras situadas al oeste del río Misisipi. Esta política, aplicada entre 1831 y 1838, provocó el traslado forzoso de miles de nativos americanos, entre ellos las naciones cherokee, creek, seminola, chickasaw y choctaw, en lo que se conoció como el "Sendero de las Lágrimas". El desplazamiento fue forzoso, muchos nativos americanos murieron en el proceso y también llevó a la destrucción de los búfalos, que eran una fuente principal de alimento para los nativos americanos.

Andrew Jackson, séptimo presidente de los Estados Unidos, aprobó la Ley de Traslado de Indios de 1830 como parte de su política más amplia de traslado de indios. Creía que la presencia de tribus de nativos americanos en el sureste de Estados Unidos era un obstáculo para el desarrollo económico y la expansión de los asentamientos blancos en la región. También creía en el concepto de "destino manifiesto", según el cual el destino de los estadounidenses blancos era expandirse y colonizar todo el continente. Creía que al expulsar a las tribus nativas americanas a las tierras situadas al oeste del río Misisipi, los colonos blancos tendrían acceso a más tierras y recursos, y que esto conduciría a un mayor crecimiento económico y prosperidad.

El equilibrio entre los estados esclavos y los estados libres

El texto de la Declaración de Independencia de Texas.

En la década de 1850, el equilibrio entre los estados esclavistas y los estados libres de Estados Unidos era una cuestión política de primer orden. La expansión del país de oeste a este y al sur, a medida que se añadían nuevos territorios y se formaban nuevos estados, amenazaba con alterar este equilibrio. El Compromiso de Missouri de 1820 se había establecido para mantener un equilibrio entre estados esclavistas y no esclavistas en el Senado, admitiendo a Maine como estado libre para equilibrar la admisión de Missouri como estado esclavista. Sin embargo, con el descubrimiento de oro en California y la consiguiente afluencia de colonos a la zona, la cuestión de si California sería admitida como estado libre o esclavo se convirtió en un importante punto de discordia y, en última instancia, condujo a la aprobación del Compromiso de 1850. El Compromiso de 1850 incluía una serie de medidas destinadas a mantener el equilibrio entre estados esclavistas y no esclavistas y evitar una guerra civil, entre ellas la admisión de California como estado libre, el establecimiento de los territorios de Nuevo México y Utah, y la aprobación de una Ley de Esclavos Fugitivos más estricta.

La Declaración de Independencia de Texas fue adoptada el 2 de marzo de 1836 por la Convención de 1836 en Washington-on-the-Brazos, Texas. En ella se declaraba la independencia de la República de Texas de México y se enumeraban una serie de agravios contra el gobierno mexicano. El texto completo es el siguiente:

"Cuando un gobierno ha dejado de proteger la vida, la libertad y la propiedad del pueblo, de quien se derivan sus poderes legítimos, y para el progreso de cuya felicidad fue instituido, y lejos de ser una garantía para el goce de esos derechos inestimables e inalienables, se convierte en un instrumento en manos de gobernantes malvados para su opresión.

Cuando la Constitución Federal del país, que ellos han jurado apoyar, ya no tiene una existencia sustancial, y toda la naturaleza de su gobierno ha sido cambiada por la fuerza, sin su consentimiento, de una federación restringida de estados soberanos, unidos para propósitos nacionales específicos, a un despotismo militar central consolidado, en el cual todo interés es ignorado excepto el del ejército y el sacerdocio, ambos los eternos enemigos de la libertad civil, los siempre listos secuaces del poder, y los instrumentos usuales de los tiranos.

Cuando, mucho tiempo después de que el espíritu de la Constitución se haya desvanecido, los gobernantes pierden de tal modo la moderación, que incluso la apariencia de libertad desaparece, y las propias formas de la Constitución se suspenden, y en lugar de tener en cuenta sus peticiones y protestas, los agentes que las llevan a cabo son arrojados a las mazmorras, y se envían ejércitos mercenarios para imponerles un nuevo gobierno a punta de bayoneta.

Cuando, en tal crisis, se olvidan las diferentes opiniones de los partidos políticos, y se traza la línea de demarcación entre el opresor y el oprimido, es el derecho y el deber de este último levantarse en rebelión contra el primero, y empuñar las armas que se han visto obligados a asumir, en defensa de sus personas, propiedades y derechos, por cuyo mantenimiento empeñan sus vidas, sus fortunas y su sagrado honor."

La expansión contra México y la cuestión del equilibrio entre estados esclavistas y no esclavistas fue un tema importante a principios del siglo XIX, sobre todo en Texas. El gran número de colonos angloamericanos en Texas, muchos de los cuales trajeron consigo a sus esclavos, presionó al gobierno mexicano para que mantuviera la institución de la esclavitud a pesar de que había sido abolida en México en 1829. Esto provocó tensiones entre los colonos y las autoridades mexicanas, y en 1835-1836 estalló una guerra entre los colonos tejanos y el ejército mexicano. En 1836, los colonos tejanos declararon su independencia de México y formaron la República de Texas. La República de Texas abolió oficialmente la esclavitud en 1829, pero aún se practicaba ampliamente. Texas se anexionó a Estados Unidos en 1845, lo que aumentó el número de estados esclavistas en el país y exacerbó aún más las tensiones sobre la cuestión de la esclavitud.[8] El Congreso de Estados Unidos reconoció la independencia de la República de Texas el 3 de marzo de 1845. Este fue un paso importante hacia la eventual anexión de Texas a Estados Unidos, que se produjo el 29 de diciembre del mismo año. La anexión de Texas fue un asunto polémico en Estados Unidos, ya que aumentaba el número de estados esclavistas en el país y avivaba aún más las tensiones sobre la cuestión de la esclavitud. La anexión de Texas se consideró una victoria para los intereses esclavistas de Estados Unidos y fue un factor importante en la creciente división entre el Norte y el Sur, que finalmente desembocó en la Guerra de Secesión.[9][10][11][12][13][14][15]

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James Knox Polk (1795-1849) es el undécimo Presidente de los Estados Unidos. Fue elegido para un mandato de 1845 a 1849.

Durante el mismo periodo, en Oregón hubo una fuerte presión para asentarse y desplazar a los nativos americanos que aún vivían allí. Los colonos blancos, principalmente estadounidenses y canadienses, se trasladaron a la zona y aplicaron políticas que amenazaban los derechos y las tierras de las tribus indígenas. También se debatía la cuestión de la esclavitud en la región. Los colonos del norte, que estaban mayoritariamente en contra de la esclavitud, consiguieron que Oregón fuera declarado territorio libre de esclavos en 1848. Sin embargo, esto también provocó una creciente tensión entre los estados del Norte y del Sur sobre la expansión de la esclavitud en los nuevos territorios americanos.

La cuestión de la expansión de la esclavitud a nuevos territorios y el equilibrio de poder entre estados esclavistas y no esclavistas fue un tema polémico en Estados Unidos en la década de 1840. Los estados del Sur, propietarios de esclavos, estaban especialmente preocupados por la posible expansión de los estados no esclavistas en el Oeste, y reaccionaron enérgicamente ante el creciente sentimiento abolicionista en el Norte. En las elecciones presidenciales de 1844, los demócratas nominaron a James K. Polk, un candidato expansionista y proesclavista de Tennessee, que fue elegido undécimo presidente de Estados Unidos. Su presidencia estuvo marcada por la anexión de Texas y la guerra mexicano-estadounidense, que dio lugar a la adquisición de grandes territorios en el Oeste, como California, Nevada, Utah, Arizona, Nuevo México y partes de Colorado, Wyoming, Kansas y Oklahoma. Esto aumentó el número de estados esclavistas e intensificó las tensiones sobre la cuestión de la esclavitud, lo que finalmente desembocó en la Guerra de Secesión.[16][17]

Bajo la presidencia de James K. Polk, Florida y Texas se anexionaron a Estados Unidos como estados. La presidencia de Polk también estuvo marcada por la Guerra México-Estados Unidos, que comenzó en 1846. Estados Unidos declaró la guerra a México tras una disputa sobre la frontera entre Texas y México, y la anexión de Texas a Estados Unidos. La guerra fue controvertida, sobre todo en los estados del norte, donde muchos se opusieron a ella por considerarla una expansión agresiva e injustificada de la esclavitud. Polk hizo campaña sobre una plataforma de "Destino Manifiesto", que abogaba por la expansión del territorio estadounidense, y la guerra se vio como una forma de adquirir nuevos territorios en el Oeste, incluyendo California, Nevada, Utah, Arizona, Nuevo México y partes de Colorado, Wyoming, Kansas y Oklahoma, lo que en última instancia aumentaría el número de estados esclavistas.[18][19][20][21][22][23][24][25]

Prise de Mexico par les troupes U.S. par Carl Nebel dans The War Between the United States and Mexico, Illustrated (1851).

La Guerra México-Estados Unidos, que duró de 1846 a 1848, dio lugar a una importante expansión del territorio estadounidense. Como resultado del Tratado de Guadalupe Hidalgo, que puso fin a la guerra, México cedió California, Nevada, Utah, Arizona, Nuevo México y partes de Colorado, Wyoming, Kansas y Oklahoma a Estados Unidos a cambio del pago de 15 millones de dólares. Esta adquisición de nuevos territorios en el Oeste, conocida como la Cesión Mexicana, fue un factor importante en la creciente división seccional entre el Norte y el Sur en torno a la cuestión de la esclavitud.

Tras la guerra, el descubrimiento de oro en California en 1848 dio lugar a la Fiebre del Oro de California, que atrajo a miles de personas, incluidos inmigrantes chinos, a la costa oeste. Muchos inmigrantes chinos llegaron a California para extraer oro y trabajar en otras industrias, y desempeñaron un papel importante en el desarrollo de la costa oeste durante el siglo XIX.[26][27]

Durante la expansión y colonización del Oeste americano, hubo muchos conflictos entre los colonos europeos y los pueblos indígenas de la región, incluidos el desplazamiento forzoso, la esclavización y la masacre de nativos americanos. La anexión de Oregón en 1846 y el descubrimiento de oro en California en 1848 provocaron la afluencia de colonos a la región, lo que dio lugar a un aumento de las tensiones y la violencia entre colonos y nativos americanos. Muchas tribus se vieron obligadas a abandonar sus tierras y trasladarse a reservas, y sus poblaciones se vieron diezmadas por las enfermedades, la violencia y los trabajos forzados.

La conquista del Oeste también planteó muchas cuestiones éticas y morales sobre el trato a los pueblos indígenas y la expansión del territorio americano. Las acciones de los colonos y del gobierno estadounidense en el Oeste violaron a menudo los tratados y acuerdos firmados con las tribus nativas americanas, y el desplazamiento forzoso y el exterminio de los pueblos nativos han tenido un impacto duradero en sus comunidades y culturas.

El sistema bipartidista de Estados Unidos evolucionó con el tiempo. En 1828, el Partido Demócrata-Republicano, liderado por Thomas Jefferson y James Madison, se dividió en dos partidos distintos: el Partido Demócrata y el Partido Nacional Republicano, que más tarde se convertiría en el Partido Whig. El Partido Demócrata, liderado por Andrew Jackson, representaba los intereses de los pequeños agricultores y colonos del oeste, mientras que el Partido Nacional Republicano y, más tarde, el Partido Whig, representaban los intereses de la élite industrial y comercial del noreste.

En las décadas de 1820 y 1830, la cuestión de la esclavitud y su expansión a nuevos territorios se convirtió en un tema cada vez más divisivo en la política estadounidense. El Partido Demócrata, que tenía su base de apoyo en el Sur, apoyaba en gran medida la expansión de la esclavitud, mientras que el Partido Whig, que tenía su base de apoyo en el Norte, se oponía a ella.

El Partido Whig se disolvió en 1854 y sus miembros se unieron al recién creado Partido Republicano, formado por grupos abolicionistas y antiesclavistas, que abogaba por la restricción de la esclavitud en los territorios. El Partido Republicano hizo cada vez más patente su oposición a la esclavitud y ganó apoyos entre la élite industrial y comercial del norte, así como entre el emergente movimiento abolicionista. El Partido Demócrata, por su parte, se asoció cada vez más con los intereses esclavistas del Sur.

En los primeros años de la República no faltaron el racismo y la xenofobia, y el trato a los inmigrantes irlandeses no fue bueno, pero el sistema de partidos y su evolución no se debieron únicamente a esos factores.

Durante el siglo XIX, los dos principales partidos de Estados Unidos, el Demócrata y el Republicano, apoyaron la expansión y colonización del Oeste americano. La idea del destino manifiesto, la creencia de que el destino de la nación era expandir su territorio y difundir su modo de vida, era un concepto popular e influyente entre los políticos, empresarios y colonos estadounidenses de la época. Ambos partidos veían la expansión hacia el Oeste como una oportunidad de crecimiento económico y expansión territorial.

Sin embargo, sus opiniones sobre la esclavitud y el trato a los pueblos indígenas eran diferentes. El Partido Demócrata, que tenía su base de apoyo en el Sur, apoyaba la expansión de la esclavitud, y los cargos electos del partido a menudo abogaban por políticas favorables a la esclavitud. Por otro lado, el Partido Republicano, que tenía su base de apoyo en el Norte, se oponía a la expansión de la esclavitud y estaba asociado con el movimiento abolicionista.

En general, ambos partidos apoyaban la idea de la expansión estadounidense hacia el Oeste, pero sus puntos de vista sobre la esclavitud, el trato a los pueblos indígenas y la expansión territorial presentaban diferencias significativas que, en última instancia, desembocaron en la guerra civil estadounidense.[28][29]

Tesis del Destino Manifiesto de los Estados Unidos (1845)

Esta obra, pintada hacia 1872 por John Gast con el título de American Progress, es una representación alegórica del "Destino Manifiesto". En esta escena, una mujer angélica (a veces identificada como Colombia, la personificación de los Estados Unidos en el siglo XIX), lleva la luz de la "civilización" hacia Occidente con colonos americanos, cableando el telégrafo a su paso. Los amerindios y los animales salvajes huyeron a la oscuridad del salvaje oeste.

La tesis del Destino Manifiesto de Estados Unidos, articulada por John L. O'Sullivan en 1845, era que la misión divinamente ordenada de Estados Unidos era expandir su territorio e influencia por todo el continente norteamericano y, con el tiempo, por todo el mundo. La idea era que los principios de democracia y libertad que encarnaba Estados Unidos la convertían en una civilización superior, y que era deber de la nación extender estos principios al resto del mundo. Esta idea se convertiría en una justificación clave del imperialismo y la expansión territorial de Estados Unidos en las décadas siguientes.[30][31][32]

Se creía que la raza y la cultura anglosajonas de Estados Unidos eran superiores a otras culturas y que era deber de la nación extender su poder y su población al resto del mundo. Esta idea se utilizó para justificar la expansión territorial y la anexión de tierras de otros países y pueblos nativos. Se creía que esta expansión era un derecho y una voluntad divinos, que debía llevar a cabo la "superior" sociedad estadounidense.[33][34] La tesis del Destino Manifiesto articulada por John L. O'Sullivan y otros a mediados del siglo XIX tenía una dimensión racista, ya que se basaba en la creencia en la superioridad de la raza y la cultura anglosajonas. Esta creencia se utilizó para justificar la subyugación y el desplazamiento de los pueblos indígenas, la anexión de tierras de México y otros países, y el traslado y desplazamiento forzosos de los afroamericanos esclavizados. La creencia en el derecho divino de Estados Unidos a expandir su territorio e influencia iba a menudo unida a la idea de que las razas no blancas eran inferiores y, por tanto, debían ser sometidas o eliminadas para dejar paso a la expansión de la población blanca. La idea del Destino Manifiesto se utilizó como justificación de un expansionismo agresivo y violento, y del desplazamiento de indígenas y otras personas de color.

Tras la anexión de los territorios mexicanos, incluidos California, Nevada, Utah, Arizona, Nuevo México y partes de Colorado, Wyoming, Kansas y Oklahoma, en la década de 1840, se produjo un cambio en el enfoque del expansionismo estadounidense. Aunque la idea del Destino Manifiesto no terminó oficialmente, ya no se utilizaba como justificación para la expansión territorial mediante la conquista militar y la anexión. En su lugar, el foco de atención se desplazó hacia la expansión económica, como la construcción de ferrocarriles y la colonización de los territorios del oeste a través de la Homestead Act de 1862. La idea del destino manifiesto también se utilizó como justificación para la expulsión y el desplazamiento forzados de los pueblos indígenas, así como para la expansión de la influencia y el poder estadounidenses en otras partes del mundo, como Asia y Latinoamérica. La creencia en el derecho y el deber divinos de Estados Unidos de extender su poder e influencia siguió siendo un aspecto significativo de la política exterior estadounidense a finales del siglo XIX y principios del XX.

Tras la anexión de los territorios mexicanos, la idea del Destino Manifiesto evolucionó hacia una política más amplia de dominación estadounidense, tanto a escala nacional como internacional. Esto incluía la dominación económica, financiera y militar de otros países y regiones, particularmente en el Caribe y Latinoamérica. Estados Unidos empezó a utilizar su poder económico y militar para ejercer influencia sobre otros países, a menudo mediante el uso de la fuerza, la intervención y la imposición de gobiernos títere. Esta política de dominación se justificaba como medio para difundir los valores e intereses estadounidenses y proteger los intereses económicos y estratégicos de Estados Unidos. Este tipo de dominación se denominó "imperio informal", ya que se realizaba sin necesidad de una anexión formal. Esta política puede observarse en las diversas intervenciones de Estados Unidos en el Caribe, Centroamérica y Sudamérica a finales del siglo XIX y principios del XX, y Estados Unidos siguió ejerciendo su influencia en todo el mundo, especialmente tras la Segunda Guerra Mundial y durante la Guerra Fría, en la que Estados Unidos trató de ampliar su influencia y contener la expansión del comunismo.

La idea del Destino Manifiesto, tal y como se articuló a mediados del siglo XIX, empezó a desvanecerse en la última parte del siglo, cuando el foco del expansionismo estadounidense pasó de la conquista territorial a la expansión económica. La Guerra de 1812 entre Estados Unidos y Gran Bretaña, en la que Estados Unidos no pudo alcanzar sus objetivos expansionistas, y el posterior Tratado de Gante que puso fin a la guerra, marcaron el final de la expansión estadounidense hacia el norte. Sin embargo, la creencia en el derecho y el deber divinos de Estados Unidos de extender su poder e influencia siguió siendo un aspecto significativo de la política exterior estadounidense a lo largo de finales del siglo XIX y principios del XX. La idea del Destino Manifiesto se siguió utilizando como justificación para la expulsión y el desplazamiento forzados de los pueblos indígenas, así como para la expansión de la influencia y el poder estadounidenses en otras partes del mundo, como Asia y América Latina. Es importante señalar que el desvanecimiento de la idea del Destino Manifiesto como doctrina oficial no significó el fin del expansionismo y el imperialismo estadounidenses, sino más bien un cambio en las formas de conseguirlo.

1850: Frágil compromiso entre los estados esclavos y los estados libres

29 de enero de 1850: Henry Clay presenta el compromiso al Senado.

En 1850, Estados Unidos se encontraba en un delicado equilibrio entre los estados esclavistas del sur y los estados libres del norte. Este compromiso se hizo para mantener el equilibrio de poder entre las dos regiones, pero era frágil. Al mismo tiempo, se estaban adquiriendo nuevos territorios a través de la guerra mexicano-estadounidense y la anexión de California, lo que complicaba aún más la cuestión de la esclavitud y la condición de estado.

La cuestión en 1850 era cómo equilibrar el número de estados esclavistas y de estados libres a medida que se iban añadiendo nuevos territorios a Estados Unidos. Si había más estados esclavistas que libres, los estados esclavistas tendrían mayoría en el Senado y podrían aprobar leyes para extender la esclavitud a los nuevos territorios. Por el contrario, si había más estados libres que esclavos, los estados libres tendrían mayoría en el Senado y podrían aprobar leyes para abolir la esclavitud en los nuevos territorios. Esta cuestión fue el centro del debate sobre el Compromiso de 1850, que pretendía encontrar una solución a este problema admitiendo a California como estado libre, creando los territorios de Nuevo México y Utah, donde la cuestión de la esclavitud se decidiría por soberanía popular, y reforzando la Ley del Esclavo Fugitivo.

El Compromiso de 1850 fue una serie de leyes aprobadas por el Congreso de Estados Unidos que intentaban aliviar las tensiones entre los estados del norte y del sur sobre la cuestión de la esclavitud en los territorios recién adquiridos. El compromiso admitía a California como estado libre, creaba los territorios de Nuevo México y Utah, donde la cuestión de la esclavitud se decidiría por soberanía popular, y reforzaba la Ley del Esclavo Fugitivo. Sin embargo, el Compromiso de 1850 no zanjó la cuestión de la esclavitud y siguió siendo un tema polémico en la política estadounidense. La cuestión de la esclavitud en los territorios fue uno de los principales puntos de discordia en el periodo previo a la Guerra de Secesión y, en última instancia, condujo a la elección de Abraham Lincoln en 1861, cuya postura antiesclavista exacerbó aún más las tensiones entre el Norte y el Sur y, finalmente, provocó el estallido de la Guerra de Secesión.[35][36][37][38][39][40][41]

El Norte: Revolución del mercado e inmigración

La revolución del mercado

La revolución del mercado en el Norte a mediados del siglo XIX provocó importantes cambios económicos y sociales. La introducción de nuevas tecnologías y sistemas de transporte, como el ferrocarril y las fábricas de vapor, permitió aumentar la producción y el crecimiento de la industria. Esto condujo al auge de la economía de mercado y al paso de una sociedad fundamentalmente agraria a otra industrializada. El Norte también experimentó una importante afluencia de inmigrantes durante esta época, principalmente de Irlanda y Alemania, lo que contribuyó aún más al crecimiento de la industria y a la expansión de las ciudades.

La revolución del mercado en el Norte a mediados del siglo XIX provocó importantes cambios económicos y sociales. La introducción de nuevas tecnologías y sistemas de transporte, como el ferrocarril y las fábricas de vapor, permitió aumentar la producción y el crecimiento de la industria. Esto condujo al auge de la economía de mercado y al paso de una sociedad fundamentalmente agraria a otra industrializada. Además, el Norte experimentó una importante afluencia de inmigrantes durante esta época, lo que contribuyó aún más al crecimiento de la industria y a la expansión de las ciudades. Por el contrario, la economía sureña siguió siendo principalmente agraria y se centró en la producción de cultivos comerciales como el algodón y el tabaco, y en la dependencia del trabajo de los afroamericanos esclavizados. Esta división económica y social entre el Norte y el Sur acabaría contribuyendo al estallido de la Guerra Civil...

La revolución del mercado en Estados Unidos a mediados del siglo XIX se caracterizó por el rápido desarrollo de las infraestructuras de transporte, incluida la construcción de ferrocarriles y canales, que facilitaron la circulación de mercancías y personas por todo el país. Esto permitió una mayor integración económica y el crecimiento de un mercado nacional, que conectaba el norte, el sur, el este y el oeste del país. Esta infraestructura de transporte no sólo permitió la exportación de mercancías del Norte a otras partes del país, sino que también facilitó la circulación de personas, ideas y cultura, contribuyendo a la formación de una identidad nacional más unificada. Además, el desarrollo de las infraestructuras de transporte permitió la expansión de la industria y el crecimiento de los centros urbanos, contribuyendo aún más a los cambios económicos y sociales de la revolución mercantil.

La comercialización se refiere al proceso de aumento de la actividad económica y del uso del dinero en las transacciones, en lugar de depender del trueque o de la autosuficiencia. Este cambio conduce a menudo a una mayor dependencia de los sistemas de mercado y puede provocar la erosión de las estructuras comunitarias y familiares tradicionales. Antes de esto, muchas comunidades de colonos de Estados Unidos habían existido al margen de la economía general, dependiendo de la agricultura de subsistencia y de un comercio limitado.

La industrialización se refiere al proceso de desarrollo de la industria a gran escala, caracterizado por el uso de maquinaria y la aplicación del método de producción en masa de la cadena de montaje. También suele implicar el paso de la mano de obra manual a la producción basada en máquinas, y el uso de piezas intercambiables que pueden fabricarse en serie para ser utilizadas en diversos productos. Esto aumentó la eficiencia y la productividad, pero también provocó cambios en la mano de obra, así como en la forma de producir y consumir bienes.

La industrialización se caracteriza por la construcción de instalaciones industriales a gran escala, donde tiene lugar la producción en masa. Este proceso suele provocar cambios sociales significativos, como el aumento del porcentaje de asalariados en la población activa. Durante el periodo de industrialización en Estados Unidos, el porcentaje de asalariados en el total de la mano de obra pasó de alrededor del 10% en 1800 a cerca del 40% en 1860. Este cambio se debió al crecimiento del empleo en las fábricas y al abandono del trabajo agrícola. Junto con esto, también hubo un movimiento de urbanización, ya que la gente se trasladaba a las zonas urbanas para trabajar en las fábricas, lo que llevó a la formación de nuevas ciudades y pueblos.

Evolución del crecimiento económico en Estados Unidos (1700-1850).

Durante el periodo de industrialización de Estados Unidos, la región noreste se industrializó en gran medida y la mayoría de la población trabajaba como asalariada. Esto supuso un alejamiento significativo del mito fundacional de Estados Unidos como nación de colonos campesinos libres y autosuficientes. Muchas de las personas que trabajaban en las fábricas eran mujeres y chicas jóvenes, que trabajaban en las industrias textiles antes de casarse. Estas mujeres podían contribuir a los ingresos familiares trabajando, lo que les permitía comprar bienes y mejorar su nivel de vida. Esto también tuvo un impacto significativo en el papel de la mujer en la sociedad y la economía. Además, el aumento del trabajo asalariado y la urbanización también provocaron el cambio de la estructura social y del estilo de vida.

Muchos trabajadores de fábricas, tanto hombres como mujeres, trabajaban largas horas durante el día y a menudo hacían horas adicionales por la noche. Algunas mujeres también trabajaban desde casa, contratadas por las fábricas, realizando tareas como coser ropa con máquinas Singer. A menudo recibían salarios muy bajos por este trabajo. Esto tuvo un impacto significativo en la economía de las familias, ya que el trabajo de las mujeres en estas fábricas y los contratos a domicilio les permitían obtener ingresos adicionales y contribuir a la economía familiar. Esto también cambió los roles tradicionales de género, ya que las mujeres participaban cada vez más en la mano de obra y asumían responsabilidades fuera del hogar. Esto también provocó un aumento de la producción de bienes y servicios, lo que condujo a un crecimiento económico.

La profesión de maestro de escuela se desarrolló durante el periodo de industrialización en Estados Unidos, ya que el crecimiento del sistema de escuelas públicas creó la necesidad de más profesores. El desarrollo de las escuelas públicas era más compatible con el ideal de maternidad que promovía la ideología burguesa dominante en la época. Este ideal enfatizaba el papel de la mujer como cuidadora y educadora de los niños, y la profesión docente se consideraba una carrera adecuada y respetable para las mujeres. Esto llevó a un aumento del número de mujeres que se incorporaban a la profesión docente, y la expansión del sistema escolar público ayudó a promover la educación y la alfabetización entre la población.

Durante este periodo, la clase obrera se enfrentó a una importante explotación, y muchos trabajaban muchas horas por salarios bajos en condiciones difíciles. Los medios de lucha de que disponían eran a menudo limitados y poco eficaces para resolver sus reivindicaciones. Esto se debía en parte a la abundancia de trabajadores, que creaba un excedente de mano de obra, lo que dificultaba a los trabajadores organizarse y negociar mejores condiciones. Además, la clase trabajadora solía estar dividida por etnia, raza y género, lo que hacía más difícil que se unieran y exigieran colectivamente mejores derechos. La situación era diferente a la de América Latina, donde las causas de las limitaciones de la lucha de la clase obrera podrían haber sido otras.

Inmigración

Estados Unidos experimentó una explosión demográfica a mediados del siglo XIX debido a las altas tasas de reproducción de la población existente y a la gran afluencia de inmigrantes. La población de Estados Unidos se multiplicó por seis entre 1800 y 1860, pasando de 5,3 millones a 31,5 millones durante ese periodo.

1848 fue un año importante en la historia europea, a menudo conocido como el "Año de las Revoluciones" o la "Primavera de las Naciones". Fue una época de agitación política y malestar social en toda Europa, en la que varios países experimentaron importantes protestas y levantamientos. El Manifiesto Comunista de Karl Marx y Friedrich Engels, que denunciaba la explotación de los trabajadores y llamaba a una revolución para derrocar el sistema capitalista, también se publicó en 1848. Además, muchos inmigrantes que llegaban a Estados Unidos en esta época huían de la persecución política y religiosa, así como de las hambrunas. Todos estos factores contribuyeron al gran número de inmigrantes que llegaron a Estados Unidos a mediados del siglo XIX, lo que a su vez contribuyó a la explosión demográfica del país.

La mitad del siglo XIX fue también una época de grandes penurias para los irlandeses, debido a la hambruna de la patata que se produjo entre 1845 y 1849. El tizón de la patata, una enfermedad que destruyó la cosecha, provocó hambre y muerte generalizadas, y se calcula que un millón de irlandeses murieron a consecuencia de ello. Muchos irlandeses se vieron obligados a emigrar en busca de comida y trabajo, y como resultado, un número significativo de inmigrantes irlandeses llegaron a Estados Unidos durante este periodo de tiempo. Los inmigrantes irlandeses constituyen una gran proporción de los inmigrantes a Estados Unidos entre 1830 y 1860, estimada en torno al 45%. Esta oleada de inmigración irlandesa también contribuyó a la explosión demográfica de Estados Unidos durante este periodo de tiempo.

Muchos inmigrantes de mediados del siglo XIX se asentaron en las zonas rurales del Medio Oeste, donde había tierras disponibles para cultivar y oportunidades de trabajo en la agricultura. Alemanes y escandinavos fueron algunos de los grupos que se asentaron en el Medio Oeste durante este periodo. Otros inmigrantes, sobre todo los que eran muy pobres y tenían poca o ninguna experiencia agrícola, tendían a quedarse en las ciudades portuarias donde habían desembarcado, como Nueva York y Boston. En aquella época, estas ciudades contaban con una gran población inmigrante: se calcula que alrededor de la mitad de los habitantes de Nueva York eran inmigrantes, mientras que en Boston los inmigrantes constituían un tercio de la población. Estos inmigrantes se concentraban en las zonas urbanas, lo que contribuyó a impulsar el crecimiento de estas ciudades.

Además de la inmigración de europeos, a mediados del siglo XIX también se produjo una importante migración de población negra del Sur al Norte. Esta migración estaba formada principalmente por negros libres que abandonaban el Sur debido a la creciente discriminación racial y a la expansión de la esclavitud. Un pequeño número de personas esclavizadas también escapó al Norte a través del Ferrocarril Subterráneo, que era una red secreta de casas seguras y rutas establecidas por los abolicionistas, en particular los cuáqueros, para ayudar a los esclavos fugitivos a alcanzar la libertad. Muchos de estos refugiados se establecieron en ciudades del norte, como Filadelfia, Nueva York y Boston. La migración de negros del Sur al Norte, junto con la inmigración de europeos, contribuyó a la explosión demográfica de Estados Unidos a mediados del siglo XIX.[42][43][44][45][46]

La brecha entre ricos y pobres

La brecha entre ricos y pobres se ensanchaba en Estados Unidos a mediados del siglo XIX. La rápida industrialización y el crecimiento económico del país durante este periodo propiciaron el ascenso de una nueva clase capitalista industrial, que amasó grandes riquezas gracias a su control de las fábricas y empresas del país. Al mismo tiempo, muchos trabajadores, sobre todo inmigrantes y otros grupos marginados, cobraban salarios bajos y estaban sometidos a malas condiciones laborales. Esto condujo a una creciente división entre la clase rica y la clase trabajadora, con un pequeño número de individuos y familias que controlaban una gran parte de la riqueza y los recursos del país, mientras que un gran número de personas luchaban por llegar a fin de mes. Esta brecha entre ricos y pobres es un problema persistente en Estados Unidos y en muchos otros países, y sigue siendo una cuestión importante hoy en día. La creciente brecha entre ricos y pobres en Estados Unidos a mediados del siglo XIX se caracterizó por la formación de una aristocracia de financieros y multimillonarios, compuesta en gran parte por familias procedentes de la élite mercantil existente durante el periodo colonial, como las familias Roosevelt y Whitney, mientras los pobres se hacinaban en los barrios marginales de las ciudades. A mediados del siglo XIX, las familias Roosevelt y Whitney formaban parte de la élite mercantil de Estados Unidos. La familia Roosevelt, por ejemplo, hizo su fortuna con el transporte marítimo y la importación, mientras que la familia Whitney amasó riqueza gracias a su control del comercio del algodón. Ambos eran muy influyentes en la política y la economía estadounidenses, y se contaban entre las familias que controlaban gran parte de la riqueza y los recursos del país, mientras mucha gente luchaba por llegar a fin de mes en los barrios bajos de las ciudades.[47][48][49][50] Fue en esta época cuando se construyó el Central Park de Nueva York, un espacio recreativo destinado principalmente a la clase adinerada, como símbolo de su estatus y privilegio, mientras que la clase trabajadora y los pobres quedaban excluidos de su acceso.

En 1860, el 5% de las familias estadounidenses más ricas controlaba más de la mitad de la riqueza del país. Esta tendencia ha continuado y se ha convertido en un problema mundial, ya que hoy en día el 2% de la población mundial posee el 50% de la riqueza, mientras que la mitad de la población mundial sólo posee el 1% de la riqueza. Esto pone de manifiesto el persistente problema de la desigualdad de ingresos y riqueza, que ha estado presente durante siglos y aún continúa.

En ciudades como Nueva York, a mediados del siglo XIX, la extrema pobreza y la diferencia de riqueza provocaron violencia y disturbios contra los grupos más pobres y vulnerables, como los irlandeses y los negros. Esto provocó un cambio político, ya que la población irlandesa, en particular, empezó a votar mayoritariamente al partido demócrata como reacción a las políticas del partido republicano. Este periodo también marcó el comienzo de la dinastía Kennedy, que se convirtió en una de las familias políticas irlandesas-estadounidenses más prominentes. La dinastía Kennedy es una de las familias políticas más destacadas de la historia de Estados Unidos, conocida por su influencia en la política estadounidense durante más de un siglo. De la familia Kennedy han salido varias figuras políticas destacadas, como el Presidente John F. Kennedy, que fue el 35º Presidente de Estados Unidos y fue asesinado en 1963, Robert F. Kennedy, que fue Fiscal General y fue asesinado en 1968 mientras se presentaba a las elecciones presidenciales, y Ted Kennedy, que fue senador por Massachusetts durante mucho tiempo. Los Kennedy son conocidos por sus ideas políticas liberales y progresistas, y muchas de sus campañas políticas se centraron en temas como los derechos civiles, la pobreza y la justicia social. Tienen un importante legado en la política estadounidense y siguen influyendo en la escena política actual.[51][52]

Los afroamericanos libres también fueron víctimas importantes a mediados del siglo XIX, ya que a menudo se les culpaba de saturar el mercado laboral y hacer bajar los salarios. También fueron blanco de disturbios urbanos y se enfrentaron a la segregación y el racismo generalizados, incluso en el Norte. Se trataba de una paradoja, ya que mientras un número cada vez mayor de estados ampliaba el sufragio para incluir a más hombres blancos, también excluían a los afroamericanos del voto por motivos de raza. Este periodo estuvo marcado por un alto nivel de discriminación y desigualdad racial, y harían falta muchos años más de lucha y Movimiento por los Derechos Civiles para que los afroamericanos pudieran participar plenamente en la vida política y social del país.

En 1850, sólo unos pocos estados del norte, como Massachusetts, Vermont y Maine, concedían la igualdad a los afroamericanos. Incluso en estos estados, los negros seguían enfrentándose a diversas formas de discriminación. Por ejemplo, en Massachusetts podían testificar ante los tribunales, mientras que en California no se les permitía testificar contra los blancos. En todos los estados del Norte, los afroamericanos estaban segregados o excluidos de ciertos lugares públicos y de la mayoría de los empleos cualificados e industriales y de las asociaciones laborales. Esto demuestra que incluso en los estados del Norte que se consideraban más progresistas, los afroamericanos seguían enfrentándose a importantes barreras a la igualdad y los derechos.

Los afroamericanos se veían obligados a vivir en guetos y, al igual que los irlandeses, a crear sus propias instituciones y aceptar trabajos peor pagados. A pesar de la discriminación y los retos a los que se enfrentaban, el número de negros en los estados del Norte aumentó significativamente, sobre todo en ciudades como Filadelfia, Nueva York y Cincinnati, donde representaban alrededor del 2% de la población total. A pesar de las difíciles condiciones, muchos afroamericanos consideraban que el Norte ofrecía mejores oportunidades y mayores libertades que el Sur, y siguieron emigrando allí en busca de una vida mejor.

El Sur: la esclavitud de los negros y el privilegio de los blancos

Entre 1800 y 1860, el sur de Estados Unidos experimentó un importante crecimiento económico gracias a la expansión del cultivo del algodón y el comercio de esclavos. El algodón era uno de los principales cultivos del sur y se exportaba ampliamente a Europa y otras partes del mundo. Este crecimiento se vio impulsado en gran medida por el trabajo forzado de los negros esclavizados, que eran tratados como propiedad y a los que se negaban los derechos humanos básicos. Este sistema de esclavitud y privilegio blanco tuvo un impacto duradero en la región y en la nación en su conjunto, y sus efectos aún se sienten hoy en día en forma de desigualdad racial y discriminación. Aunque algunos blancos, sobre todo los dueños de las plantaciones, se beneficiaron enormemente de este sistema, éste se construyó sobre la opresión y la deshumanización de los negros esclavizados.

Cotton King

Fotografía panorámica de una plantación de algodón de 1907, titulada "King Cotton".

Durante el siglo XIX, la industria textil de Inglaterra y el norte de Estados Unidos estaba en auge y la demanda de algodón era elevada. Esto supuso un importante crecimiento económico para los propietarios de las plantaciones del sur, que pudieron sacar provecho de la gran demanda de algodón aumentando la producción. Estos propietarios de plantaciones, a los que a menudo se denominaba "reyes del algodón", se hicieron extremadamente ricos y poderosos gracias a su control de la industria algodonera. Pudieron ejercer una influencia significativa sobre la economía y la política del sur de Estados Unidos. Sin embargo, hay que señalar que esta riqueza y poder se produjeron a expensas de los negros esclavizados que se vieron obligados a trabajar en las plantaciones de algodón.

La invención de la desmotadora de algodón a finales del siglo XVIII aumentó enormemente la eficiencia de la producción algodonera y permitió procesar cantidades mucho mayores de algodón. Esto condujo a una expansión de las tierras productoras de algodón y a un aumento del número de negros esclavizados obligados a trabajar en las plantaciones de algodón. La desmotadora de algodón, inventada por Eli Whitney, era un dispositivo mecánico que separaba las fibras de algodón de las semillas. Esto hizo mucho más fácil y rápido procesar el algodón, lo que provocó un aumento de la producción de algodón y el correspondiente aumento de la demanda de mano de obra esclava. La expansión de las tierras algodoneras y la mayor eficiencia de la producción de algodón contribuyeron al crecimiento del "Reino del Algodón" y a la riqueza de los propietarios de plantaciones sureñas, pero también supuso el trabajo forzado, la opresión y la deshumanización de los negros esclavizados.

Una sembradora de algodón (1869).

El crecimiento de la industria algodonera en el sur de Estados Unidos durante el siglo XIX fue significativo, como demuestra el aumento de las exportaciones de algodón como porcentaje del total de las exportaciones estadounidenses. En 1800, el algodón sólo representaba el 7% de las exportaciones estadounidenses, pero en 1820 había aumentado al 32% y en 1850 había alcanzado el 58%. Este crecimiento de la industria algodonera tuvo un impacto significativo en la economía y la política de los estados del sur y de la nación en su conjunto. El comercio de esclavos fue vital para este crecimiento, ya que el número de esclavos se multiplicó de 460.000 en 1770 en las trece colonias a 1,5 millones en 1820 y más de 4 millones en 1860. Aunque la importación de esclavos fue ilegal en Estados Unidos tras la prohibición de 1808, el comercio interno de esclavos continuó y la población de personas esclavizadas siguió creciendo por aumento natural. Esto demuestra el enorme peso que tenían los estados del sur en la política y la economía nacionales, pero también el problema moral y ético de la esclavitud, que era una mancha en la historia del país.

La principal explicación del crecimiento del número de personas esclavizadas en el sur de Estados Unidos durante el siglo XIX fue el aumento natural. Con la mejora de las condiciones de vida, los esclavizados pudieron tener familias y criar hijos, lo que provocó un aumento de la población esclavizada. En vísperas de la Guerra de Secesión, la población de esclavos había crecido hasta la asombrosa cifra de 4 millones. De ellos, 2 millones fueron obligados a trabajar en las plantaciones de algodón, proporcionando la mano de obra que impulsó la floreciente industria del algodón y la riqueza de los propietarios de las plantaciones del sur. El hecho de que tantas personas fueran esclavizadas y obligadas a trabajar contra su voluntad en condiciones inhumanas, fue un problema moral y ético que estuvo en el origen de la Guerra Civil.

Durante el siglo XIX, el sur de Estados Unidos se caracterizaba por la coexistencia de modos de producción arcaicos y modernos. Por un lado, las personas esclavizadas se veían obligadas a vivir en condiciones muy básicas y rudimentarias, a menudo carentes de alimentos, ropa y atención médica adecuados. Se les trataba como propiedad y se les negaban los derechos humanos básicos, se les sometía a castigos brutales y se les obligaba a trabajar largas jornadas en el campo. Por otro lado, el comercio de esclavos y la industria algodonera estaban muy organizados y eran muy eficientes, con un sistema bien establecido de mercaderes de esclavos que compraban y vendían personas esclavizadas para satisfacer la demanda de mano de obra en las plantaciones de algodón. El comercio de esclavos era un gran negocio y mucha gente se beneficiaba de él, incluidos los mercaderes de esclavos, los propietarios de plantaciones e incluso algunos hombres de negocios del norte que invertían en la industria del algodón. Esta coexistencia de modos de producción arcaicos y modernos fue una característica definitoria del sur de Estados Unidos durante este periodo y pone de relieve el problema moral y ético de la esclavitud y la deshumanización de las personas esclavizadas.

En aquella época, el sur de Estados Unidos era una sociedad dicotómica, caracterizada por una marcada división entre los blancos libres y los negros esclavizados. La inmensa mayoría de los negros del Sur eran esclavos, y la población de afroamericanos libres era pequeña, representando como mucho el 17% en Delaware, y menos del 1% en otros estados. Esta dicotomía se reflejaba en los diferentes papeles que los negros y los blancos desempeñaban en la sociedad. Los esclavos se veían obligados a realizar el trabajo pesado en las plantaciones de algodón, azúcar, arroz y añil, así como en el trabajo doméstico, la minería, el transporte, la construcción, la industria y la madera. Mientras tanto, los blancos, en particular los dueños de las plantaciones, ostentaban el poder y el privilegio, cosechando los beneficios del trabajo de los esclavizados. Este sistema de esclavitud y privilegio blanco tuvo un impacto duradero en la región y en la nación en su conjunto, y sus efectos aún se dejan sentir hoy en día en forma de desigualdad racial y discriminación.

La brecha entre blancos ricos y pobres

Durante el periodo comprendido entre 1820 y 1850, la brecha entre blancos ricos y pobres en el Sur aumentó, a pesar de que la sociedad de la región no cambió mucho en comparación con la del Norte. La economía sureña dependía en gran medida de la esclavitud y la agricultura, lo que llevó a una concentración de la riqueza en un pequeño grupo de propietarios de plantaciones. La gran mayoría de los afroamericanos eran esclavos, y su trabajo era esencial para la economía, ya que proporcionaba la mano de obra cualificada y no cualificada permanente que permitía enriquecerse a los ricos propietarios blancos de las plantaciones. Sin embargo, la mayoría de los blancos del Sur no eran ricos propietarios de plantaciones, sino agricultores o jornaleros pobres que no tenían el mismo acceso a la tierra, los recursos y el poder que la élite adinerada. Esta brecha entre blancos ricos y pobres en el Sur fue un problema importante durante este periodo de tiempo, y fue uno de los factores que contribuyeron a la desigualdad social y económica que finalmente condujo a la Guerra Civil.

Entre los blancos del Sur durante el siglo XIX, sólo un pequeño porcentaje de ellos, alrededor del 1,5%, poseía más de 5 esclavos. Sin embargo, la mayoría de los blancos, alrededor del 64%, no poseían esclavos pero aún así se beneficiaban del sistema de esclavitud. Los blancos pobres, en particular, a menudo se beneficiaban indirectamente de la esclavitud porque el trabajo peor y más duro lo realizaban los negros esclavizados, lo que permitía a los blancos pobres acceder a empleos y oportunidades mejor remunerados. Además, muchos blancos, sobre todo pequeños agricultores y aparceros, podían acceder al trabajo de los esclavizados a través de un sistema de "esclavos prestados". Los propietarios de las plantaciones prestaban esclavos a los pequeños agricultores y aparceros a cambio de una parte de su cosecha o de una pequeña remuneración. Este sistema ayudó a extender los beneficios de la esclavitud más allá de la élite adinerada a un grupo más amplio de blancos del Sur. Sin embargo, el hecho de que tanta gente se beneficiara de la deshumanización, la opresión y el trabajo forzado de los esclavizados, es un problema moral y ético que estuvo en la raíz de la Guerra Civil.

A un nivel más profundo, existía la creencia entre muchos blancos del Sur durante el siglo XIX de que el ideal de libertad y autonomía del campesino independiente estaba encarnado por el Partido Demócrata, que era el partido político dominante en la región en aquella época. Muchos blancos, sobre todo pequeños agricultores y aparceros, se veían a sí mismos como individuos independientes y autosuficientes capaces de ganarse la vida con su propio trabajo duro y determinación. Veían el sistema de esclavitud como un aspecto necesario para mantener este ideal de libertad y autonomía, ya que el trabajo de las personas esclavizadas era necesario para que la economía y la sociedad siguieran funcionando. Esta creencia condujo a un arraigado apoyo a la esclavitud entre muchos blancos del Sur, que consideraban que la libertad de los blancos dependía de la permanencia de la esclavitud. Esta creencia condujo finalmente a la Guerra Civil, ya que el creciente movimiento abolicionista en el Norte y la lucha por la libertad de las personas esclavizadas en el Sur, desafiaron esta creencia y obligaron a la nación a enfrentarse al problema moral y ético de la esclavitud.

Para entender las causas de la Guerra Civil, es importante comprender que la creencia en el ideal de libertad y autonomía del campesino independiente, y la creencia de que la libertad de los blancos dependía de la permanencia de la esclavitud, estaban profundamente arraigadas en la cultura y la sociedad del Sur. Incluso los blancos más pobres del Sur consideraban que vivían en una posición privilegiada en comparación con los negros esclavizados de su entorno. Creían que la continua humillación y opresión a la que estaban sometidos los esclavizados era un reflejo de su propia libertad y autonomía. Esto condujo a un arraigado apoyo a la esclavitud y a una resistencia a cualquier intento de abolirla, incluso entre los blancos pobres. Esta creencia condujo finalmente a la guerra de secesión, ya que el Sur se separó de la Unión para proteger la institución de la esclavitud y mantener el statu quo de una sociedad en la que los blancos eran considerados superiores y privilegiados.[53][54][55]

La creencia en el ideal de libertad y autonomía del campesino independiente, y la creencia de que la libertad de los blancos dependía de la permanencia de la esclavitud, estaban profundamente arraigadas en la cultura y la sociedad del Sur. Esta creencia se vio reforzada por una legislación fundamentalmente racista que negaba a los negros esclavizados y libres derechos y privilegios básicos, y por la constante comparación con las miserables condiciones de los esclavizados. Esto reforzaba la conciencia de formar parte de una aristocracia entre los blancos, incluso los más pobres, debido al privilegio de la piel blanca. La extrema rigidez de la separación entre negros y blancos en el Sur permitió a los blancos más pobres creer en su posición privilegiada, incluso cuando la brecha entre ricos y pobres entre los blancos se ensanchaba. Fue esta creencia la que permitió a los ricos propietarios de plantaciones movilizar a los blancos pobres detrás del Partido Demócrata para defender la esclavitud y el statu quo de una sociedad en la que los blancos eran vistos como superiores y privilegiados, lo que en última instancia condujo a la Guerra Civil.

Anexos

Referencias

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